9

2K 161 119
                                    



Ferrer llegó a su residencia pensando y analizando toda la situación que lo tenía abrumado, deseaba a la mujer, pero ¿podría desestabilizarla? No quería hacerle daño, sólo quería disfrutar de su alma inocente y su poca experiencia; ella físicamente le atraía y estaba seguro que la tendría y luego quedaría como un recuerdo; como un logro más.

—Bueno, papá ¿comenzamos a jugar?

—Adelante.

—Teníamos mucho tiempo sin jugar.

—Teníamos mucho tiempo sin tener tiempo solos, hijo.

—Ya ves.

—Supe que invertiste en un nuevo material.

—Sí, es de mejor calidad al que usamos.

—¿Por qué después de tanto tiempo decidiste cambiarlo?

—Discutí con el proveedor—Movía una de las piezas.

—Ya se me hacía raro.

—Todo va a estar bien con la empresa papá, es mi responsabilidad.

—Que bueno, me agrada cuando te pones así, más maduro.

—¿A qué te refieres con eso? —cuestionó indignado.

—Bueno, ya sabes. Cuando no estás de gruñón.

—Mejor hablemos de otra cosa.

—Me gustaría hablar seriamente contigo, no quiero que te enojes, ni que te indignes o que te sientas incómodo. Porque te conozco lo digo. —Dionisio se quedó callado y miró a su padre sin semblante alguno—Me preocupa que no tengas una estabilidad.

—Eso ya me lo habías dicho—Se limitó a decir.

—Quiero que encuentres el amor, porque todos merecemos un amor; alguien con quien compartir anécdotas y con quien pasar el tiempo. Sinceramente no me gusta que te la pases en bares cada que terminas una jornada laboral o que cuando tomes tengas que emborracharte siempre.

—Bueno, te seré completamente honesto, yo no sirvo para las relaciones sentimentales; soy una mala persona y lo sé y lo admito, no quieras recomendarme algo que me llevas diciendo por años, yo he entandado tener compromisos, pero no se me da, nunca he sentido una verdadera conexión con alguien. Tampoco quiero que juzgues la vida que tengo porque me divierto así.

—No eres malo, eres tonto y no lo digo para ofenderte, pero tienes que aprender a retener tu ira que no sé de donde se haya acumulado tanto resentimiento en ti, pero eso hace que las personas se alejen.

—No, no siempre es eso. Si yo realmente quisiera a alguien nunca la trataría mal, jamás y eso lo sabes.

—Te quiero y es por eso que quiero lo mejor para ti.

—Yo igual te quiero, pero Jaque Mate—Comentó victorioso.

—Ay no puede ser, y no me di cuenta.

Pasaron los días tranquilamente, hasta que llegó el lunes; el comienzo de una nueva y larga semana, Chavero siempre hacia lo mismo antes de salir de su casa para ir a trabajar, aunque esta vez se había arreglado más de lo normal, se había puesto un poco más de maquillaje que hacía que sus ojos verde miel resaltasen más de lo normal, lucia hermosa. Se había acostumbrado ya al trabajo ahí, le gustaba, se sentía a gusto al lado del señor Damián; se divertía con sus platicas y compañía, en su trabajo anterior sólo se la pasaba pegada a una pantalla haciendo cuentas, le dañaron la vista, todos esos años que llevó ahí habían provocado problemas en sus ojos qué debía usar lentes con bastante aumento y por lo tanto muy costosos; estaba ahorrando para comprarlos, extrañaba leer su biblia y coser para ganar un dinerito extra aunque lo hacía con mucho gusto.

FUEGO ARDIENTE  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora