siete

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Jueves, 30 de julio 2020

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Jueves, 30 de julio 2020.

Han pasado diez días desde que me fui de vacaciones con los chicos. En estos días hemos mantenido contacto en todo momento debido a que Daniel hizo un grupo y hablamos muy a menudo.

Con Charles he hecho alguna que otra videollamada hasta las tantas de la madrugada, solo cortabamos para irnos a dormir cuando teníamos sueño.

El paron de vacaciones ya ha terminado, y este fin de semana tienen Gran Premio en Gran Bretaña, en casa de George y Lando, por lo que estos días se nos ha echo más complicado hablar porque han estado ultimandose para este Gran Premio; entrenar con el simulador, hacer ejercicios, ir a sus respectivas oficinas de equipo, y esas cosas que ellos hacen.

Por mi parte, ya he empezado el trabajo de nuevo. Comencé al día siguiente de venir de Mónaco, y hasta ahora va todo muy normal; haciendo campañas de fotos y promociones.

Estoy terminando de limpiar mi habitación a ritmo de canciones de Estopa, un grupo de dos hermanos españoles que cantan pop y rumba española. Cuando la melodia de mi tono de llamada del móvil me hace saber que me están llamando, me apresuró a tomar el móvil y mirar de quién se trata, y oh por dios es del trabajo.

Apago rápidamente la música y me llevó el móvil a la oreja.

- Hola Zoe, buenos días - me dice Nuria, la jefa del trabajo.

Buenos días serán los tuyos pienso.

- Buenas Nuria, ¿pasa algo?

- Si, te informaba que hoy justo tienes una reunión a las doce y media de la mañana.

- Vale, gracias.

- A ti. - dice y cuelga la llamada.

No sé a quién cojones se le ocurre llamar una hora y media antes de tener una reunión. Ahora mismo podría soltar muchos disparates por la boca, pero me voy a quedar sin tiempo y va a ser mejor que empiece a prepararme si no quiero llegar tarde y que me echen la bronca del año.

Una ducha rapidita ya que no me tengo que lavar el pelo y  comienzo a vestirme. No tengo ni idea de que trata la reunión, pero siempre en estos casos mejor dar una buena impresión, por lo que unos pantalones vaqueros blancos de pata ancha, y una camiseta de manga corta azul celeste, que todavía hace mucha calor en Madrid. Me cepillo el pelo y me lo dejo al natural, es decir, con algunas ondas.

- Si menos mal, todavía me quedan media hora - murmuro mirando la hora en mi reloj.

No me entretengo más y salgo de casa. Me monto en mi coche y empiezo a conducir, el camino es más o menos corto y lo paso más entretenido escuchando la música que suena en la radio.

Unos quince minutos después llegó a la oficina, entró en ella y me voy encontrando trabajadores a los que voy saludando.

- Que sea lo que dios quiera. - susurro para luego acercarme a la puerta de reuniones y llamar sutilmente.

Arde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora