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Mingyu besó las muñecas de Won cuando las liberó. Lamiendo la piel enrojecida, probó la sal de su sudor, mezclada con los restos almizcleños del cuero. Won miraba cada movimiento como si estuviera esperando que sucediera lo inevitable. Moviéndose una vez más entre sus muslos blancos como la leche, Mingyu liberó los tobillos de sus restricciones.

—Ven aquí —dijo abriendo los brazos.

Con un leve quejido, Won se metió entre ellos.

—Abrázame. Quiero que lo hagas.

Con las palabras susurradas de Mingyu, los brazos de Won lo apretaron hasta casi provocarle dolor. Los suaves susurros se convirtieron en ligeros sollozos.

—Está bien. Ahora yo voy a cuidar de ti.

Los sollozos sacudieron el cuerpo de Won, que se convulsionaba casi como si sufriera un ataque de histeria.

Frotando la espalda de Won por debajo de su descuidada camisa, Mingyu susurró:

—Déjalo salir. Las cosas van a ser diferentes, pero para mejor.

⋆   ✵

Después de una ducha caliente, un Won más tranquilo se sentó en el sofá y se acurrucó contra Mingyu, apoyando la cabeza contra su pecho. Vestido con sus vaqueros y una camiseta prestada, parecía más cómodo que antes, menos tenso por el contacto cercano.

Con un brazo rodeando al nervioso joven, Mingyu comenzó a indagar.

—¿De dónde eres? —tal vez con preguntas sencillas obtendría más información.

—De aquí. De Seúl.

Las respuestas también fueron sencillas. Esto podría llevarle algún tiempo.

—¿Tienes familia aquí?

—No. Están todos muertos.

—Lo siento. Sé lo que es perder a alguien que quieres —dijo Mingyu mientras le acariciaba el pelo.

—No los recuerdo.

—¿Quién te crió?

—Familias adoptivas.

—¿Una o varias? —no le extrañaba que no estuviera acostumbrado a las muestras de cariño. Entre Ilhoon y el sistema de adopción, no le sorprendía que tuviera miedo de todo.

—Seis. Fueron seis.

—¿Cuántos años tenías cuando fuiste adoptado por primera vez?

—Cinco, creo.

Demasiado mayor para ser adoptado con facilidad. Mingyu cerró los ojos pensando en el pobre niño, perdido en el sistema.

—¿Cómo eran tus padres adoptivos?

—Yo era desobediente. Tenía que ser castigado. Esa fue la razón por la que mi último padre adoptivo me vendió a mi Amo. Dijo que él me haría ser obediente.

Mingyu luchó por mantener escondida la cólera que sentía.

—¿Cuántos años tenías cuando pasó eso?

—Dieciocho, creo.

—¿No sabías cuántos años tenías?

—Creía que tenía dieciséis, pero mi padre adoptivo me dijo que tenía dieciocho, porque de otra forma no podría haberme vendido. — El tono de Won era tan tranquilo, de hecho, como si esa fuera la maneraen que las cosas se suponía que tenían que suceder.

—¿Cómo servías a tu padre adoptivo? Dime todas las cosas que hacías.

—Limpiaba la casa, lavaba el coche, lo ayudaba cuando se bañaba y si era bueno de verdad, me dejaba que se la chupara. Pero eso no ocurría demasiado a menudo, porque yo era malo.

Solo Un Me, 30 días - Meanie - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora