veintitrés

128 20 0
                                    

Llorsr era lo único que podía hacer, estaba atado, como demonios saldría? Las cuerdas de fierro era lo único que se escuchaba en toda la penumbra del lugar oscuro. La luz de la luna resplandecia en todo el lugar del cuarto, haciendo sombra hacia la mayoría de cosas. Sus mejillas empapadas de agua, y sus labios maltratados por callar sus sollozos.

En ningún momento sintió a Kim tras su marca, eso le preocupaba...  ¿Dónde está taehyung?  A cada rato se preguntaba. Rogaba y rezaba que fuera una pesadilla, tenía miedo, ¡por supuesto que tenía un jodido miedo de infarto! Por dios! Su alfa...su bebé. Oh joder...

Sollozo nuevamente, ¿que sería de su pequeño cachorro? Rogaba por que el día no llegara, puesto que al anuncio del rey, mañana sería la aniquilación... Proclamando que a primera hora, cuando el sol salga, sería llevado a  la explanada del lugar, para que todos lo presencien.

Lloró al saber que su pesadilla se haría realidad, una realidad de la cuál solo un milagro lo salvaría, y saldrían ilesos los tres.

Rezo hasta caer dormido, con lágrimas en esos ojos felinos.






























El bullicio de la gente era muy alarmante, gritos y lamentos se oían por todo el lugar, daba una imagen terrorífica, sumando la oscuridad del calabozo; Kim estaba sentado, dentro de la celda. Sus manos atadas al frente suya y ambos pues encadenados entre si, con 30 centímetros de separación. Su mirada al suelo, vagamente prestando atención al exterior.

Su lobo olfateo olores extraños llegar, paro sus orejas atento, viendo que eran unos soldados. Cargaban escopetas a los costados, y uno de ellos una llave.

Taehyung levantó su cabeza al oírlos entrar - párate! Rápido! - uno de ellos tomo su cabellera bruscamente haciendo que soltara un quejido. Se puso de pie, aún sin soltar sus manos, aguardando el pequeño frasco. Sus esposas fueron quitadas para poner otras más grandes con una cadena extra. El otro soldado, jalo de estás haciendo que casi calleran al suelo.

- camina! - reprendieron ambos. El frío se empezo a sentir en su cuerpo al estar descubierto de su parte inferior. Daba pasos rápidos y cortos, al tener esas cadenas le era difícil.

Al salir del calabozo, la luz del sol resplandeciente lo recibió, dándole así una razón de calor sofocante. Sonrió para sus adentros, claro que todo saldría bien.

Fue llevado hasta el otro extremo del castillo, donde puesto al suelo, para poder estar "presentable", según él rey. Todavia se da el lujo de ser sarcástico, pensó con ironía el moreno.

Lentamente, mientras ambos soldados estaban distraídos, abrió la diminuta botella, esparciendo así el dulce, potente y embriagante aroma por todo el lugar. Las ropas fueron a dar al suelo ante la sorpresa de ellos.

- quítate la ropa - hablo Kim. - y tú desatame - dijo hacia ambos. Ellos asintieron rápidamente e hicieron lo pedido. No podía creer que fuera a resultar, pero no tenía que dudar... Faltaba poco, tenía que llegar como se merecía, y demostraría ante todos que el no era el asesino.

...










La gente entre la multitud lloraba, esperando para acabar con el maldito asesino de sus hijas y esposas. El rey miraba desde la parte alta del castillo. Observando con detenimiento a todos.

La gente llorando, peleando, alegando, y reclamando. Sonrió al ver qué pronto, todo su pueblo querido, estaría en paz. Recordó a yoongi, el pronto se lo agradecería, su hijo no tenía que estar con alguien como ese asesino, y pronto se daría cuenta.

PERFUME {태기}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora