Capítulo 15

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Roma, 1500

Tres días habían pasado desde el regreso de Ezio a Roma, todo estaba en calma, César estaba fuera de Roma y los guardias eran menos pesados; Adrienna entrenaba duro junto a Ezio, llegando a vencerlo dos de seis veces.

-Y dime ¿Dónde aprendiste a trepar? -Preguntó Ezio cansado, caminaba en círculo preparado para recibir el ataque de la joven.

-Los Ladrones me enseñaron. -Respondió en un tono exhausto, el sudor corría por el rostro de ambos, Adrienna dió el primer golpe y así inicio otro combate de entrenamiento.

-¿Ladrones? -Preguntó mientras esquivaba y lanzaba golpes, Adrienna con cada golpe mejoraba su ataque, esquivó los ataques de su maestro con rapidez y pese a su cansancio.

-Sí... -Respondió cansada, Ezio atacaba con fiereza, la joven esquivaba y contraatacaba.

-¿Qué más te enseñaron? -Preguntaba mientras luchaban, la joven pasó por su lado, como si lo hubiera atacado, Ezio esquivó y ella pasó de largo, se volteó hacia él y le enseñó unas cuchillas, Ezio revisó sus bolsos y notó que eran los suyos. -Impresionante. -Dijo orgulloso, Adrienna le entregó las cuchillas y continuaron peleando hasta que Adrienna logró derribarlo, se mostraba realmente cansada, el calor no les ayudaba demasiado y Ezio se dejó caer al suelo. -Tomemos un descanso ¿Quieres? -Su respiración era cansada, Adrienna asintió y se dejó caer, sus piernas ya no aguantaban más, miró a su maestro.

-Me enseñaron a robar para así poder sobrevivir y no terminar en un burdel. -Explicó cansada, Ezio le miró y se reincorporó, ella se limpiaba el sudor con un pañuelo. -Me enseñaron a defenderme de los guardias de César y me dieron refugio para cuándo lo necesitara. -Dobló su pañuelo y lo guardó, miró a su maestro y le sonrió.

-¿Cuánto sabes hacer? -Preguntó curioso, Adrienna se acomodó y miró al horizonte.

-Un poco de todo. -Respondió más calmada, Ezio entonces sé puso de pie y extendió su mano, Adrienna la tomó y le ayudó a pararse.

-¿Alguna vez trabajaste de cazarecompensas? -Preguntó curioso, la joven le miró confundida.

-Si... ¿Por qué? -Preguntó confundida, Ezio sonrió con malicia.

-Voy a empezar a dejarte misiones dentro de Roma. -Mencionó algo airoso, comenzó a caminar lejos del lugar del entrenamiento. -Ven, vamos a comer algo y sé de un lugar muy bueno. -Mencionaba mientras caminaba, Adrienna le siguió, tomó el brazo de Ezio y caminaron así por un largo rato; caminando por una de las calles de Roma Adrienna se detuvo y soltó a Ezio, este le miró curioso. -¿Todo bien? -Preguntó curioso, miró en la dirección en la que ella miraba.

-Estamos tan cerca de Leonardo... -Mencionó algo emocionada.

-¿Quieres verle? -Preguntó con ternura, Adrienna negó con suavidad, sin dejar de mirar en aquella dirección.

-Hay demasiados guardias cerca, sería peligroso para él y para nosotros. -Mencionó con suavidad, cubrió su cabeza con la capucha y miró a Ezio. -Vamos. -Ezio le miró con tristeza, Adrienna tomó de nuevo el brazo de Ezio y siguieron caminando, Adrienna parecía un poco perdida en sus pensamientos; llegaron al lugar y Ezio quería animarla un poco.

-La comida es muy buena y la cerveza te encantará. -Mencionó animado mientras le abría la puerta a la joven, Adrienna miró el lugar y parecía un poco más cómoda, caminaron hasta una mesa al fondo del lugar. -Te encantará. -Mencionaba con animo, en lo que les atendían Ezio tomó la mano de Adrienna. -¿Te sientes bien? -Preguntó preocupado, mirando a los ojos de Adrienna, ella le miró y asintió con calma.

