«Capítulo 10»

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•Cuori di carta•

El tiempo había pasado como una maldita eternidad para el pelinegro que estaba atrapado en las garras de cierto modelo que parecía necesitar más que nada en el mundo que el fotógrafo se viera perfecto de pies a cabeza en aquel momento

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El tiempo había pasado como una maldita eternidad para el pelinegro que estaba atrapado en las garras de cierto modelo que parecía necesitar más que nada en el mundo que el fotógrafo se viera perfecto de pies a cabeza en aquel momento.

—Ese tampoco me gusta, prueba el negro de por allá—Ordenó el mayor sin voltear a mirarlo realmente mientras ojeaba un periodico que uno de los empleados le había llevado para que leyera mientras tomaba un té relajante.—Si me vuelves a mirar así te voy a meter los dedos en los ojos, Jeon, es el último que queda, date prisa—Gruñó el ojiverde dirgiéndole una mirada de disgusto al azabache que se había volteado haciendo un puchero con evidentes ojos de "Estoy cansado, no quiero más".

Con pereza el menor se dirigió nuevamente al vestidor tomando el traje que el modelo le había indicado, ya no sabía cuántas veces se había cambiado de ropa, desde trajes verdes y extravagantes hasta el más clásico saco gris habían pasado por su cuerpo, pero el rubio simplemente no se sentía satisfecho con ninguno. Aquellas prendas no completaban la esencia del ojimarrón, no acompañaban esa preciosa piel clara ni la dureza de sus facciones, eran lo que en el vocabulario de Tae podría definirse como algo muy meh.

Desde que Jungkook había recibido la llamada se había propuesto que aquella noche su conejito destacara, el oír de sus labios decir que su madre lo había llamado inútil había hecho hervir su sangre, sabía que no debía importarle, sin embargo era tan frustrante, sentía rabia al imaginar la situación y su meta era callar las estupideces que quizás sus padres dirían aquella noche. Además, si eso no era suficiente, nunca era mala idea llevar un arma consigo.

—¡Te estás demorando una eternidad, mocoso!—Gritó el de cabellos dorados exagerando ligeramente, también estaba cansado de tener que esperar que el menor se cambiara cada vez que le disgustaba algo, sin embargo no iba a quedarse tranquilo hasta que encontrara la perfección que buscaba.—Ya era hor- —Sus palabras se vieron interrumpidas por un grito ahogado que trató de huir de su boca ante la imagen que apareció celestial ante sus ojos, bendita fuera la cama donde sus padres habían tenido sexo para que naciera ese bizcocho de hombre.

Su rostro desinteresado y aburrido fue invadido instantáneamente por una sonrisa ladeada antes de comenzar a caminar hacia un tímido pelinegro que no sabía que hacer mientras su jefe lo miraba de esa forma, y es que, ¡Lo estaba desnudando con la mirada!

—Nada mal, conejito, sabía que tengo un gusto magistral en trajes, ¿Y para que negarlo?—El rubio se acercó lo más que pudo al costado de la cabeza del pelinegro haciendo que el contrario posara sus manos en su cintura con tímidez.—...también en hombres...—Susurró el modelo pícaro notando como el menor se estremecía bajo sus palabras, era tan satisfactorio saber que lo tenía en la palma de su mano, saber que podía quererlo o romperle el corazón cuando se le diera la gana, saber que no sentía absolutamente nada más que atracción y que eso significaba que ninguna persona seria capaz de arrebatarle su alma nuevamente, sin embargo se engañaba a si mismo y en el fondo lo sabía, su corazón era débil y por más que no quisiera aceptarlo, el solo hecho de querer proteger al fotógrafo de sus crueles padres era un indicio de que algo más ocurría en su pecho, después de todo, por alguien que no era más que sexo casual, por alguien como Hoseok, no movería ningún dedo.

𝐂𝐨𝐧𝐬𝐢𝐠𝐥𝐢𝐞𝐫𝐞 | ᴷᵒᵒᵏⱽ  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora