⚜ 05 ⚜

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Kwon, su inseparable compañero y la madre de Jungkook iban de camino hacia el castillo de la Bestia montados en un carro, acompañado por un caballo que tiraba de ellos. La estación en la aldea era verano, por lo que Kwon ya estaba pensando que aquella mujer sí que iba a estar loca, ya que no se le olvidaban las palabras que mencionó en la taberna el día que entró desesperada para que alguien salvase a su hijo.

—¿No decías que aquí ya era invierno? —preguntó Kwon a la madre de Jungkook.

—Así es. Era invierno, es invierno y será invierno.

—Yo no veo dónde. Sigue haciendo calor.

El compañero de Kwon asentía a sus palabras mientras sujetaba las riendas del caballo.

—Pronto lo verás. Es por aquí —comentó con seguridad.

De repente, se escuchó algo entre los árboles que le guiaban el sendero. Todos miraron en la dirección, pero no había nada. Tras unos segundos, una manada de lobos aulló.

—¿Oyen a los lobos? Estamos muy cerca.

Kwon alzó cejas, pues no le gustaba ni un pelo haber escuchado a los lobos y menos cuando iban con un caballo a rastras y sin mucho más que una simple escopeta de caza.

—Ya está bien. Tenemos que volver —mencionó Kwon después de haberlo pensado mejor y quizá volvería con otras condiciones y mejor equipado por si tenía que luchar con ellos.

—Alto —ordenó la madre de Jungkook, haciendo que el compañero de Kwon detuviese al caballo—. Aquí está.

La mujer señaló al árbol al que le cayó el rayo cuando ella llegó allí por primera vez con Gureum. Sin embargo, el árbol estaba en pie, agarrado a la tierra, intacto.

—Estoy segura que este árbol lo había derribado un rayo. Yo lo presencié.

—Yo no veo ningún árbol caído —dijo Kwon.

—Yo tampoco —apoyó su compañero.

—El camino era por ahí —señaló la dirección, pero no había nada.

—Me he cansado de jugar a este jueguecito. ¿Dónde está la bestia? —preguntó Kwon alzando la voz.

—Te estoy diciendo que era por ahí. Es ahí.

—Estás completamente loca, ahí no hay nada —señaló al mismo lugar que ella—. Solo hay un simple árbol como todos los demás.

Kwon hacía aquello por mantener y tener el reconocimiento en la aldea, pero por supuesto que tenía un plan oculto que quería llevar a cabo desde hacía mucho tiempo. Un ser tan soberbio no iba a ayudar a la mujer sin querer nada a cambio.

Para asegurarse de que no había ningún camino, bajó del carro y se acercó al árbol. Dio una vuelta sobre él, más no había nada. Era un árbol de entre tantos que había en la frondosidad. Kwon se adentró unos pasos más por la parte trasera de este, contemplando cómo a lo lejos el clima cambiaba, haciéndole sentir una brisa fría. Aquello le descolocó, dando la vuelta y volviendo a subir al carro.

—Por hoy terminamos. Puede que volvamos otro día —mencionó Kwon, volviendo a la aldea con los demás.

Por supuesto que tenía un plan. Le iba a hacer ver a la madre de Jungkook que era alguien de fiar, alguien fuerte, capaz de derrotar a una bestia y salvar a su hijo con el único propósito de poder casarse con su hija. Tenía el mejor plan que pudo presentársele jamás para que no le mirasen con malos ojos. No iba a rendirse así como así. Seguro que volvería y daría con esa Bestia hasta matarla.



Durante unos días, el amo Taehyung permaneció en cama descansando tras sus heridas. Éstas le dieron fiebre, por lo que Jungkook, al ser el único humano del castillo, se encargó de cuidarle. Así se hicieron un poco más cercanos. El joven corroboraba nuevamente cómo los sirvientes eran buenas personas, eran maravillosas y no se merecían caer bajo el hechizo por culpa del príncipe Taehyung. Le cuidó por ellos, por estar siempre cuidando de la gente, incluso de él mismo desde que llegó al castillo cuando la Bestia le trataba de mala gana. Merecían un descanso.

La flor escarlata ✧ TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora