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Se había levantado mucho antes que el sol resplandeciera, pero sabía que él omega no se levantaría de buen humor y debía estar preparado. Los Omega aún en celo no era lo más lindo por las mañanas.
En este caso Yoongi.
—Amor...—sin respuesta.
—¿Mi vida?....—aún el pálido no reaccionaba.
—Corazón...—
—¡kitty!—exaltado gritó, para despertar al omega que yacía durmiendo pacíficamente en la cama.
—¡¿Que madre quieres Hoseok?!, no ves que voy por mi quinto sueño—bufo somnoliento y un poco desorientado. Aun caliente por el celo, sus mejillas aún pintadas de rojo, solo con una simple camisa.
Lo vistió en la madrugada para que no causara frío, lo limpio como se corresponde y le trajo un jugo de uva para darla una mañana dulce.
—Ya kitty, no te enojes amor, sabes...debemos alistarnos, tenemos un gran día de actividades—dijo para colocarse en la curvatura del Cuello de su omega, inhalando su olor, y de paso impregnando el suyo marcando territorio.
Amaba su olor.
Era tan dulce y agradable, su fruta favorita eran una combinación Perfecta.
"Mandarina y Chocolate", mientras que el olor de Hoseok era más fuerte "Café puro y Almendras", atrayente para Yoongi.
El alfa levantó en forma nupcial al omega para llevarlo entre risas y gruñidos al baño. Sabía que debía estar sensible así que lo trataría con suma delicadeza. Así darle una cálida ducha, su pequeño pero gruñón omega era lo mejor que tenía en la vida y daba gracias a la diosa luna ir haberlo puesto en su camino. No lo volvería a dejar.
—Aún tengo sueño...¿Podemos volver a la cama?—pidió desorientado, acurrucándose mucho más al pecho del alfa.
Aunque todo tengas sus dificultades, Por supuesto, Yoongi al principio no fue tan amable como esperaría, después de todo medio instituto le dijo que el pequeño omega era caso perdido y jamás tendría una oportunidad con el.
¿Raro no?
Desde que vio por primera ves aquellos ojos gatunos color grises, ese pequeño cuerpecito tapado con grandes sweaters de colores pastel o neutro, su precioso cabello lacio teñido de un violeta claro, adornado de muchos broches, su lobo aulló en acuerdo que aquel chico de abultadas mejillas era su pre-destinado, y aquel día que se conocieron declaró que ese omega sería suyo.
