Idiot Boy {Edmund pevensie}

-mansión-

Coraline plummer.

-Miren!- grite señalando unas pisadas realmente grandes.

Todos nos pusimos en marcha a explorar el lugar el cuál era realmente grande y bello, pero estaba demasiado solo y eso solo gritaba peligro.

Me acerque a Edmund lo más posible intentando darle palabras de apoyo, pero al parecer yo las necesitaba más que él.

Jamás me había parado a pensar que sería de mí sin Lucy.

-La daga de Lucy!- vocifero Edmund.

Todos lo miramos y en ese momento una flecha cayó cerca de Caspian, estábamos siendo atacados por criaturas invisibles las cuales parloteaban cosas sin sentido.

Apunte mi espada al aire no muy segura de adónde apuntar, solo me dejaba guiar por las voces.

Pero por suerte aquella criaturas se hicieron visibles como por arte de magia, eran enanos de un pies bastante feos en realidad.

-¡¿Que le hicieron a mi hermana?!- gruño Edmund apuntando con su espada a uno de los enanos, se veía bastante atractivo cuando está enojado.

Los enanos claramente eran unos cobardes pues enseguida hablaron.

-¡En la mansión!- respondió uno.

Frunci el ceño y también amenaze con mi espada -¿Que mansión?-

Y mi duda fue respondida cuando una gran casa también se hizo visible.

-Esa mansión- mumuro Caspian también hipnotizado ante lo que pasaba.

Las puertas de la casa se abrieron y de ella salió Lucy junto a un anciano.

-Coraline, Edmund, Caspian- nos llamó y un gran alivio recorrió mi cuerpo -Ese es coriakee, y está es su isla.-

-Vayanse- gritó el viejo aventando algo que deduje era nieve a los enanos.

Un muy confundido Eustace aprecio preguntando lo que yo quería -¿Que eran esos?-

-Tuflepoods.

Frunci el Ceño -ah, claro es muy obvio.- dije sarcástica y por un momento tuve la aprobación del niño.

Después de aquella escena coriakee nos invitó a entrará a su casa, el lugar era como una biblioteca gigante.

Fue ahí donde nos explico el por qué había hecho invisibles a los tuflepoods.

Extendió un mapa y comenzó a hablar —la maldad yace sobre la bruma, y proviene de la isla negra— apunto a una isla en el mapa —puede convertirse en sus peores pesadillas.—

—¿Y como la detenemos?.— pregunté cruzando me de brazos intentando Hayar una solución.

—Tienen que romper el embrujo— dijo el viejo —la espada que cargas — apunto a Edmund —existen otras seis.—

Caspian lo peso por unos segundos y finalmente dijo lo que yo pensaba —Los nobles, ¿Ellos también pasaron por aquí?.—

Coriakee asintió.

—¿A dónde fueron?.

—A donde yo los envié— aclaro el viejo y volvió a explicar — para romper el hechizo deben seguir la estrella azul. A la isla de ranmandu, ahi deben poner las siete espadas sobre la mesa de aslan. solo asi lograran liberar su poder magico. pero cuidense por que todos deberan pasar una prueba.....

el viejo siguio hablando sobre tentaciones y cosas como esas, no preste atencion pues me empezaba a sentir mal.

que clase de tentaciones podrian haber.....

lo que resto del día en cuanto el barco volvió a navegar me la pasé en un rincón de este mirando el oceano, extrañaba un poco mi casa sobre todo el leer sin marearme por las olas.

—¿Puedo?— pregunto la voz de un chico que no creo que se me acercaría.

Eustace se puso a mi lado en silenció.

—¿Extrañas tu casa?.

—Claro, narnia es increíble pero mi casa siempre será mi casa— le respondí intentando ser amable —Supongo que tú no estás muy contento con el viaje.—

—Para todos aquí soy un bicho raro, yo solo quiero ir a casa.

Suspire y puse mi mano en su hombro de manera reconfortante.

—Si algo aprendí es que todos venimos a narnia por una razón, solo intenta adaptarte y deja que los demás hagan su trabajo ellos están ocupado en la misión— aconseje y el solo me miró con atención.

—¿Los molesto?— la voz de Edmund sonó con firmeza.

Tenía sus brazos cruzados y nos observaba, conocía esa mirada.

Estaba celoso...

—Para nada— dije y me alejé de Eustace —Te dejo, tengo que ayudar al rey — la burla se notaba en mí tono.

Y antes de que Edmund hiciera un espectáculo lo jale del brazo y lo lleve a la cocina, ese lugar siempre estaba vacío por excepción de repicheep que cuidaba que nadie robara la comida.

—majestades.

Dijo el pequeño ratón y yo le encargue que nos dejara solos.

—¿Que hacías con el bocón de mi primo?— el pelinegra enarco una ceja.

Sonreí de lado —¿Celos pevensie?.—

—¿Viste como te miraba?!, Ese niño se está enamorando de mí chica.

—Tu lo dijiste, es un niño Ed.— intente tranquilizarlo y enrede su cuello en mis brazos. —No se compara contigo.—

Edmund puso sus manos en mi cintura y acercó su rostro para besarme, sus besos siempre eran dulces.

—Si no me caso contigo, no se que haré— declaró el chico escondiendo su rostro en mi cuello —Me gustas mucho.—

Mis mejillas se enrojecieron con rapidez.

No me cansaría de escucharlo decir que le gustó...

—me gustas mucho más.

Bese su cabeza con ternura.

—¿Realmente me amarás hasta el final de tus días?.— pregunto el, y parecía tan frágil.

—Claro que lo haré Edmund, eres mi primer amor y el primer chico que me ha hecho sentir demasiadas cosas, eras más de lo que podría pedir.— afirme aferrándome al abrazo.

Sabía que algo le pasaba.

El no se mostraba débil frente a nadie, incluso conmigo siempre intentaba sonar fuerte y decidido, pero yo sé que en el fondo es un ser tierno y que en algún momento se podría quebrar.

—¿Y si no puedo darte suficiente?.

—edmund...— llamé cuidadosamente y el se alejo para mirarme —¿Que pasa?.—

Su silencio, el como me miró, lo sentí tan profundo que quise llorar.

—Nada— murmuro y volvió a besarme.

No quise obligarlo a hablar.

A pesar de ser joven estaba segura de que habían pocos hombres como Edmund, y que nunca encontraría a alguien a quien amara tanto como lo hago con él.

Y por eso es que Edmund es el único chico con el que me veo casada.

××××××××××××

Yo sé que me tarde muchooo en publicar está parte.

Pero últimamente estoy muy ocupada con al escuela, les pido una gran disculpa.

Agradezco mucho el apoyo y que sigan leyendo, son geniales<33$