Capítulo veinte y seis: Cuidando del enfermo

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Después de ese momento "romántico" con Félix ambos nos quedamos hablando de nuestras patéticas vidas. Me contó más sobre su familia y cuando toqué el tema de su hermana por alguna razón se tensó alegando que ya era tarde y debía irme. Creo que es un tema sensible para él, le dije que podría contarme en el instante en que se sintiera listo pero igual no volvimos a retomar el hilo de la conversación pero esta vez disimuló y no me echó tan groseramente a la calle.

Ahora como le prometí a Stef me encontraba afuera de su casa. Nunca me canso de admirar la hermosa mansión, rodeada de un jardín precioso. Incontables veces le dije a su padre que me adoptara. Sé que sería feliz viviendo en esta casa como hermana de mi mejor amigo. Me comportaría como la hija obediente y sumisa que no he podido ser con mi madre. A punto de llamar a la puerta escucho un ruido de la parte trasera que llama mi atención.

Con sumo cuidado camino hacia allí. Alerta a cada paso que doy por si se da el caso de que se trate de un ladrón, pero no. Un Stef con el torso desnudo muy alegre saltando por la rampa de la piscina fue lo único que encontré.

Cruzada de brazos esperé en el borde a que saliera a la superficie. Las gotas de agua le caían del pelo de forma tan sexy que tuve que aguantar un suspiro.

-¿Tu no aprendes la lección, no?

Viene a mi mente cuando salté de ella con Izan, fue una locura.

-Vaya, vaya, que placer volver a escuchar tu voz-dijo en un tono demasiado exagerado. Aunque no lo admita yo también lo extrañé-.

Sale de la piscina y se acerca a mi con intenciones de abrazarme. Retrocedo antes de que me atrape y agarro una toalla-Me halaga que me tengas tanta consideración pero no quiero mojarme.

Toma la toalla-Eso depende de como quieres que te moje-sube y baja sus cejas con diversión. Pongo mis ojos en blanco-.

-Extrañaba tus comentarios pervertidos.

Esperé a que terminara para sentarnos el sofa que quedaba a unos metros de la piscina. Los pobres siempre seremos pobres.

-¿Puedes decirme de una vez qué es lo que descubriste?-pregunto curiosa-.

-A veces se me olvida lo ansiosa que eres-alzo mi ceja-Bueno vale, aquí va.

Espero a que hable, me siento como una de esas películas de suspense ese momento de silencio donde podría pasar cualquier cosa.

¿En qué momento mi vida se ha convertido tan dramática?

Tal vez desde ese momento en que te caíste encima de Félix, por ejemplo.

Si, a partir de ese día mi vida dió un vuelco.

-Contraté a un detective privado-soltó Stef de una vez-.

Me sorprendí al escuchar sus palabras. Le mire con los ojos entrecerrados, desconfiada de si decía la verdad, pero ví EB su mirada que no mentía.

Vaya, nunca lo creí capaz de entregarse tanto a esta situación.

-¿Y qué descubriste?-ahora mi curiosidad se había triplicado-.

-Es sobre Izan-abrí más mis ojos, intrigada-Ese chico tiene un pasado oscuro.

-¿Oscuro tipo violador de niñas de seis años?

Me dió una mirada de desaprobación y yo solo me encogí de hombros.

Les haré un breve resumen de lo que me contó a continuación:

Izan, drogas, debe dinero a esos chicos que le golpeaban que vienen siendo los que se encargan de pasar la droga en los baños de la escuela cuando los profesores no los ven, o hacen que no los ven pero a ellos les veo la misma cara de sobredosis.

A crane for you ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora