~Conny~
Raro... muy raro... todo lo que estaba pasando últimamente me olía mal. Entre que Alice no venía al colegio desde hace dos días y que Miki no hablaba con nadie estaban acabando con mi paciencia. Rayos, ¿pero qué había pasado ahora?
Vamos a ver, cuando se fueron de la fiesta de cumpleaños de mi hermana Holly todo andaba bien, o al menos eso parecía... pero tuvo que pasar algo a raíz de ahí para estar en la situación de ahora. Si tan solo la estúpida rubia me habría dejado despedirme en condiciones de mis amigas tal vez habría intuido lo que podría haber sucedido... por la actitud y eso, bueno no, tampoco soy tan inteligente para descifrar el carácter de cada uno así como así... ni siquiera conozco el mío propio...
Dejé de rascarme la barbilla y suspiré.
''Estas cosas acaban con una...''
De repente, una sensación incómoda se prendió en mí, ya sabes, esa actitud que se te queda en el cuerpo cuando te observan. Alcé mi vista para arriba, en efecto, el profesor era el que me observaba, percatado de mi poca actitud atenta en clase.
-...¿Sí?.- contesté firme, estaba nerviosa, pero mi cuerpo nunca se demostraba como tal. Siempre fui así, ¿acaso había nacido con el botón de emociones corporales apagado? Aunque me muriese por dentro, en el exterior sería ese bloque de hielo al que todo el mundo tachaba de antisocial y misteriosa. Como odio que la gente haga eso.
El profesor se aclaró la garganta y con su voz grave pronunció:
-¿Podría la señorita, repetir lo que acabamos de explicar? Ya que veo que igual no lo ha escuchado bien, así que por favor, muéstrenos que no es el caso y que atendió a la lección.- tan orgulloso como siempre, este profesor no cambiaba. Sí, tenía mucha fama de fanfarrón y ni siquiera explicaba bien, además, su actitud en clase no mejoraba. Era esa clase de profesor que nunca te caía bien, y tenías motivos para ello. Tal vez de tanta grasa que tenía en la barriga se le subió a la cabeza y se quedó así.
Me levanté del asiento y comenté todo lo que sabía. Doy gracias a que nací con facilidad al estudio. El profesor se retiró y volví a sentarme, la clase continuó y seguí pensando.
Al final, una idea, fugaz y pequeña que había estado escondida en lo más recóndito de mi mente a la espera de que yo me la pudiera creer me martilleó en la cabeza como una bala, al ser la última que no se me había ocurrido analizar.
''Entonces... puede... que Alice haya dicho... ¿todo?''
Un momento, ¿desde cuándo me preocupo yo así por la gente? ¿y a mí qué me interesan los estados de los demás? Quizá, esto es a lo que llaman preocuparse por tus seres queridos...
''Queridos...'' Mi corazón entraba en calor con esta palabra. Entonces en mi mente la imagen de dicha persona apareció, sonreí, pero borré mi sonrisa en cuanto me percaté de ello.
''Conny, debes olvidarte de todo, no lo hagas, seguirás sufriendo cada vez más si haces esto... Por lo que más quieras, borra tus sentimientos, además, dejarás de mentir''
Lo sé. Sé que no debo hacer esto y entrometerme. Pero no puedo, por primera vez mi corazón piensa más fuerte que mi cerebro, llevándome a esta situación. Si jamás hubiese visto aquella escena aquél día... no me habría enamorado y no estaría así. Comencé a susurrar maldiciones en mí que pronto se pasaron a murmullos bajitos en mi asiento. Mi compañera de al lado me miraba asustada.
-Cupido... ojalá te metan esas flechas por el c-
El timbre me interrumpió como una segunda bala. Lo confirmaría, sería lo mejor, era última hora y Miki no estaba en ningún club, yo sí, pero sería una charla rápida, de una pregunta, o eso espero.