-Sí, es solo que... Me preocupa Leonardo, no sé cómo ha estado en todos estos años, ni siquiera sé si sabe lo que pasó con mis padres, no sé si me reconocerá si lo veo. -Mencionó con algo de tristeza, Ezio acarició el dorso de la mano de la joven con ternura.

-Está bien, quizás aún no lo sabe, debes decírselo tu, y sé que te reconocerá, es imposible olvidar esos ojos amables. Alice. -Mencionaba con calma, Adrienna al escuchar el nombre que Leonardo le había puesto en Venecia soltó una pequeña risa. -Todo estará bien, me aseguraré de ello. -Las seguras palabras de Ezio calmaron el alma de Adrienna, ella le miró a los ojos y le sonrió, Ezio parecía algo nervioso al ver la sonrisa de la joven; uno de los meseros de aquella taberna se acercó con comida y dos tarras de Cerveza, Ezio soltó la mano de Adri y dejó que acomodaran todo, Adrienna miró toda la comida con sorpresa. -Adelante, come. -Señaló la comida con orgullo, Adrienna tomó un plato y comenzó a comer, Ezio le siguió comían y bebían tranquilos. -Leonardo ¿Era como un padre para ti? -Preguntó curioso, Adrienna bebía cerveza cuando escuchó la pregunta, levantó la mano y cerró el puño, con el índice afirmó mientras seguía bebiendo, cuando terminó de beber soltó un fuerte suspiró.

-Sí, aunque para serte franca, él fue la primera persona en la que me interesé. -Mencionó algo avergonzada, Ezio le prestaba atención, dejó el tarro a un lado y miró a la joven con sorpresa.

-¿En verdad? -Se mostraba asombrado, Adrienna comía con una enorme sonrisa.

-Sí, pero, la diferencia de edad me hizo retroceder. -Respondía con calma.

-¿La edad importa acaso? -Preguntaba con curiosidad, la joven le miraba confundida.

-¿Por qué te interesa tanto? -Preguntó algo coqueta.

-Quiero conocerte Adrienna, saber qué clase de personas llama tu atención. -Respondió seguro mientras estaba por dar otro bocado, Adrienna bajó la mirada hacia su plato.

-En realidad no tengo un tipo en específico, simplemente sigo a mi corazón. -Respondió en un tono suave. -Hasta hace unas semanas creía que la gente no le daba importancia al amor entre mujeres, sin embargo, si es un romance entre personas del mismo género la gente lo ve mal y yo no sabía. -Mencionaba algo apenada. -Debió ser incómodo para ti saber que estuve verdaderamente enamorada de otra mujer. -Miró a Ezio con seguridad y este le sonreía con ternura. -Pero a decir verdad, no me importa lo que diga la gente, si alguien ama a alguien sin importar qué, no es de la incumbencia de nadie. -Se mostró seria, Ezio sabía que ella tenía razón, sin embargo, la demás gente suele ser cruel con los que no piensan igual. -Si me gusta, me gusta. -Explicó a punto de comer, Ezio le sonrió con orgullo.

-Está bien, entiendo tu punto. -Respondió con calma. -La gente a sido cegada con falsas ideologías que hablan sobre el amor cuando no lo hay, muchas veces aquellas ideologías están llenas de odio y miedo, sin embargo, no nos queda más que respetar la opinión de otros aún cuando nuestra opinión sea lo contrario. -Parecía seguro de lo que decía, Adrienna le sonrió con ternura.

Continuaron comiendo entre bromas y anécdotas, salieron del lugar aún bromeando, parecían inseparables amigos de toda una vida, llevando cerveza con ellos, al llegar al escondite seguía su charla mientras continuaron bebiendo.

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