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El amanecer llegó, con Mingyu sintiéndose más descansado de lo que se había sentido en mucho tiempo. Dejó la fiesta antes de que comenzara realmente. No creía estar listo, aún, para algo más que socializar, y la única persona que había atraído su interés, era el tímido pelinegro. Hacer una escena en público, no habría sido una buena idea.

La pálida luz del sol se filtraba por las ventanas. Eran los primeros días de primavera, se esperaba que fueran más claros y cálidos de lo normal. Tenía una cita, para almorzar, que aguardaba con gran interés. Obtener información de Won, anoche, se había parecido al juego de las veinte preguntas. El pálido joven sólo contestaba preguntas directas. Mingyu quería saber más. En vez de seguir con la conversación forzada, le pidió a Won que almorzara con él. Tal vez, sin un montón de gente mirándolos, Mingyu podría obtener más respuestas.

El reloj indicaba casi las nueve. Se estiró perezosamente y fijó la vista al techo. Entre su curiosa mente, meditando sobre Won, y los vasos de whisky que había bebido, no mantuvo su habitual conversación nocturna, con Minghao.

—Necesita a alguien —susurró—. Y yo también. Sé que lo entiendes. Eso no significa que no te extrañe. Siempre te amaré. — Las familiares punzadas de lágrimas lo hicieron parpadear rápidamente—. Tal vez, ayudarlo a curarse, me ayude a mí también.

Rodando fuera de la cama, se dirigió a la ducha. No había decidido dónde llevar a Won a almorzar. Traerlo aquí no era una idea muy buena. El joven podría sacar conclusiones erróneas de eso. Almorzar en un lugar tranquilo y público sería una idea mejor. Algún lugar que no fuera tan amenazador, que no se relacionara con el mundo BSDM, probablemente sería lo mejor, pero la tendencia al servilismo de Won podría ser embarazosa. Minghao había mostrado respeto a Mingyu en casa o en clubes o casas de amigos de similar mentalidad, donde era apropiado.

El agua caliente derramándose en él, se sintió bien. De pie, con las manos contra el frente de la ducha, dejó que el agua cayera sobre su cabeza. Sus pensamientos regresaron a Won.  La pálida cara y sus tristes ojos café, había revoloteado en sus sueños. El respeto casi natural y la sumisión de Won hicieron que su polla también se interesara.

La idea de sus piernas, abiertas completamente, para el placer de Mingyu, lo hizo jadear de excitación. Su polla se engrosó, al imaginar los lunares en la espalda y el culo del joven. Se preguntó si su ingle estaría afeitada o si el vello sería del mismo color que el de su cabeza. La camisa abierta que Won llevaba anoche revelaba un pecho lampiño, músculos suaves y diminutos pezones rosados. No tenía piercings visibles, ni siquiera en las orejas. Sus labios eran un poco menos llenos de lo que le gustaba, como los de Minghao, pero, aun así, lo tentaban.

Mingyu no había tenido un orgasmo satisfactorio, desde antes de la muerte de Minghao. Masturbarse, con el solo propósito de descargarse, no le interesaba. En las raras ocasiones, cuando se ponía duro, la necesidad se aplacaba, incluso antes de correrse. Pero imaginar esos oscuros ojos café mirándolo, con los labios de Won apretados alrededor de su polla, lo hicieron tomar la inflamada erección en sus manos. Unos cuantos bombeos rudos, y vio su semilla girar alrededor del desagüe de la ducha y ser arrastrada.

Quizás, su casa sería el mejor lugar para almorzar. Si se convirtiera en algo más que un almuerzo...

* ✫

La puerta de la residencia de Seungcheol se abrió, antes que Mingyu tuviera la posibilidad de llamar. Cuando entró, Won se mantuvo silenciosamente a un lado.

Seungcheol esperaba en la sala de estar con Han.

—Bienvenido, amigo mío.  —Agarró la mano de Mingyu firmemente.

Solo Un Me, 30 días - Meanie - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora