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No tenía planeado hacerlo, lo deseaba, pero por respeto no quería; sin embargo, no pudo contenerse y simplemente la tomó, la tensión que surgió en ese momento fue suficiente para que quisiera tenerla ahí mismo; así que sin pensarlo bien le había pegado una nalgada, había dudado si le molestaría, pero ella no dijo nada, entonces le bajó las bragas y apretó su trasero por lo que Chavero se retorció ahí mismo, no podía utilizar las manos pues estaban atadas. De un giro Ferrer la puso boca arriba mirándola directamente, la mujer cerró los ojos, estaba dispuesta a disfrutar lo que seguía, era aquella cara que Ferrer ya conocía; esa expresión de "Tómame, tócame y gózame sin que me dé cuenta, sin que sea yo quién lo haga, si no tú quién me hagas sentir lo que siento teniendo tan cerca y deleitándome de las cosas a las que te haz propuesto mostrarme"

Sus grandes manos de Dionisio recorrieron con hervor las curvas de la mujer por encima de la blusa que tenía puesto, el hombre la estaba preparando, sus manos fueron metiéndose dentro de su ropa provocando que ella se estremeciera contra sólo esa acción, recorrieron su abdomen y viajaron más arriba hasta que llegó a sus senos, se encantaba como cabían sus manos ahí y a Chavero le encantaba sentir el calor de sus manos, pronto el hombre los estrujó, quería morderlos y lamerlos pero no podía alzar del todo la prenda de la mujer por la forma en que tenía atada las manos, ahí había cometido un error.

Dejó de tocarla y se alejó, la mujer no siguió sintiendo su calor y su corta y pesada respiración tan cerca de ella, abrió los ojos encontrándose al hombre esculcando sus cajones.

—No se mueva—ordenó, enseguida volteó con dos corbatas, una en cada mano.

Se acercó y retiró el cinturón de las manos de la mujer, Chavero lo mirada, no sabía que es lo que haría, pero la sensación de estar ahí sentada en esa cama sin sus pantalones y bragas era extraña, pero no desagradable, de pronto antes sí podría ser desagradable para ella, pero más bien se sentía apenada pero muy excitada y no quería moverse de ahí.

—Recuéstate—Ordenó—pon tus manos arriba.

—¿Vas a...

Sin dejarla terminar le jaló los pies dejándola totalmente recostada, volvió a ponerse encima de ella sacándole por arriba la blusa que tenía, la dejó en sostén y con fuerza agarró sus manos subiéndolas a la cabecera de madera. Ahí fue donde le dio uso a la primera corbata, atando las manos de Chavero, el miembro de Dionisio comenzaba a hincharse, y sentía pequeñas cosquillas en la zona, al estar sentada en la mujer ella también sentía como se posaba algo duro en su abdomen; ella al mismo tiempo sentía como su zona se ponía caliente y también acompañado de un cosquilleo que quería saciar. Después de que el nudo fue suficientemente fuerte seguía el uso de la otra corbata, tomó el rostro de la mujer en su cara, ella abrió los ojos y se encontró con los del hombre, sus pupilas de Chavero estaban dilatadas y eso hacían que sus ojos se vuelvan más hermosos, a Dionisio le encantaban sus ojos, no lo podía negar pero también a la mujer azabache le encantaban los ojos perversos y profundos del hombre; Dionisio se había quedado mirando el rostro de la mujer unos segundos y ella lo miraba a él.

—Si las circunstancias fueran otras te arrancaría los labios—confesó el hombre antes de vendarle los ojos a Chavero con la corbata negra.

Ahora que la mujer no veía nada, sus sentidos eran más sensibles, se sentía más reconfortante mirar y lo había notado desde la primera vez y le fascinó. Ferrer comenzó posando besos en el cuello, eran besos dejaban rastro de saliva, iba bajando de a poco sintiendo el delicioso aroma de la mujer; se detuvo a besar el pecho succionando levente mientras su mano acariciaba el muslo de la mujer, mientas más abajo iba los besos se intensificaban volviéndose en mordidas hambrientas, llegando a los senos de la mujer, de deshizo con desespero de su sostén y metió pezón duro a su boca mordiendo con delicadeza y succionando cerca del área, para este punto Chavero respiraba agitada y se reflejaba la tensión que sentía en su parte baja. Luego pasó a su otro seno, pasando la lengua en círculos alrededor del pezón, el hombre estaba que explotaba. Después de unos minutos alojado en ese lugar continuó bajando, pero no sin antes dejar su huella, había dejado dos marcas más, una arriba de un seno y la otras justo abajo del otro. Bajo por su abdomen paseando la lengua por en medio ocasionando una respiración más agitada por parte de Chavero, cada que se acercaba más a su zona íntima sentía las cosquillas más intensas, fue cuestión de segundos para que el hombre se posicionara más cerca, había llegado a la pelvis posando besos húmedos y posteriormente posó su lengua bajando hasta el pubis, sin embargo cuándo la mujer se preparaba para sentir la gloria, los besos de hombre cambiaron de dirección a las piernas de Chavero, mismas que abrió sin más, la mujer sintió el frio más abundante recorrer la zona; la vista de Ferrer era exquisita, se moría por probar aquel manjar, pero quería que Chavero llegara a las últimas, por lo que cambió de dirección besando y mordisqueando la ingle. Chavero estaba tensando la corbata al mover los brazos de un lado a otro, sentía como su zona se humedecía cada vez más formando un calambre en las piernas.

FUEGO ARDIENTE  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora