Eda y sus compañeras habían terminado sus labores en las casas de la zona que les habían asignado así que decidieron bajar a caminar un poco entre los humanos, eso si, vigilando bien que nadie las viera tomar figura humana. Una vez hecho caminaron en dirección a lo que parecía ser un parque, estaba lleno de humanos pero como eran muy cuidadosas nadie las notaría.
Se sentaron en el pasto a compartir comida que les gustaba probar cada vez que iban a la tierra de los humanos, pero su favorita definitivamente eran las papas fritas, moría cada vez que las probaba, desde que las había descubierto no se cansaba de comerlas siempre que pudiera.
En ese mismo lugar jugó con muchos perritos, con niños e incluso le sonrió a un joven cuando se dió cuenta que llevaba tiempo mirándola.
Luego curó a una niñita con su magia y le obsequió una flor para después acudir a dónde Melo cuando esta la llamó. Se preocupó de que alguien la hubiera visto curando a la pequeña pero como no vió nada raro cuando se levantó del piso sólo se fué.
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Serkan se encaminó hacía la joven dispuesto a hablarle, la hada se se encontraba caminando dándole la espalda, pero se detuvo en seco cuando la vió tomar del brazo a un chico para caminar juntos hacia una mesa del parque.
Pensó que era su novio por lo que desistió de su idea de tratar de hablar con ella, no quería causar problemas, las hadas a veces se molestaban fácilmente. Pero no pudo evitar sentir emoción pues si conocía a la regordeta que la llamó y al chico que tomó del brazo significaba que había más hadas en ese lugar.
Se dió media vuelta y empezó a caminar por el parque sumido en sus pensamientos, podía sentir miradas sobre él pero pasaba de ellas.
Tan distraído estaba que no notó lo que estaba pasando a su alrededor, un grito lo hizo reaccionar para terminar siendo tirado al concreto por un Rottweiler enorme, notó que la hada que hacía 30 minutos había visto estaba corriendo tras ese perro.
– ¡Lütfen detente! – gritó la chica – ¡No corras más!
Serkan no supo cómo rayos consiguió levantarse luego del golpe en el piso pero corrió lo más rápido que pudo con la hada detrás de él para alcanzar al perro.
Logró sostener la correa y con esto frenó al perro que estaba muy agitado, luego comenzó a caminar en dirección a la hada que estaba a nada de alcanzarlos pero visiblemente cansada por la carrera.
Serkan le tendió la mano para que tomara la correa del perro – Aquí tiene señorita – Esperó a que la chica tomara aire con sus manos apoyadas en las rodillas
– Muchas gracias – le respondió con una sonrisa forzada por el cansancio – creí que nunca lo iba a alcanzar, realmente te lo agradezco... – alargó la frase esperando a que el hombre le dijera su nombre
– Serkan, mi nombre es Serkan Bolat– le extendió la mano que la hada aceptó gustosa.
– Un placer Serkan – le respondió aún con las manos tomadas y una sonrisa un poco más animada que la anterior – Soy Eda, Eda Yıldız
¿Podría morir en ese momento? Es que su mano era tan malditamente suave, delicada, con dedos muy finos y llena de anillos y pulseras, el mundo se detuvo un momento sólo para prolongar ese encuentro, un encuentro entre un simple humano y una hada, estaba seguro de que Eda le estaba leyendo la mirada por todo el tiempo que pasaron sin desviarlas.
El ladrido del gran perro los sacó de la burbuja que no sabían que habían creado.
– ¿Y a ti qué te pasa bonito? – dijo la hada mientras miraba al perro con una sonrisa de enamorada – Planeabas volverme loca değil mi? Imposible cariño ¿Qué le diría a tu mamá si no llegara a alcanzarte eh? No vuelvas a escapar así bebé – se arrodilló frente al para acariciarlo tras las orejas y después besar su cabeza – Of, es hora de irnos guapo
