La búsqueda (1/2)

1.9K 101 11
                                    

Pov Serkan:

- ¿Conoces ese lugar? -pregunté observando uno de los muchos cuadros que colgaban del muro de la habitación.

- No es importante.

- Pero...

- Shhh... -me silenció con un dedo en mis labios que poco a poco fue descendiendo por mi pecho y más abajo- He esperado mucho por esto.

Su otra mano se deslizó hacia mi nuca seguida de la que había estado jugando en mi torso, las mías fueron a su cintura, sosteniéndola como si tuviera miedo de que fuera a escapar.
Sus labios atraparon los míos en un beso que emanaba urgencia y mucho deseo. No pude evitar soltar un gemido cuando su beso me tomó por sorpresa.

Sus piernas me rodearon la cintura, sentí sus talones clavarse como espinas en mi espalda baja.

Seguro que la sala de estar estaba hecha un desastre, o bueno, su sala de estar.

Había aparecido como un fantasma en el bar, pero su presencia se había notado hasta en el aire.

Engin y Ferit me acompañaban esa noche, nos habían ascendido en la compañía y juntos decidimos celebrar en uno de nuestros bares favoritos. Me tomó desprevenido cuando sentí su aliento caliente susurrar cerca de mi oído.

- ¿Puedo sentarme con ustedes? -me giré a verla sobresaltado, cosa que la hizo sonreír- No hay más lugares vacíos.

Busqué con la mirada a mis mejores amigos que, quizá como yo, estaban tirando babas por la chica frente a nosotros. No sé qué fue lo que pasó por sus idiotas cabezas, pero como si estuvieran sincronizados me miraron fijamente y esbozaron una sonrisita malvada.

En cuanto se sentó a mí lado sin más opción la noche se tornó divertida y, si me permiten decirlo, la mejor de mi vida.
No recuerdo haberla visto tomar ni una gota de alcohol durante su estadía a nuestro lado pero sí que animaba al resto de la mesa a beber como pozos sin fondo, entre ellos yo.
En algún momento tuve que llegar a mi límite, como todo el mundo, porque cuando la chica me ofreció bailar no lo dudé ni un segundo. Los aplausos y gritos de mis amigos sonaban muy lejanos a pesar de que estaban a tan solo metros de nosotros. Entrar a la pista nunca estuvo en discusión, creo que ni siquiera lo consideramos y, de alguna manera lo agradecí porque aunque parecía que no sabía lo que hacía estaba muy consiente de que estaba bailando y no era muy bueno haciendo eso.

¿Por qué sonreía tan malditamente hermoso?

Era como una guía de baile andante porque me estaba diciendo cómo bailar de mejor manera solo para seguirle el paso, o el ritmo en nuestro caso.

En ningún momento soltó mis manos, se balanceaba de un lado a otro sin importarle si empujaba a alguien y sabíamos que lo había hecho pero las otras personas estaban tan ebrias que ni siquiera se quejaron.

- ¡¿SABES?! -me gritó debido al volumen de la música.

- ¡TE ESCUCHO! -contesté aunque dudaba mucho no escucharla, mis oídos se agudizaron para su voz en cuanto la escuché susurrarme.

- ¡CUANDO SEA VIEJA SERÉ UNA ANCIANA MUY FELIZ!

- ¡¿EN SERIO?! -asintió a mi pregunta mientras la música cambiaba a algo más romántico y me pasaba los brazos sobre los hombros- ¡¿POR QUÉ?!

- Porque me casaría con alguien igual que yo -bajó su voz debido a la cercanía entre nosotros, me analizó un momento, abrió la boca como si fuera a decir algo pero la cerró inmediatamente, lo consideró un momento y finalmente habló- Quizá lo haría con alguien como tú.

- ¿Como yo?

- ¿Por qué no? -su mirada gritaba romance, ternura, anhelo; todas esas cosas que tienen que ver con amor eterno- Si fueras tú, te haría bailar conmigo siempre.

EdSer One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora