Roma, 1500.
-Al final me había encariñado con los Russo, me mostraron que ahora tenía un lugar al cuál volver si un día me iba. -Mencionaba con ternura, Ezio sé había acostado junto a ella. -Ahora dime ¿Qué te tenía tan pensativo cuando veníamos para acá? -Miró a su maestro con curiosidad, Ezio miraba las estrellas.
-Cuándo me abrazaste recordé a un viejo amor. -Mencionó sin pena, la cara de Adrienna se tornó sería.
-¿Y qué pasó con ella? -Preguntó intrigada, la mirada de Ezio se notaba triste y simplemente respiró. -Debió haber sido tu gran amor. -Mencionó con tristeza al ver el rostro de su maestro.
-Lo era. -Respondió con gran dolor.
-¿Por qué no vuelves con ella si tanto la amas? No creo que sea muy tarde. -Las palabras de la chica hicieron que el corazón de Ezio doliera, miró a Adrienna con tristeza.
-Lo es. -Mencionó con seriedad mientras miraba al cielo, Adrienna se sentó y le miró inquieta.
-¿Está casada? -Preguntó con inquietud, Ezio solo quería evitar el tema, se giró al otro lado, Adrienna lo tomó del brazo para que volteara a verla. -¡Responde! -Seguía insistiendo. -¿No te correspondió? ¿Tiene hijos? -Ezio se molestó, se sentó y miró a Adrienna, sus ojos mostraban gran dolor, Adrienna le miró asombrada.
-Ella murió... -Su voz sonaba triste, parecía querer quebrarse en llanto, su mirada intensa se relajó al ver la expresión de Adrienna. -Fue asesinada hace casi tres años... -Mencionaba con tristeza mientras se dejaba derrumbar, bajó la mirada, sus lágrimas cayeron con impotencia.
-Lo lamento... -Interrumpió Adrienna arrepentida. -Nos debí excederme, lo siento. -Extendió su mano y la colocó con suavidad sobre el hombro de Ezio, este levantó la mirada y se encontró con esos ojos sinceros que logran consolar el alma de quién los mire, respiró hondo y se volteó hacia la ciudad frente a ellos.
-Descuida, no es culpa tuya. -Mencionó con tristeza mientras secaba sus lágrimas, tomó el vino y bebió como si fuese agua, dejó de tomar el vino y lo dejó a un lado, limpió su boca con su antebrazo y seguía mirando con tristeza aquel paisaje. -Tienes razón. -Mencionó con más calma, Adrienna se mostró intrigada mientras miraba la botella vacía que su maestro había dejado. -Este lugar te hace sentir tan tranquilo... -Susurraba mientras cerraba los ojos y dejaba que la fría brisa de la noche le despeinara.
Pasaron algunos minutos, Ezio estaba mareado por el vino, Adrienna le daba de comer para que el efecto del vino sé redujera.
-Vamos Ezio, come tan solo un poco. -Mencionaba preocupada, pues estaban a gran altura y estar ebrios no era una buena idea.
-Estoy bien, solo debo quedarme aquí hasta que el efecto pase. -Mencionaba tranquilo mientras se recostaba nuevamente, Adrienna parecía algo decepcionada, sin embargo optó por no molestarle; pasaron los minutos y Ezio miró a Adrienna, ella miraba la ciudad con tranquilidad.
-¿Era hermosa? -Preguntó de la nada, sin dejar de mirar el paisaje.
-No debes tenerle celos a un muerto. -Mencionó en broma, Adrienna le miró un poco más animada.
-Hablo enserio, debió ser tan hermosa como la misma Venus para haberte enamorado de tal manera. -Miró el pasaje y luego a su maestro este le miraba con una leve sonrisa.
-Si, lo era. -Mencionó mientras miraba al cielo, Adrienna sonreía con ternura mientras miraba las estrellas.
-Me hubiera gustado conocerla. -Mencionó en un tono calmado; cerró los ojos y dejó que la brisa besara sus mejillas, Ezio le miró curioso. -¿Cómo se llamaba? -Preguntó sin pena.
