Una confesión de color blanco

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Todo había cambiado entre nosotras, y eso se notaba. Miki ya no estaba como antes, se deprimía constantemente. En estos casos la animaba y volvía a sonreír, pero hasta yo sabía que aquella sonrisa que me daba era completamente forzada para no preocuparme más. Ella ya no reía como antes, no se enfadaba por mis bromas, era como si su dulzura hubiera desaparecido y en vez de ello un vacío la hubiese sustituido. Miki estaba totalmente abatida y yo no podía hacer nada al respecto.

Lo único que no había cambiado era mi amistad con Conny. En los momentos más duros con Miki ella me daba consejos y apoyo, que usualmente eran nulos ya que Conny no tenía experiencia en estas cosas, pero cada vez que le recordaba esto lo negaba, diciéndome que su hermana mayor pasó por algo parecido y que sabía cómo tratar con esto. Claramente era una mentira, Conny tenía un hermano gemelo y  una hermana, según ella era la mayor entre ellos. Aquello me sacaba una sonrisa, preocuparse por mí y por Miki era muy considerado por su parte, con esas mentirijillas que soltaba se me hacía muy ameno y divertido el tiempo junto a ella.

Pero la preocupación seguía ahí.

Ocurrió todo un sábado, Conny nos invitó a Miki y a mí a la fiesta de cumpleaños de su hermana, Holly.

La fiesta se celebraba en casa de Conny, la cual era una bastante grande y acomodada. Miki y yo llegamos allí, Conny nos recibió y fuimos directas al jardín, lugar donde todos los amigos y amigas de Holly correteaban alrededor de una mesa repleta de aperitivos y bebidas.

Después de la merienda, Miki se fue a jugar con los niños y Conny y yo nos quedamos sentadas. Miki se veía más feliz, tal vez por un momento hubiera olvidado a Chase. Reí sin ni siquiera darme cuenta.

-Si sigues mirándola así se te caerán los ojos.

Me avergoncé completamente y aparté la vista rápidamente ante el comentario bromista de Conny. Esta suspiró.

-Mmm, pero es verdad, tu amiga está muy guapa... quizá la bese como a ti.- Su cara me miraba burlonamente y su voz cantarina me sacaron de mi sonrojo.

-Como se te ocurra hacer eso, no dudaré en coserte una mano a la boca.- Le dirigí una mirada asesina que, tras varios minutos de sostenerla con ella, hizo que soltáramos unas pequeñas carcajadas.

En ese momento recordé algo y giré mi cabeza hacia todos los lados del jardín, pero no encontré lo que buscaba, entonces le hablé a Conny.

-Oye, hace tiempo me contaste que tenías un hermano gemelo, ¿no está?

La chica parecía sorprendida ante la pregunta, pero fingiendo que no lo estaba, me contestó.

-Ah, bueno, es que no vive aquí.

-¿Vive solo a tan temprana edad? Wow.- Mis ojos estaban como platos, jamás me había imaginado a alguien con tal espíritu de independencia. Mi amiga volvió a reír.

-Nooo, ¡qué va! Vive en el extranjero, con mi madre. Verás, mis padres hace poco que se separaron, así que mi madre se quedó con la custodia de mi hermano y mi padre con la de Holly y mía. Mi madre es japonesa, así que se fue a vivir a Japón. Es por eso que mi hermano no está aquí.

De repente me sentí muy incómoda al haber formulado la pregunta.

-Ya veo... siento mucho si mi pregunta te ha molestado.

-Para nada, no es algo que me moleste especialmente, después de todo, sigo manteniendo contacto con mi hermano.

Después de aquello seguimos hablando, Miki también se unió a nuestra conversación. En aquel instante me sentí realmente feliz, ya que Miki por un momento volvía a ser la misma de siempre.

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