Idiot Boy {Edmund pevensie}

-¿por qué estamos aquí?-

Coraline plummer.

—hay paz a lo ancho y largo de narnia— explicaba el pelinegro mientras los demás observamos el mapa.

Habían pasado solo unos minutos en lo que Caspian explicaba lo que había pasada en nuestra ausencia.

—¿Paz?— interrogó Edmund.

—si es así,¿Por qué estamos aquí?—
Cuestione no muy segura de la respuesta que podría obtener.

Caspian suspiro —Me pregunto lo mismo.—

—¿A dónde estás navegando?— está vez fue Lucy quien pregunto.

—Cuando mi tío mato a mi padre y usurpo mi trono, atacó a los amigos y súbditos más leales de mi padre — comenzó a explicar Caspian —los siete señores de telmar, huyeron a las islas solitarias y nadie sabe que les pasó.

—¿Crees que les pasó algo malo?.

—Es mi deber averiguarlo.

—¿Que crees que hay al este de las islas?—  pregunto lucy.

—Aguas desconocidas— explico drinian quien había estado ahí observando —Cuentos de serpientes marinas gigantes  y cosas que no pueden imaginar.—

Intente no reír al ver la sonrisa nerviosa de Edmund —¿Dijo serpientes marinas?—

—Eso es todo capitán, ocúpese de sus asuntos— ordenó Caspian y Drinian asintió saliendo del lugar.

—Es un gusto volver a verlos.— hablo Caspian.

—Igualmente, majestad.— bromee yendo a abrazar una vez más a lucy.

—Ay, por favor no empieces.— se quejo y segundos después salió de el lugar diciendo que tenía cosas que hacer.

Los tres nos quedamos platicando un buen rato, ellos sobre todo se quejaban de su primo eustace a quien no había visto pues se la pasaba evitando a todo mundo sin embargo no parecía alguien agradable, les comenté sobre mis días en América y lo que había hecho.

—Apuesto a qué tienes muchos pretendientes al igual que susan— menciono Lucy y pude notar que algo no estaba bien.

Sin embargo no pude hablar pues un par de brazos rodearon mi cintura, —Pero ya tiene un novio— protesto Edmund.

Ella rodó los ojos antes de reír —Mejor los dejo, no quiero estar en medio de los tortolos—

Y ella también abandono el lugar.

—Hueles bien.

—estas más cariñoso de lo normal— mencioné sintiendo como intensificaba el abrazo y apoyaba su mentón en mi hombro.

—No te he visto en quien sabe cuánto tiempo, claro que voy a estar cariñoso  — se quejo empezando a dar pequeños besos en mi mejilla.

Reí levemente —Jamas creí ver a una versión tuya tan empalagosa.—

—¿No te gusta?.