-Cristina Vespucio. -Mencionó en confianza, Adrienna se quedó pensativa, había escuchado aquel nombre en algún lugar; los recuerdos que tuvo en Venecia vinieron a su mente, Leonardo pintando a una hermosa musa mientras hablaban y reían pero estaba acompañada de un hombre. -¿Que Ocurre? -Preguntó Ezio curioso ante la mirada pensante de la joven.
-No, nada... -Seguía pensando sobre aquella mujer. -Creo haberla conocido, fue musa de Leonardo solo unos días en Venecia. -Mencionó con calma mientras miraba a Ezio, este le sonreía.
-¿Hace cuánto fue eso? -Preguntó intrigado mientras se sentaba a lado de ella, ella miraba pensante.
-Fue hace tanto... -Llevó su mano a la barbilla y se mostraba pensante. -En ese entonces aún vivía con Leonardo... Mhmmmm -Ezio recordó a la pequeña "Alice" y sonrió. -Fue hace como.... Catorce o trece años. -Mencionó tan tranquila, al parecer se había olvidado de "Alice" y de Ezio en Venecia. -¡Oh! Hablando de Leonardo.. -Mencionó mientras miraba más animada a Ezio, este le prestaba atención. -Sé en donde está exactamente, sin embargo, no me he atrevido a ir... -Se mostró más apenada con su maestro. -Esperaba que me acompañaras a verlo. -Mencionó algo autoritaria, Ezio se volteó hacia la ciudad y respiró hondo.
-Si, creo que puedo acompañarte. Hace tiempo que no lo veo. -Mencionó animado, Adrienna le miró con una sonrisa.
-Grazie mille Maestro. -Mencionaba feliz, ambos miraron el paisaje, la luna había pasado de su punto más alto.
-¿Crees que sería bueno volver? -Preguntó Ezio algo curioso, Adrienna suspiró profundo, se acomodó en el suelo, cerró los ojos y una sonrisa se formó en su rostro.
-Tu vuelve maestro, yo... Puedo dormir aquí. -Mencionó con calma, mostrando confianza mientras respiraba con tranquilidad.
-¿Cómo lo haces? -Preguntó con dulzura, Adrienna le miró intrigada.
-Bueno, he dormido en todos lados, mi cuerpo se acostumbra. -Mencionaba tranquila sin abrir los ojos, Ezio sonreía calmado y miró a Adrienna, ella parecía estar en paz, no mostraba ningún tipo de deseo de venganza o ninguna emoción de odio.
-Estar tan tranquila y seguir sonriendo. -Mencionó con suavidad, Adrienna abrió un poco los ojos, miró a su maestro y luego los cerró.
-No lo sé, quizás una parte de mi dice que todo se resolverá y que aún soy libre, debo disfrutar estar viva, respirar y sentir. -Mencionaba con calma, abrió los ojos y miró el manto de estrellas que cubrían el cielo. -Aun tengo curiosidad por todo, cualquier cosa aún me llena de alegría. -Su rostro mostraba inocencia. -Mira al cielo Ezio. -Mencionó con calma, Ezio se recostó de nuevo y miró a las estrellas. -Son preciosas y constantes, sin embargo, hay días en que ellas brillan más, hay veces en las que caen del cielo, hay ocasiones en las que consuelan al corazón más roto. -Mencionaba con emoción, levantó su mano hacia el cielo. -Son preciosas y lejanas, esa sensación de querer saber más llena mi vacío, llena de gozo mi vida saber que hay muchas más cosas de las que ayer sabía. -Sus palabras hicieron sentir algo de emoción a Ezio. -Disfrutar esos pequeños momentos me hacen aún mantener mi sonrisa. -Adrienna parecía tan calmada, Ezio le miró. -Momentos como este me hacen sentir viva. -Mencionó con una dulce sonrisa, Ezio entonces regresó la mirada al cielo y sonrió, comprendía lo que ella decía, en ese momento ellos guardaron silencio y dejaron que el momento pasara.
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Hermandad
AventuraEzio llega a Roma después de haber peleado con el ejército de César en Monteriggioni, ahí conocerá a Adrienna, una joven aprendiz de herrería y medicina que se uniría a su hermandad, en donde descubrirá más de su pasado y su conección con Ezio. Sus...