Recuerdos

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-Sabes Jimin -dijo aquella voz dulce que hacia al pequeño niño sentirse seguro -todo va a cambiar, si -y los ojos del pequeño rubio miraron a los de su madre quien le arrollaba entre sus brazos mientras con la otra mano sobaba su cabello con leves caricias -solo debemos esperar un poco y tu papá nos podrá sacar de aquí -le dijo con voz segura para transmitir ese aura a su hijo quien ahora dormía en su brazo apegado a su pecho y entonces ella solo soltó un profundo respiro para después arroparlo entre las colchas de esa pequeña cama que le habían entregado hace muchos años, cuando recien había llegado como esclava de un reino que fue destruido con todos aquellos que defendieron hasta el final.

- Debemos salir esta noche cariño -le dijo el soldado de quien se había enamorado profundamente Mina en sus días de juventud y con quien formo el pequeño tesoro que era su hermoso hijo -Taeyon, crees que es seguro -le dijo algo inseguro que saliera mal -confía en mi, nos espera una carroza en el otro lado de la ciudad y por la fiesta del palacio no se dará, cuenta de nuestra presencia, es ahora o nunca cariño, debemos hacerlo -le dijo mientras acariciab sus mejillas de su mujer quien era para él junto a su pequeño hijo, todo lo que siempre deseo, por eso hacía esto, él no quería que siguieran estando sirviendo al palacio, no quería que su hijo también pase la vida sirviendo a los demás, el quería que fueran libres y si ello significaba comenzar desde cero, lo haría no importa si trabajaría día y noche, el les daría la vida que se merecer, porque en verdad que aquellos seres que tuvo la oportunidad de conocer se merecían lo mejor de la vida y empezaría por luchar por su libertad de ellos -tenemos que darnos prisa, Mina -dijo mientras se acercaba al pequeño quien dormía profundamente y le levantaba con cuidado de no despertarlo mientras le abrigaba con una manta para el frío y su mujer, cargaba las pocas pertenencias que tenía, entonces salieron despacio del cuartucho y caminaron por el pasillo, como era sirvienta su habitación quedaba al fondo del palacio casi al lado de los calabozos,  y mientras caminaban en silencio, el niño se fue despertando y al notar todo oscuro tuvo miedo y quiso sollozar, pero escucho la voz de su papá y sabía que todo estaba bien, todo siempre estaba bien si se encontraba con su papá, eso lo sabía y su mamá le decía constantemente, él confiaba y solo se agarro más fuerte de la camisa de su papá mientras el le decie que estaba bien, que pronto se irían de aquel lugar y que por fin jugaría como los demás niños, ya no estaría escondido en esa fea habitación y podría jugar con los demás niños, eso a Jimin le puso muy feliz entonces solo sonrío y se agarro muy fuerte del cuello de su papá, Jimin quería que al ser grande también pudiera tener una familia como la de ella, aunque no tenían nada material, su mamá siempre le dijo que lo más importante era la calidez con la que una familia podría transmitir y Jimin siempre se sintió cálido con su pequeña familia, entonces el quería también una familia como la que tenía.

-Falta poco amor -decía su papá a su mamá cuando estaban tan cerca de la cocina para poder salir por la puerta de la servidumbre, serían libres, Jimin por fin podría conocer  y sentir el sol en su piel eso le ponía contento, quería muchas cosas para hacer, su mamá siempre le contaba sobre como era afuera, los pajaritos, a Jimin le encantaba los pajaritos, solo una vez pudo observarlo mientras esperaba a su mamá y vio como uno de ellos, se paraba en la ventana chiquita que tenían y el solo lo contemplo desde lejos, quiso tocarlo, sentir su vibración pero era muy alto y no quería que nada malo pasara, no quería que su mamá le gritara por hacer bulla así que solo se contento observandolo y cuando su mamá llego le conto lo que vio quiso recrear la imagen con sus palabras pero no podía, entonces cuando su mamá le dijo que ya sabía que le iba a regalar en su cumpleaños el nunca se imagino que sería un cuaderno con pinceles y tempera, entonces abrazo con fuerza a su mamá y papá, y desde ahí empezó a dibujar, pero después se dio cuenta que no debía gastar todas las hojas, Jimin se daba cuenta de muchas cosas a pesar de su corta edad, y sabía que no habría otro regalo a menos que sea de nuevo su cumpleaños, ayy como quisiera Jimin que su cumpleaños fuera todos los días, para así pedir todas las cosas que quería, pero eso no se podía así que por ahora hasta un año después solo tendría esas pocas hojas para utilizarlo y entonces se procuro que cada mes realizaria un dibujo para que le alcancen sus hojas y así su primer dibujo fue el pajarito que vio en su ventana y les enseño muy contento a sus papás quienes le dijeron que sería un buen pintor de grande y entonces Jimin, ya sabía que quería ser de grande un pintor, un gran pintor, que pintaría todo lo que pudiese ver, eso lo emociono y por largas noches soñó con viajar por su mundo imaginativo y pintando todo lo que podía ver.

