Lágrimas y enfados

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Terminamos el chocolate caliente y seguimos hablando, pero mi mente ya estaba lo más alejada de aquellas conversaciones con Conny. ¿Qué quieres Miki?, ¿qué te ha ocurrido?, ¿estás llorando ahora?

Aquella última pregunta me hacía estremecerme.

Conny se marchó, me asomé por la ventana y esperé a que su silueta se perdiera entre las casas, después de eso salí corriendo a casa de Miki. Seguía lloviendo.

La puerta de la casa estaba abierta, aquello me extraño. Mi amiga no era de las que se despistaban por lo que supuse que tenía que haberle pasado algo muy fuerte como para abrir corriendo la puerta de su casa. Mi agitación y preocupación se elevaba por momentos lo que me hizo apresurarme en subir a su habitación.

Cuando llegué la imagen que vi me devastó. Estaba sentada en su cama, con el uniforme y el pelo empapados por la lluvia, pero eso era lo de menos, eso no era lo que me había impactado.

Me vino a la mente la imagen de yo en mi cuarto horas antes cuando había salido corriendo de Conny, pero la diferencia es que no había llorado... y Miki sí lo estaba haciendo.

Empecé a acercarme, en cualquier momento pensaba que mis piernas fallarían y caería.

-¿Qué ha pasado?- mi voz era apenas un murmuro.

-H-he cortado con Chase.- había tardado en contestar, mas no le estaba siendo fácil hacerlo.- Salía con otra chica... a la vez.

Sin siquiera terminar la frase yo ya me había abalanzado hacia ella en un abrazo. Lo sabía. Lo sabía perfectamente. Esa foto era demasiado sospechosa. Lamenté no haber abierto antes el Facebook, lo lamenté con toda mi alma.

- Miki...

Se aferró a mi espalda y comenzó a sollozar todavía más fuerte.

-... ¡Y pensar que le quería!... soy una idiota, toda una idiota.

Dolía, aquello dolía. Tú no eres la idiota, soy yo. Una idiota que por un momento deseó que esto sucediera y que ahora se ponía también a llorar... por desear aquello.

''No merezco a Miki''

- Tú no eres idiota, nunca lo fuiste. Lo fue él por no saber apreciar lo que tenía.

Y noté como se intensificaba su fuerza al abrazarme, y mis latidos también, entremezclando su sonido con el de la lluvia. ¿Por qué no puedo hacerte llegar este sentimiento? ¿Por qué no me notas? ¿Por qué no te das cuenta que a cada palabra tuya te amo más? ¿Por qué duele tanto todo?

Aquella noche, pese a saber que machacaría a mi corazón, me quedé a consolar a Miki. 

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Me escapé de casa para ir un rato al parque a despejarme. Hacía ya dos días desde lo de Miki y Chase, y esta lloraba cada vez que recordaba algo de él.

Verla llorar hacía que pensase que jamás podría igualar el amor que sufría por Chase.

 '' ¿Tanto le querías? ''

Mierda... había venido expresamente a quitarme todo de la cabeza y volvía a pensar en ello. Suspiré resignada y fui a comprarme un café a una cafetería cerca del parque. Se me había antojado con el frío que hacía en la calle.

Así pues pagué y fui de vuelta al parque a sentarme en un banco, pero me paré en la fuente de deseos. ¿Deseos? Tenía muchos la verdad.

''Que Miki se recupere''

Y con aquel pensamiento tiré una moneda.

Iba a sentarme, mas mi cuerpo se quedó bloqueado al ver la escena de Chase con la chica de la foto cogidos de la mano y riendo en un pequeño banco. ¿A caso ignora lo mal que lo está pasando ahora Miki?

El odio prendió en mí en seguida y el bloqueo se esfumó por arte de magia. Me acerqué y le tiré encima a Chase todo el café caliente. Gritaba por el calor mientras su novia me miraba estupefacta. Sonreí y con el tono más dulce que pude hablé:

-Hace mucho frío en esta temporada, sería una pena que tu novio se enfriase, ¿no? Ya sabes lo que dicen: mejor prevenir que curar.

Y me marché.

¿Amigas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora