𝐂𝐨𝐧𝐬𝐢𝐠𝐥𝐢𝐞𝐫𝐞 | ᴷᵒᵒᵏⱽ [+18]

«Capitulo 17»

•Melodia degli angeli•

Tip tap, tip tap, tip tap.

Todo lo que Taehyung oía era el constante traqueteo de sus zapatos elegantes al chocar con el piso, ¿Habían pasado minutos?¿Tal vez horas?
El rubio no lo sabía y simplemente no le interesaba, su cabeza estaba ocupada tratando de distraerse de lo que había visto y escuchado, estaba triste, triste como hace mucho tiempo no lo había estado, pero también estaba bastante enojado. No entendía cómo ni porqué Jungkook había actuado de esa manera y estaba profundamente ofendido por sus palabras, porque si bien Kim sabía que no era precisamente una santa paloma, nunca creyó que aquél hombre que parecía ser tan amable y compasivo dudara de la verdad que hacía sufrir su corazón luego de mostrársela de la manera más sincera que había ideado.

Con un cigarrillo en la mano el modelo continuó caminando y caminando con la cabeza gacha, sin detenerse a mirar hacia donde iba realmente hasta que de pronto, la segunda cajetilla de cigarros se acabó y el tabaco que lo distraía en esos momentos desapareció.

Con un suspiro Castelliere levantó la mirada, dándose cuenta de que estaba bastante alejado de los barrios altos, de hecho ni siquiera sabía dónde estaba.

—Disculpa, amigo, ¿Tienes un cigarrillo que puedas darme?—Oyó el ojiverde de pronto y la voz que salía de alguien que estaba atrás suyo lo sacó de sus pensamientos.

—Lo siento, como verás, se acabaron—Respondió el moreno con desgano, conocía perfectamente esa técnica, pero bueno, al menos el tipo le serviría para desahogarse.—Si quieres revisar mis bolsillos solo vas a encontrar una cajetilla igual a esta, vacía—Gruñó tirando el empaque sin nada en su interior al suelo.

De pronto las manos del desconocido se aferraron a la camisa blanca del pelidorado, que sin esperar mucho lo golpeó sin contemplaciones, dejando al individuo inconsciente sangrando en el piso en tan solo un par de segundos. Kim suspiró sintiendo su espalda tensa y los vellos de sus brazos encrisparse, venían más sujetos, los sentía y lograba verlos a través del rabillo del ojo, sin detenerse a pensar mucho la situación, el modelo se giró comenzando su constante vaivén de golpes sintiendo la piel de sus atacantes dar de sí bajo sus nudillos que tan solo ansiaban sentir el dolor que el corazón del ojiverde sentía.

Uno tras otro los hombres fueron cayendo a sus pies, era un verdadero desastre, un maravilloso y desagradable desastre.

Quitando un rastro de sangre de su rostro el rubio comenzó a caminar dispuesto a alejarse del lugar, estaba satisfecho, había descargado en mayor parte su ira por lo que sabía al menos que si veía a Jeon no actuaría de manera impulsiva, sin embargo el dolor seguía ahí. Absorto en sus pensamientos el mafioso no notó cuando un par de motocicletas se detuvieron frente a él, derrapando bajo su nariz prácticamente, para que luego bajaran dos hombres de aspecto desaliñado, siendo seguidos por lo que parecía ser una banda de criminales entera.