Venecia, 1486.
Adrienna hizo caso a Ezio y se dirigió al muelle, dónde había un viejo edificio, que ahora servía como antorcha, se paseaba por los alrededores, había llegado durante el día y aún faltaba para el anochecer; al llegar a la orilla del mar, se quitó sus zapatos y se metió al mar, levantaba su pequeño vestido para no mojarlo, miraba como las olas cubrían y descubrían sus pies. El agua era fría y fuerte, Adrienna caminó hasta que el agua le llegaba a las rodillas, miraba con curiosidad todo, miró una pequeña concha de mar y se agachó a tomarla, sin importarle ya si su vestido se mojaba, cuando se agachó el agua jaló la carta que el maestro Leonardo había hecho, tan pronto la vio flotando la tomó y la desdobló, comenzó a moverla para que se secara, salió del mar y miró a Ezio acercarse a lo lejos.
-¡Messer Ezio! -Levantó su mano y la sacudió hasta que Ezio la miró, se acercó rápido a ella, Adrienna estaba emocionada, si había llegado justo al anochecer, aquellos hombres habían sido liberados, Adrienna le miró atenta hasta que estuvo frente a él. -¿Están bien todos? -Preguntó amistosa, Ezio le sonreía calmado.
-Si, todos están a salvo. Ahora dime ¿Que Ocurre? -Preguntó mientras se sentaba en la arena, parecía algo cansado, Adrienna miró la carta, estaba mojada pero aún era legible, le entregó la carta a Ezio.
-El maestro Leonardo la envía, se me cayó al agua hace un momento, lo lamento. -Mencionó animada al principio pero, al ver qué Ezio miraba la carta toda mojada cambio su tono a uno apenado.
-Descuida, aún la puedo leer. -Decía con calma mientras leía la carta, su mirada parecía más seria, sin embargo, tenía un brillo extraño; Adrienna tomó sus zapatos y se los puso de vuelta, Ezio terminó de leer la carta y miró hacia el cielo, se recargó en sus brazos, Adrienna le miró confundida, parecía triste pero, a su vez parecía muy emocionado y algo agradecido. Ezio miró a la pequeña y se puso de pie, le extendió su mano. -Ven, te llevaré de vuelta con Leonardo. -Mencionó con calma, Adrienna tomó la mano de Ezio y caminaron por Venecia, en silencio, Adrienna miraba la ciudad con calma, el festival de las máscaras estaba cerca entonces las calles estaban adornadas de vivos colores, estaba tan concentrada en todo lo que estaba a su alrededor; Ezio jaló a Adrienna a otra calle, ella se asustó pues estaba concentrada y al jalarla le dió un buen susto, se refugiaron detrás de un muro, Ezio espiaba a alguien, la pequeña trataba de saber de qué se ocultaban, cuando Adrienna se asomó se dió cuenta que lo que espiaba con atención era la pareja que estaba en el estudio de su maestro, una sonrisa malvada se formó en su pequeño rostro.
-Esto te costará un libro. -Mencionó Adrienna con malicia, Ezio le volteó a ver sorprendido.
-¿Tu silencio a cambio de un libro? -Preguntó sorprendido, la pequeña le miró segura y asintió con firmeza.
-Si es mucho, puedo pasar a saludarles. -Mencionó mientras soltaba la mano de Ezio, caminó solo dos pasos, Ezio le miraba retador, quizás no lo haría, pero la pequeña había avanzado mucho y de la nada levantó la mano.
-De acuerdo. -Mencionó desesperado, Adrienna regresó con él y tomó su mano. -Pero solo será uno. -Mencionó con más seriedad, Adrienna no sabía que tenía que ver Ezio con esa pareja, pero ya tenía un libro nuevo.
Se desviaron hasta llegar a una librería, la pequeña se paseo por entre los libros hasta que escogió uno, se dirigió corriendo hasta donde estaba Ezio y le enseñó el libro.
-Este, llevaré este. -Mencionó emocionada, Ezio lo tomó y lo analizó, estaba en francés, Ezio le miró algo intrigado.
-¿Sabes francés? -Preguntó curioso, Adrienna asintió confiada mientras miraba el libro.
-Ouí -Afirmó confiada, Ezio sonrió con pesar, una pequeña niña había sido capaz de chantajearlo, ni siquiera los más cercanos a él, se dirigió a dónde estaba el anciano que cuidaba la librería y pagó el libro, al salir de la librería entregó el libro a su nueva dueña, Adrienna lo abrazó emocionada. -Grazie mille Maestro Ezio, fue un placer haber hecho negocios con usted. -Mencionaba con burla mientras caminaba, Ezio le miraba algo orgulloso, ella sería una mujer fuerte y no se dejaría de nadie.
Mientras tanto Leonardo se encontraba preocupado en su estudio, dando vueltas y vueltas como un loco, miraba a la ventana y la oscuridad de la noche aumentaban su preocupación, cosas terribles pasaban por su mente, quizás los ladrones la robaron o quizás algo mayor pasó, miles de pensamientos negativos invadieron su mente, su preocupación iba ganando y al fin fue derrotado, tomó su capa y salió a buscarle, pero al salir la vio acercarse dando saltos a lado de Ezio; su corazón se alivió y soltó un suspiro calmado.
-¡Maestro Leonardo! -La pequeña gritó con emoción al ver a su maestro, corrió hasta él mostrando su libro de forma victoriosa, Leonardo se agachó y abrazó a la pequeña.
-Me tenías muy preocupado, pequeña traviesa. -Mencionó aliviado, Adrienna le correspondió el abrazo y cerró los ojos, hacia mucho no se sentía tranquila en un lugar.
-Lamento preocuparte. -Mencionó en un suave susurro, Leonardo vió a Ezio y soltó a la pequeña con suavidad, se puso de pie y miró a su amigo.
-Grazie Ezio, ya estaba a punto de salir a buscarle. -Mencionó agradecido, Ezio se acercó y colocó su mano en el hombro de su amigo.
-Descuida, podrías agradecerme invitándome algo de cenar. -Mencionó amistoso mientras señalaba la entrada a su estudio, Leonardo parecía algo emocionado, miró a la pequeña y le extendió su mano, Adrienna la tomó con confianza.
-Si te soy sincero no soy bueno en la cocina pero podríamos cenar pan y algo de queso, incluso podríamos acompañarlo con un buen vino ¿Qué te parece? -Mencionó animado, Ezio sonreía calmado.
-Lo que sea está bien, muero de hambre. -Dijo en un tono divertido, Leonardo hizo pasar a Ezio primero, Adrienna soltó a su maestro y corrió a preparar la mesa, Leonardo tomó el pan y lo acomodó en un plato, tomó un cuchillo y comenzó a cortar en rebanadas, hizo lo mismo con el queso y lo colocó en otro plato, Ezio se sentó, observaba como se coordinaban y trabajaban en equipo. Tan pronto acabaron, comenzaron a cenar, Leonardo trataba a la pequeña como si fuese aún más pequeña y eso le daba gracia a Ezio; una cena tranquila, cubierta de pláticas y risas, un momento de paz en medio de una guerra.
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Hermandad
AventureEzio llega a Roma después de haber peleado con el ejército de César en Monteriggioni, ahí conocerá a Adrienna, una joven aprendiz de herrería y medicina que se uniría a su hermandad, en donde descubrirá más de su pasado y su conección con Ezio. Sus...