Serkan
Eran las ocho y media de la noche y daba vueltas por la ciudad buscando algún viaje, teniendo en cuenta que el día no había sido bueno para mí y que mi turno terminaba a las doce de la madrugada, había llevado por lo menos a 5 personas desde que mi turno comenzó a las tres de la tarde, con la lluvia que parecía incesable esta noche dudaba encontrar algo, doy una vuelta por los suburbios, nada, por el boulevard, nada, por el centro de la ciudad, nada. No tenía sentido seguir gastando gasolina en vano, tenía que volver a la central ya, o eso creía.
Eda
Hoy había salido más tarde que de costumbre del orfanato en el que era voluntaria, Nergis no me había dejado salir de ahí hasta que le contara una historia para dormir, decidí quedarme un poco más y esperar a ver si la lluvia se calmaba un poco. No tenía caso quedarme ahí, Nergis y las demás niñas ya estaban probablemente en el quinto sueño y tenía que llegar a casa lo antes posible, me despedí de Melo, una chica que además de ser voluntaria a tiempo completo en el orfanato también era mi mejor amiga, la lluvia parecía empeorar con cada segundo que pasaba y comencé a caminar por la calle buscando algún lugar que me protegiera para no empaparme.
Serkan
Eran ya pasadas las 10 de la noche, las calles estaban vacías, los negocios cerrados, no había ni un alma, pero no creía estar viendo mal, a lo lejos percibí una silueta femenina, EN MEDIO DE LA LLUVIA.
¿Qué hacía una mujer en la calle a estas horas de la noche? No es que fuera un entrometido pero las calles no eran muy seguras para ninguna persona siendo tan tarde. Orillé el coche lo más cerca de la banqueta que pude esperando a que la mujer pudiera verme.
Parecía estar muy ocupada buscando algún lugar para no mojarse así que toqué la bocina del coche pero me arrepentí en el instante en el que la escuché soltar un grito y después la ví caer al piso.Eda
Mi plan estaba marchando bien, si llegaba a la calle del frente podría quedarme a esperar a que la lluvia se detuviera y luego ir a casa, cualquier persona normal habría tomado un taxi o llamado a un Uber, pero acababa de independizarme y no podía darme esos lujos, de no ser por el claxon de ese coche no me habría mojado. Me costaría una eternidad quitar la mancha que quedaría en mi vestido amarillo.
- ¡Hanımefendi! - un hombre bajó del coche y quise levantarme y correr pero el piso estaba muy resbaloso y mi pierna me dolía, el gemido de dolor que solté lo hizo correr hacía mí – ¿Está bien?
- No se acerque - el hombre paró en seco sin importarle que el cielo le estuviera cayendo encima y me miró preocupado.
- Lo siento señorita, no era mi intención asustarla - se tocó la nuca visiblemente incómodo y se acuclilló frente a mí que aún estaba tirada en el piso - pero la he visto sola, bajo la lluvia a esta hora y no pude evitar preocuparme ¿Está bien?
- Evet estoy bien pero - hice un gesto con mi cabeza hacia mis piernas llamando su atención - creo que me he lastimadoSu mirada se suavizó y tocó mi rodilla pidiéndome permiso primero.
- ¿Duele?
- NoLuego tocó mi espinilla.
- ¿Duele?
Negué empezando a temblar por la sensación de la ropa empapada y el piso frío en mi cadera, cuando tocó mi tobillo solté un quejido agudo y apreté los ojos apartando las lágrimas.
- ¿A dónde va señorita?
- A la calle Işık
- ¿La calle Işık?
- EvetSerkan
Ayudé a la señorita a ponerse de pie y le propuse ir al hospital para revisar su pierna y después ayudarla a ir a su casa, parecía una chica terca pero terminó asintiendo, a fin de cuentas era por su bien.
