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DRAGÓN

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DRAGÓN

(Debo aclara que en este momento Harry y Draco ya han estado comunicándose por un tiempo)

En una lujosa habitación, recostado en una cama de dos plazas cubierta de un hermoso dosel verde oscuro se encontraba Draco Malfoy pensando en su muy corta vida y en el giro inesperado que había dado. Este giro tenia nombre y apellido, Harrison Potter.

Como primogénito Malfoy, era criado para nada mas que la perfección, con los perfectos valores sangre pura, con la perfecta educación y con los mejores modales, pero... ¿Qué podía hacer cuando la perfección se le presentaba frente a el en carne y hueso? 

Había escuchado historias sobre el, como venció al que no debe ser nombrado, como sobrevivió a la maldición asesina, pero eso no significaba nada, el quería conocerlo, pero se rumoreaba que vivía en el mundo muggle y no se haría presente hasta su primer año de Hogward. 

Estaba con sus padres en el callejón Diagon cuando noto que había roto la túnica nueva que su padre le compro, sintió que era su fin y entro en pánico, sin darse cuenta ya había corrido lejos para esconderse. Lo que no se esperaba era chocar con el mismísimo Harry Potter, el niño sin conocerlo le compro una nueva túnica idéntica a la que usaba y cuando se presento, su corazón se detuvo. NO LO PODIA CREER, como si se tratara de una obra del destino, su deseo se cumplió. Y quizás si era obra del Destino, ella tanto como tiempo y muerte deseaban que las cosas tomaran el curso que siempre debieron tener, por su parte, Lady magia no se oponía, Draco Malfoy aprendería de Harrison Potter y viceversa.  Se pregunto si debería darle su bendición al Dragon ¿o debía dejar que Destino siguiera cuidando de el?

Se decidió por una bendición, no quería que el pobre sufriera más tarde...

Tenía que reconocerlo, tenia una pequeña obsesión con el niño que vivió, todo de el le gustaba, sus ojos verdes brillantes, sus rasgos tan perfectos característicos de un Black, su sonrisa que inspiraba confianza, ¿su aura oscura? ¡¡¡el niño de la luz tenia un núcleo oscuro!!! ese seria otro secreto que guardaría por el.  Draco Malfoy se sintió dispuesto a seguirlo en lo que sea que el otro le pidiera. Así se sintió a primera vista. Y estaba seguro que pronto otros niños mágicos cuando lo conocieran se sentirían de igual forma. Cuestión que le agradaba y desagradaba por igual.

De cualquier forma, era feliz. Mientras acariciaba a Aisha, su lechuza trajo una carta de Harrison. 

Querido Dragon:

¿Es demasiado pedirte que no escuches siempre a tu padre?  Los adultos no siempre tiene la razón, confía en mi, los elfos domésticos te serán 100% leales si los tratas bien, ¿sabias que los elfos y duendes tienen incluso mas poder que los magos? Si lo desearan podrían ir en nuestra contra y salir victoriosos, pero los elfos solo desean servir a buen 'amo' y los duendes con el respeto debido también son felices. Hazme caso Dragon y trata mejor a las distintas criaturas, veras que será para mejor, y también me hará muy feliz.

Esa ultima frase era el empujoncito que necesitaba Draco para dejar de obedecer a su padre en todo, el haría feliz a Harrison Potter, el confiaba en el otro niño. 

PD: No te olvides de deshacerte de esta carta.

Con cariño Harry.

Luego de romper la carta y casi convertirla en polvo tomo un pergamino, tinta y pluma para enviarle una respuesta.

Querido Harry:

Debes alegrarte porque decidí seguir tus palabras y no escuchar las tontearías que suele decir mi padre todo el tiempo sobre la sangre pura y bla bla bla. A partir de hoy tratare mejor a mi elfo personal Dobby y a las demás criaturas, solo le pido a Merlín que mi padre no lo note. 

¿Cómo esta Bloomer? ¿Encontraste libros sobre parsel magic? En mi biblioteca tengo algunos, estoy seguro que mi padre no lo notara si los tomo ¿Los quieres? 

Quiero verte, ¿Realmente no hay forma de reunirnos?

PD: confió en ti.

Con cariño Draco.

Con eso dicho, Draco puso el pergamino en un sobre y se lo dio a su lechuza para que lo llevara a la casa Black.

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En el otro lado de la moneda, un Harrison Potter estaba sumamente extasiado, amaba esa sensación, el tener a Draco Malfoy tan obediente y dispuesto a sus palabras, lo hacia sentir particularmente excitado, la forma en la que su pequeño dragón le ofreció robar los libros de su propia biblioteca, la forma en que insistía en verlo, la forma en que confiaba en el. Era simplemente increíble. 

Lucius Malfoy jamás podría imaginarlo, pero el, Harrison Potter se iba a encargar de que su Dragon creciera derecho.

En su mente adulta no podía esperar a que su dragón creciera y saber hasta donde llegaría por el, no es que quisiera dañarlo, era lo contrario, ¿Cómo podría herirlo? Era algo que no podía explicar, ni el terminaba de descubrirse. Solo estaba siguiendo sus instintos mas bajos, y no iba a sentir culpa, se negaba a sentirse culpable.

Esta nueva faceta de el le tenia en parte perturbado y en parte encantado. Se sentía libre y pleno, anhelaba tener a mas personas como Draco Malfoy, quería tener tantos como fueran posibles. Ya se había decido, mini-Malfoy era suyo. 

Bueno, ahora podía entender un poco a Tom Riddle, a Voldemort, y su colección de seguidores, su afán por marcarlos. Eran suyos para mandar, para castigar o para recompensar.

Merlín, definitivamente ya no se reconocía.

Luego, recordó que ambos eran parte criatura, ambos tenían destinados y llegado el momento se separarían. Prefirió no pensar en ello y disfrutar todo lo que pudiera. Vivir el momento.

Con decisión, tomo un trozo de pergamino y le mando un pequeño mensaje:

Dragon ven el próximo sábado a las 15:00hs por floo al número 12 de Grimmauld Place. No te olvides de crear una buena coartada, QUE NADIE TE VEA y trae los libros que mencionaste.

Harry.





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