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Incluso después de tres semanas de dormir solo, Wonwoo todavía extrañaba el calor del cuerpo de su Amo contra él. Bueno, realmente no dormía. Se sacudía, daba vueltas, y despertaba por las pesadillas. Después de pasar años durmiendo solo sobre un piso frío, debería ser capaz de dormir en una cama cómoda y caliente. Cuando dormía con su Amo, no tenía noches agitadas.

Su anterior Amo ya estaba en la cárcel. Otros tres esclavos habían sido encontrados en su casa, uno de ellos muy joven, según el Señor Choi. Se quedaría en la cárcel hasta el juicio. Aquella parte de su vida estaba terminada, excepto que debía testificar contra el Amo...

No, no el Amo, el nombre del tipo era Ilhoon. La doctora Park decía que debía dejar de pensar en alguien como en su Amo o en él como un esclavo. Pero él quería ser esclavo del Amo Mingyu. De Mingyu... Aunque tenía permiso para usar su nombre, Wonwoo no podía dejar de nombrarlo así, ni siquiera en sus pensamientos.

El contrato terminaba en un par de días. Cada noche que pasaba desvelado, lo hacía pensando en que había pasado un día más. El tiempo nunca le había importado ni significado nada antes. Su vieja vida era solo dolor infinito y humillación. Entre su celda y los días pasados en el calabozo del Amo, no había nada que permitiera diferenciar esos días.

Su tiempo pasado con el Amo Mingyu, en cambio, parecía demasiado corto, pasaba tan rápido como un destello, como un suspiro. Aprendía cosas, las que según el Amo Mingyu tendría que saber, si quería vivir su propia vida. Disfrutaba de esas sesiones juntos. Su Amo trabajaba con él diariamente sobre cosas que recordaba, vagamente, haber aprendido en la escuela. La lectura era algo que le había gustado y le seguía gustando. Las matemáticas, todavía le daban problemas.

Incluso las salidas cortas de compras ya no lo asustaban tanto como pensaba que lo harían, especialmente cuando fueron a la librería. Le gustó el olor de todos esos libros mezclados con el rico aroma del café. Las compras de ropa no eran tan divertidas, pero a su Amo parecía gustarle mucho comprarle cosas.

Hasta habían salido a comer varias veces. Wonwoo sonrió abiertamente con el recuerdo del sushi que había intentado comer. No le gustó, pero sintió miedo de que su Amo se enfadara si se lo decía.

Aunque el Amo Mingyu seguía insistiendo en que la verdad era necesaria. Se había tragado el miedo junto con el pescado crudo y le había dicho que no le gustaba. Su Amo solo había reído y ordenó algo que estuviera cocinado.

Todavía encontraba difícil llamar a su Amo por su nombre, pero había logrado dejar de llamarlo Amo en público. Pequeños pasos, decía el Amo. Pequeños pasos hacia delante es mucho mejor que quedarse parado.

La parte más difícil la tenia con la doctora Park. Parecía bastante agradable, pero Wonwoo quería olvidar el pasado, no revivirlo.

Wonwoo suspiró mientras daba vueltas. Las cosas que Ilhoon le había hecho habían sido crueles e incorrectas. Ahora lo comprendía. Todavía lo aterrorizaban, aun cuando él estuviera en la cárcel y se quedaría allí una larga temporada.

Pero Mingyu jamás le hacía daño. Incluso la primera vez, cuando lo había atado con correas en el cabestrillo, Wonwoo no había tenido miedo. El dolor de la excitación había desechado todos los malos recuerdos de estar atado y desvalido.

Los pensamientos daban vueltas en su cabeza. ¿Por qué eso había sido tan diferente? El motivo lo sacudió con tanta fuerza como si fuera un golpe. Confiaba en Mingyu. Y eso marcaba toda la diferencia del mundo.

Sólo un par de días más y el contrato... Wonwoo se dio la vuelta otra vez y miró fijamente la débil luz del amanecer que brillaba por la ventana. El contrato decía que Wonwoo tenía que obedecer al Amo Mingyu. Y si no lo hacía... Los labios de Wonwoo se curvaron en una pequeña sonrisa mientras pensaba un plan.

Solo Un Me, 30 días - Meanie - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora