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⑤

AZKABAN

SIRIUS BLACK

«No necesitan muros y agua para mantener a los prisioneros adentro, no cuando están atrapados dentro de sus propias mentes, incapaces de tener un único pensamiento feliz. La mayoría se vuelve loco en semanas.»

En una de las celdas de la fortaleza se encontraba un hombre echo un ovillo, tenia la barba y cabello largo, ropa andrajosa y piel muy pálida, mas que a un hombre, se parecía a un saco de huesos. Estaba durmiendo, soñando con su tiempo de adolescente, cuando era feliz. De pronto una una voz lo altero.

        —Despierta Black, alguien te envía un mensaje, un tal Cornamenta. 

Los ojos de Sirius se abrieron tan grandes como una lechuza.

—'Cornamenta' —Susurro mientras se levantaba. Se acerco al pequeño hueco por el que ingresaba la comida y  recibió un sobre del guardia. El mismo se marcho sin decir mas nada. Cuando lo abrió estaba en blanco, NADA, NO HABIA NADA. Pero luego recordó y pronuncio:

«Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.»

Y las palabras comenzaron a aparecer:

Querido Padrino:

Soy yo, Harrison Potter, tu ahijado. Puede que esto te tome por sorpresa pero se de tu inocencia, se que eres un animago Canuto, al igual que mi padre, y se que Moony es un hombre lobo, como también se que Pettigrew es la asquerosa rata que es, y que esta mas que vivo.

Actualmente tengo siete años y si te preguntas como es que un niño sabe todas estas cosas o como hice para que esta carta te llegara, es una explicación demasiado larga que guardare para cuando salgas. SI, cuando salgas dije, habrá un juicio y serás liberado, confía en mi así como confiaste en James cuando huiste de casa, lo sabes, soy un Potter. 

¿Lo sabias?  Después de todo también soy tu heredero, Lord Black. 

Estas son las ironías de la vida. —Pensó el prisionero.

Padrino, te necesito fuera de azkaban, vivir con los Dursley ha sido un infierno hasta que decidí amenazarlos con mi magia, y todo cambio para mejor. Te extraño.

PD: Espero que no tengas una fe ciega en Dumbledore, es mi enemigo numero uno. Voldemort puede seguir haciendo fila.

Harrison Potter.

Una vez que termino de leer la carta, la apoyo contra su pecho y lloro tanto como la primera noche que paso en su celda. Su cachorro, mas que un cachorro parecía un adulto. ¿Qué tanto había pasado allá fuera? ¿Cómo es que un niño sabe todo lo que paso, pero la supuesta ley no? ¿Lord Black? Eso tenia que ser una broma, eso si que era la ironía en todo su esplendor. 

Por toda la prisión repentinamente se escuchaban las carcajadas del Black, incluso Bellatrix que descansaba contra la pared se sobre salto, esa risa, sonaba como una autentica risa de locura Black. No pudo evitar preguntarse cual era la causa para que su querido primo diera tal concierto. Las cosas parecen tomar un camino interesante, murmuro para si misma. En todo el tiempo que habían estado en la prisión nunca lo había escuchado reír ni gritar... tampoco parecía una risa de angustia...

Dumbledore es mi enemigo numero uno. Sirius se quedo pensando en esa oración y llego a una conclusión. No tienes de que preocuparte cachorro, el vejete tiene mas de un enemigo jurado. El maldito bastardo lo dejo pudrirse sabiendo que era inocente, si esto era real, si podía salir de ese infierno, tomaría el manto Black, abrazaría la herencia con la que nació y traería el honor nuevamente a su hogar, aunque fuese lo ultimo que hiciera, se vengaría del bastardo y protegería a su ahijado, incluso si tuviera que ser un verdadero lacayo de Voldemort.

        —Lo siento Cornamenta, pero tu me diste esta responsabilidad y yo la voy a cumplir a cualquier precio, susurro con pesar.

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