-Debemos darnos prisa cariño -le dijo preocupado su padre al escuchar el sonido de alarma en el castillo, entonces agarro con más fuerza de Jimin y con la otra mano a su esposa, mientras ella también caminaba apresurosa a la salida, solo les faltaba 20 pasos, 20 pasos para salir del castillo donde vivio casi 20 años. 20 pasos y sería libre, por fin consiguiria su libertad junto a su pequeño, pero la suerte no la pudo acompañar y en menos se siquiera darse cuenta ya estaba rodeado por 10 soldados con sus espadas, como si fueran los más crueles asesinos o traidores de la patris una patria donde nunca quiso pertenecer.

-Que haremos -dijo su esposa mientras lloraba con todas sus fuerzas, con su hijo en su brazo y viendole con furia a su esposo -dijiste que saldría todo bien, porque mentiste -le grito al último y él solo se sumergia más en la presión mientras apretaba con fuerza sus manos, como tratando de resistir -Que haremos... Jimin...jimin solo es un niño, que haremos - decia y Jimin también soltaba pequeñas lagrimas porque todavía no sabia que pasaba, en su inocente cabeza nisuqiera pasaba la idea de que estos serían las últimas horas que vería a sus padres o sentiría este ambiente cálido que le mostraba siempre pero que ahora era diferente.

A la mañana siguiente, sacaron primero al padre y entonces se empezo a escuchar latigazos fuertes latigazos mientras alguien le gritaba que confesara, y Mina solo podia poner sus manos en las orejas de su hijo para que no escuchara mientras ella soltaba más lágrimas que pensaba no era capaz de seguir derramando, después no escucho nada más y sabía que iba a pasar, entonces volvieron a ingresar soldados para llevarse a ella, mientras que ella no quería, no quería dejar solo a Jimin, no quería, porque no sabía que iba a pasar con aquel ser inocente donde lo dejaba sentado después de varias sujetadas fuertes de los hombres  y ella le daba sus últimas palabras al pequeño -Todo estará bien pequeño, si... confías en tus papás verdad, le decia reprimiendo toda su tristeza para no contagiarla a su pequeño hijo... recuerdas cuando te decía que contaras hasta 100 y yo volveria, le dijo ... pues esta vez quiero que cuentes hasta donde puedas pero tapando tus oídos para que no sepas donde estoy escondida, no quiero que separes tus manos de tus oídos Jimin, bien -y Jimin solo podía asentir con miedo en todo su rostros -Yo regresaré te prometo.. Jimin, siempre estaré contigo cuidándote quiero que seas obediente después, sí en todo solo se obediente y no te pasará nada, no olvides que te queremos -le dijo y le dío un profundo beso en su frente, pero muy pronto después de salir de la celda con los hombres acompañados, escuchaba los llantos de su pequeño hijo quien le llamaba -Mamá!.. Mamá..! No te vayas, no..- gritaba pero después Jimin le hizo caso, porque aún pensaba que si le haría caso volvería, volvería aunque contar hasta el número que sabía iba a ser muy largo, porque Jimin era muy inteligente pero ahora no quería serlo, no quería ni siquiera conocer los números después del 100, porque sino en el 100, volvería a ver de nuevo a su mamá y papá, el quería verlos lo más pronto posible, pero eso no sería justo, así que empezó a contar con fuerza mientras se tapaba los oídos y las lágrimas iban descendiendo e incrementándose más, cuando ya estaba cerca de los 900 y entonces ya había oscurecido y los números que conocía se estaban terminando pero sentía por alguna razón que sus padres ya no volverían, entonces ya no quería que terminara de contar, no quería terminar de contar, porque el quería que sus padres volviesen pero ya no podían, nunca más podrían volver con él y entonces Jimin solo se quedo a pocos números de terminar con los números y destapo sus oídos, y no escuchaba nada, solo los razones que caminaban por la noche y a quienes estaba acostumbrado y se hecho en la cama mientras lloraba por sus padres, lloraba porque no sabía cuando los volvería a ver y lloraba porque  ninguno de ellos había cumplido su promesa, ya n podría ser libre y ahora tampoco podría estar con su familia, entonces con esos pensamientos en su mente, perdió la noción del tiempo y ya estaba durmiendo.






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corazones azules, si estas triste

:(

EL MONARCA kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora