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El olor rancio de los residuos humanos y algo peor asaltaba la nariz de Wonwoo. Su cabeza palpitaba al compás del rápido ritmo del latido de su corazón.

Algo estaba mal.

Abrió los ojos pero la habitación estaba demasiado oscura para ver más que sombras. El frío del concreto debajo de él y la falta de luz le confirmaron que no estaba en casa. Era como si el tiempo se rebobinara. Estaba en una celda como en la que había pasado nueve años de su vida.

¿Dónde estaba Mingyu? ¿O era sólo un sueño y sus pesadillas eran realidad?

El pánico se apoderaba de su garganta e interfería con su respiración.

Con una respiración jadeante, trató de encontrar algo a través de sus recuerdos y poder averiguar qué era lo que había sucedido.

—Calma,—susurraba entre respiraciones.—Calma.

Yaciendo todavía en el suelo, trató de que volviera a su mente la última cosa que recordaba.

— Mingyu. Comedor. — La imagen estaba casi allí. —Chupándolo.— La imagen del sexo en el comedor inundó su memoria.— ¿Después de eso? — Sus dedos se doblaron como si estuviese sosteniendo un lápiz.— Lista de compras. — Se arrastró hacia una posición sentada. Su cabeza lo castigó por el esfuerzo con una punción de agudo dolor.— Mi lista de compras. — Metió una de sus manos en su bolsillo para buscar el trozo de papel, pero no encontró nada. — ¿Cómo sabré qué comprar?

Un resoplido corto de risa escapó de él. No iría de compras el día de hoy.

¿Dónde estaba Mingyu? Algo molestaba su memoria; algo que no era bueno; pero no salía a la superficie.

La visita de Seungcheol. Él dijo que Minhyuk había desaparecido y que Wonwoo debía de tener cuidado.

— ¿Minhyuk? — Usando la pared detrás de él, Wonwoo avanzó hacia sus pies. Los latidos dolorosos en su cabeza habían empeorado cuando se puso de pie.

Tocó con su mano el lugar que le dolía más.

Tocaba algo pegajoso... sangre. El cobre olor trajo el recuerdo de su antiguo amo, el látigo devorando su carne, la sangre que fluía por su espalda.

Con la mano en la pared para poder sostenerse firme, arrastró los pies hacia la rendija de luz que indicaba una abertura. Sintiendo su camino a través de la puerta de metal frío, buscó el pomo de la puerta pero no encontró ninguno. Sus dedos tocaron el ojo de la cerradura en la que probablemente habían bloqueado con llave desde el exterior.

Mareos le obligaron nuevamente a volver al piso. Náuseas revoloteaban por su estómago. ¿Dónde estaba Mingyu? La oscuridad volvió otra vez a él.

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Mingyu hizo una mueca debido a la punción que recibía por el dolor de su hombro. Las manos de la enfermera eran seguras y firmes, pero a la vez gentiles con lo cual no parecía tener en cuenta las obligaciones de su trabajo.

Al finalizar, Mingyu se encontró con un vendaje apretado en el pecho y por encima de su hombro herido.

—Estoy terminando ahora, Sr. Kim. Póngase cómodo y relájese. Le voy a traer algunos medicamentos para el dolor.

—No voy a quedarme aquí. — Mingyu bajó las piernas de la mesa de examen.—Necesito hablar con la policía en este momento.

—El detective Nattapol está fuera esperando para hablar con usted.

Ella metió las piernas de Mingyu nuevamente sobre la cama

—Recuéstese y póngase cómodo.

Solo Un Me, 30 días - Meanie - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora