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Wonwoo parecía cualquier cosa, menos cómodo, con un viejo chándal de Minghao. Sentado en el borde del sofá, con la espalda recta pero la cabeza inclinada, parecía listo para escapar.

Mingyu se sentó sobre la mesa, enfrentándolo.

—Wonwoo, algunas personas vendrán a verte mañana.

Un estremecimiento breve comenzó en el cuerpo delgado, pero se detuvo rápidamente.

—Los complaceré como desees, Amo.

Mingyu sacudió la cabeza. Debería haber imaginado que Ilhoon compartiría a su esclavo.

—Solo quieren hablar y yo quiero que les contestes honestamente.

—¿Sobre qué? —la respiración de Wonwoo se aceleró, casi jadeando.

—Sobre tu padre adoptivo y sobre tu antiguo Amo. —Mingyu mantuvo su voz severa. Esta sería la primera, verdadera prueba de la obediencia de Wonwoo—. ¿Entiendes?

Los dedos de Wonwoo retorcieron el material de los pantalones de deporte.

—Sí, Amo.

El reconocimiento fue un mero susurro mientras sus hombros temblaban.

—Wonwoo, mi nombre es Mingyu. Dilo.

—Amo Mingyu.

—No, solo mi nombre. —Mingyu se levantó y luego se movió hacia el sofá, junto a Wonwoo—. Escúchame

Giró el cuerpo, así podía ver el perfil de Wonwoo.

—Estas personas de mañana, preferiría que no sepan que soy tu Amo. Por mi negocio, mi trabajo, necesito que hagas eso. Si no puedes decir mi nombre, entonces no me llames de ningún modo. Sería más fácil si pudieras llamarme Mingyu. —Pasó una mano por la tensa espalda de Wonwoo—. Inténtalo.

—Mingyu... —la palabra fue susurrada como una caricia.

—Bien. —tomando la barbilla de Wonwoo, la levantó hasta quedar frente a frente. Inclinándose sobre él, Mingyu colocó un beso suave sobre sus labios—. Muy bien.

✧  ·

Mingyu se recostó sobre la cama con un suspiro agotado. Le extrañó sentirse tan cansado, considerando que había dormido la mayor parte de la tarde. La tensión de la situación no ayudaba. Metió a Wonwoo en la cama de Minghao y lo instruyó para quedarse allí. Dejó muy claro que no quería una repetición de esa tarde. La boca del hombre era una maravilla, pero tenía que aprender disciplina.

Mañana no iba a ser fácil. Si tan sólo Wonwoo pudiera pasar por la entrevista sin desmoronarse. Los pensamientos de Mingyu se agitaban en su cabeza, evaluando todos los resultados posibles. Demasiadas cosas podrían salir mal, pero la entrevista era necesaria.

El sueño no llegaba a pesar de su agotamiento. Bajando de la cama, agarró la bata que colgaba del respaldo y se dirigió hacia la sala de estar. Abriendo la ventana, respiró el aire fresco de la noche.

Su casa estaba en un vecindario tranquilo, al menos para lo que era Seúl. Los sonidos del tráfico eran distantes, pero Mingyu estaba acostumbrado a bloquearlos. Los pasos suaves detrás de él parecieron ruidosos comparados con los sonidos de la noche.

Mingyu no se giró, sino que siguió mirando fijamente por la ventana.

—Wonwoo, deberías estar durmiendo.

Solo Un Me, 30 días - Meanie - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora