-La vamos a encontrar-

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Coraline plummer.

La gente del pueblo celebraba agradeciendo de haberlos liberado de aquellos traidores.

Algunos jóvenes intentaron coquetear conmigo pero a decir verdad todos se alejaban en cuanto sentían la mirada punzante de Edmund en ellos.

—¡Majestad!— El hombre que perseguía el carruaje hace rato intento acercarse — Déjeme ir con ustedes, mi esposa fue secuestrada está mañana, soy un buen marino, he pasado mi vida en el mar..—

—Claro— afirmó Caspian y el hombre se unió a nosotros siendo perseguido por su hija.

"Vamos" le murmure a Lucy cuando se detuvo a ver la escena familiar.

Ahora un viejo es el que hablaba con Caspian parecía que se conocieron hace poco — Está me fue obsequiada hace mucho tiempo.— dijo entregándole una vieja espada llena de mugre y telarañas.

—Es una antigua espada narniana— comento Edmund con sorpresa.

—Es de la era dorada — prosiguió el anciano —Las espadas son siete... Obsequios de Aslan para proteger narnia, el la dejo a nuestro cuidado y ahora es suya.

—Gracias lord— dijo amablemente el pelinegro y tomo la espada —Encontraremos a los ciudadanos— vocifero y todos los demás comenzamos a embarcar.

Caspian le entrego la espada a Edmund quien la recibió con una gran sonrisa y prácticamente toda la mañana se la paso limpiando está.

—Sera una gran espada su majestad — hablo el pequeño ratón quien observaba al pelinegro.

—parece que le presta más atención a esa espada.— comenté acercándome a ellos.

El ratón río levemente —Bueno, todo rey necesita una buena espada.—

—Pero un rey no es nada sin su reyna— dijo Edmund sentándome en sus piernas donde hace unos momentos estaba la espada.

—O su guerrera— contraataque.

—Parece que estoy demás aquí, si me disculpaba majestades— el ratón hizo una reverencia y seguidamente se marchó del lugar.

Bese la mejilla de Edmund, era raro que fuera tan expresivo en público.

—Sera un excelente espada, quedará bien contigo.

—Gracias — respondió él aún sonriendo.

Dejo la espada a medio limpiar a un lado de el para finalmente concentrarse en mí, sus ojos tenían un brillo inexplicable pero que no me cansaría de ver nunca.

—pastelito— canturreo comenzando a jugar con mechones de pelo que estaban en mi rostro —¿Que piensas sobre casarte?.—

Mi corazón se acelero —¿Contigo?.—

El rio sarcásticamente —¿Pues con quién más?—

—Me parece una idea excelente— dije y una gran sonrisa se formó en el rostro del pelinegro —Pero cuando seamos más grandes, creo que aún es muy pronto.—

Idiot Boy {Edmund pevensie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora