Capítulo veinte y siete: Nada relevante

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—No puedo superarlo.

—Ya es hora de que lo hagas. Entiendo tu frustración pero creo que estás exagerando, ya han pasado ocho años.

—Lo sé, pero dícelo a mi mente.

Esa era la conversación que tenían dos personas. Uno con bata blanca escuchando lo mismo de siempre pero como era su trabajo no podía reclamar, y el otro acostado, contándole eso que a veces no lo deja dormir.

El mencionado antes no era el único de sus problemas, el susodicho contaba con una lista larga de aflicciones; drogas, violencia, la asucencia de un padre, en fin, lo que sufre cualquier adolescente hoy en día. Pero el vio algo que sería traumatizante para un niño, algo que no debió ver pero que gracias a que estuvo allí pudo remediar.

...

—M, gracias por quedarte a cuidarme—agredecia Stef por cuarta vez en el humbral de la puerta—.

Estaba a punto de irme cuando ví que le había bajado la fiebre y las sudoraciones cesaron. Creí dejarlo dormido pero antes de subir a mi coche salio gritando con una cesta de dulces en la mano ¿cómo me iba a negar a unos dulces y mas cuándo son mis favoritos?

—La próxima vez que sientas que vas a morir llamame y te cuidare, o hare que tu muerte sea dolorosa—dije divertida—.

—Lástima que aún no puedo volver a la escuela—hizo un puchero—¿Qué harán esos perezosos del equipo sin mí?

Reí. Como siempre creyendo que el mundo dejará de girar si no esta él —No te preocupes. Tus padres ya le hablaron a la escuela, y justo me mandaron un mensaje de que llegaron al aeropuerto—me acerqué para darle un abrazo pero luego retrocedí, no quería contagiarme, así que puse una mano en su hombro—Espero mejores, no será igual si no te veo tirándole papelitos a la pelirroja que se sienta delante de mi.

Con otras despedidas fue como logré salir de esa enorme casa. Se despidió como si después de eso se marchara a la guerra para no volverlo a ver.

Subí a mi coche pensando en como aprobaría el examen sin haber abierto siquiera el libro. Se que tengo fama de ser la nerd de la escuela pero hasta los nerds pueden sacar una baja nota, lo que no es mi caso porque tenía en la guantera de mi coche notitas, apuntes, fichas, de todo reservado para emergencias.

Dispuesta a arrancar el auto mi teléfono comenzó a sonar y como siempre me dieron ganas de tirarlo por la ventanilla, mas inoportuno no podía ser.

Leí en la pantalla y el nombre de la persona que insistía tanto ser atendida me sorprendió. Con la curiosidad carcomiéndome respondí, extrañada pero una risa en los labios.

...

Era día de exámen por lo que se podía sentir la tensión a cualquier lugar que apuntaras la mirada. Chicos y chicas metidos a fondo en sus libros, hasta los que tienen fama de "brutos" o de reprobar constantemente sujetaban un cuaderno. No era de extrañar, las matemáticas eran temidas, y mas era temido el profesor que las impartía.

Me recosté a mi casillero cerrando los ojos, pensando en la llamada que había recibido antes de salir por completo de los terrenos de la casa de mi amigo, sinceramente no me lo esperaba. ¿Que pensara el de todo esto? Seguro que se llevara una sorpresa.

—Solo me queda esperar—murmuro para mi misma abriendo mi casillero mientras tomo algunas cosas que me hacen falta—.

—¡Santo Dios!—exclamo al cerrar el casillero y ver a otra persona del otro lado mirándome fijamente—. ¿Dina?.

¿Se acuerdan se aquella chica rara que me curo la rodilla cuando me caí entre la basura espiando, digo, observando a Félix? Era ella.

—Me sorprende que te acuerdes de mí—comenta con ese tono alegre que creo que es común en ella—.

—No se olvida a quienes te aplican primeros auxilios—apunto a mi rodilla—.

—Por cierto, ¿como se encuentra?

—Bien, bien—miento rápidamente—.

Para ser sincera no es algo a lo que le preste mucha atención. He tenido una rutina muy complicada que ni tiempo me dio de ir a que me la revisaran pero si tan grave hubiese sido ya estaría muerta o con la rodilla morada de alguna infección ¿verdad?

—¿A donde ibas?—pregunta cambiando de tema—.

—A la biblioteca a estudiar un poco mas antes del exámen de Mates—alzo el pesado libro en mi mano derecha—.

—Bueno suerte—me da un beso rápido en la mejilla y se esfuma tan rápido como llegó—.

Que raro, ¿a qué vino eso?

Tal vez solo quiera entablar una bonita amistad contigo.

¿Conmigo, con la burla de escuela?

Hay gente pa' to mija.

Luego de ese encuentro me dirigí a la biblioteca, en donde solo estuve unos diez minutos porque tocaron las campanas que indicaban que comenzaban las clases. Una vez con la hoja harta de preguntas delante mía no podía evitar pensar en cualquier cosa menos en la dichosa prueba. Mi mente era un espíritu libre revoloteando de aquí a a allá, se me habían olvidado las respuestas.

Horas mas tarde caminaba con los audífonos puestos en direccion al ligar que había acordado antes.

¿Qué como me fue ene el exámen? Creo que bien, por lo menos no deje nada en blanco, ya bastante tenia con no mente así. Por suerte tengo compañeras con corazón en vez de extensiones que me dejan copiarle. Me refiero a Dina, literalmente me mostró su examen en un descuido del profesor a cargo de cuidar precisamente que los alumnos no se copien. Fue la primera vez en mi vida que copiaba y casi la cago, pero por suerte esta vez la libré.

Llegando a mi destino pasé a escrutar desde afuera la mesa en donde me dijo que esperaría y alli vi su melena negra. Vuelvo a recalcar mi sorpresa al ver su llamada, no se ni de donde consiguió mi número pero eso no viene al caso.

Entre al café Guido's, el mas cercano a la escuela y donde generalmente los estudiantes se reúnen para no hacer nada importante. Si me pides opinión, estoy rodeada de nombres ridículos. Al parecer el antiguo duelo que murió se llamaba Guido y por eso se llama así, yo lo hubiera cambiado.

En fin, volví a hacer un escaneo panorámico del sitio hasta volverlo a ver. Sentado de espaldas y con el bastón a su lado, firme, como si fuera una anciana.

         °°°°°

Hola ¿a que no se imaginan con quien Mar va a encontrarse?


Se que probablemente no sepan porque apareció esta tal Dina otra vez y quiero decirles que no es un personaje de relleno, ella cumple su rol importante aquí también.


Pero no te detengas aquí que es doble actualización>>

A crane for you ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora