Sentimientos ocultos

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Tiré la mochila al suelo en cuanto crucé la puerta de casa. Apoyé mi espalda en la puerta y lentamente noté como mi cuerpo iba bajando hasta llegar a una posición fetal. Mi mente era un remolino de felicidad y desgracia, no sabía qué hacer, bueno, como acordé ayer debería llamar a Adam para decirle lo que siento... Alargué el brazo izquierdo hasta la mochila y cogí el móvil. Busqué en la lista de contactos y allí estaba, mis manos temblaban pero le di a llamar. Esperando...

- ¿Si?

La voz al otro lado del móvil me puso más nerviosa de lo que ya estaba. Con voz temblorosa comencé a hablar.

- Adam, soy yo, Alice...

- ¡Oh!, por fin llamas, llevo días sin verte, ¿qué te pa...- le corté antes de que terminara de hablar.

- Emmm... mira, no sé cómo decirte esto pero... lo siento mucho Adam.

- ¿Qué tratas de decir Alice? No te escucho muy bien... ¡oye! ¿Estás llorando? ¿Qué pasa?

Efectivamente una pequeña lágrima se asomaba por mi mejilla, pero no me achanté y por fin lo dije.

- No, no te preocupes, no me pasa nada pero... verás, no me atrevo a decírtelo en persona, soy una cobarde... quiero decirte que esto ya no funciona.

Me costó articular aquellas palabras, llevaba mucho tiempo saliendo con él y esto no estaba resultando fácil.

- ..............- un preocupante silencio invadió la conversación y, lo que segundos me parecieron milenios llegaron a su fin.-... La verdad es que yo tampoco sé qué decirte, Alice... ¿estás segura en lo que estás diciendo? yo te quiero.

''Yo te quiero'' aquellas tres palabras me rajaron en dos. En un momento me sentí el ser humano más egoísta del planeta. ¿Estaba segura? no lo sabía, no sabía nada de lo que estaba pasando. Como un rayo la imagen de Miki sonriendo pasó por mi mente. Por un leve segundo en mis ojos se reflejaba la duda, luego se oscurecieron.

- Sí, estoy segura, lo siento.

Rápidamente colgué, ¿qué acababa de hacer? ¿Acaso había sido capaz de decir tan frías palabras sin titubear? Me sentía fatal, mas mi alma se sintió reconfortante y relajada, como si mil pesos en mi cuerpo se fueran. Necesitaba una ducha, al menos quisiera deshacerme por un tiempo, por muy pequeño que fuera, de todas estas emociones.

Cogí la mochila y subí a mi cuarto, entré al baño y comencé a ducharme. Al salir retiré el vapor del espejo y comencé a secarme el pelo. Cuando terminé salí de allí a mi cuarto y comencé a cambiarme.

Bajé al salón y encendí la tele, no echaban nada bueno por lo que me puse a mirar si habría alguna película interesante. Me quedé mirando una antigua de misterio. No percibí el tiempo que pasó ya que al mirar mi reloj vi que iban a dar las ocho ya. Mi padre estaría por llegar y a mí me apetecía dar un paseo así que salí de casa para tomar un poco de aire fresco.

Iba caminando por un pequeño puente cuando desde allí divisé a Miki sentada en la ribera del río. Mi pulso se aceleró y mis piernas reaccionaron caminando hasta allá. Me senté a su lado.

- ¿Qué hace una loca como tú sentada aquí?- dije con burla.

- Espero a Chase, dijo que tenía que enseñarme algo.- me respondió mirándome.

Chase era el novio de Miki, hacían muy buena pareja y eso por una parte me entristecía, jamás lograría estar con Miki, ella y Chase se querían demasiado.

- ¿Te pasa algo? te noto rara...

La miré sorprendida. No podía seguir así, en este estado, tenía que afrontarlo de alguna manera... tendría que esconder mis sentimientos.

- Ah, no es nada, es solo que todavía no hice la cena y mi padre estará por llegar y claro... no sé por qué narices estoy aquí y no en casa.

Miki rio, según ella era una despreocupada pero que este rasgo me hacía ver más linda. Al recordar aquello sonreí. De pronto alguien tapó los ojos de Miki.

-¿Quién soy?

-¡Chaseeee!.- dijo ésta como si de una canción se tratara.

Me sentí excluida, así que me levanté.

-Os dejo solos tortolitos.- me despedí comenzando a alejarme.

-¡Adiós, Alice!

Me di la vuelta, ya era de noche. Empecé a correr para casa, llevé una de mis manos a mi pecho, mi corazón seguía latiendo deprisa. Lo que acababa de ver por algún motivo me dolió... de verdad, ¿tengo que esconder mis sentimientos?

¿Amigas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora