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Su mente divagaba en un profundo pozo sin fondo, en la cual se discutía que pasaba ahora por su pequeña mente. Se sentía confundido y su lobo rasguñaba en tristeza y decepción, su corazón latía desenfrenado cuando se nombraba al alfa bobo o estaba cerca de su presencia.
(No tengo idea de lo que estes pensando pero eres un idiota por dejar libre a nuestro alfa)
Por lo mismo, intento estar lo más alejado de él. Su lobo aullaba en desacuerdo por la decisión tomada pero él sabía con exactitud que era lo mejor tanto para él como para Hoseok.
(Estupido humano, queremos a nuestro alfa)
Su pequeño pero fuerte cachorrito le suplicaba volver a ver al alfa o tan siquiera estar a unos metros y deleitarse de su espléndido aroma.
Como extrañaba su aroma delicioso y abundante que lo abrazaba exquisitamente.
Trato de esquivarlo en todos los pasillos, recibiendo miradas confusas de sus bobos hermanos por desviarse en las salidas o caminar por largos pasillos en ves de los comunes.
Y es que con una sola mirada del alfa, sabría que caería ente el rápidamente. Aun podía sentir el suave tacto de sus belfos contra los suyos. El exquisito sabor de estos sumado de la suavidad.
Su mente no podía parar de repetir una y otra vez aquella imagen tan explicita, sus sentidos se opacaban al tratar de sentir nuevamente aquel sabor, y quizás era ya muy tarde para volver a probarlos de nuevo.
Pero aquel día fue tan diferente, con el resto de los demás.
Su día de cosas fue monótono y aburrrido. Sus hermanos no fueron con él al colegio debido a que les había pescado una gripe infernal. Su mamá dijo que no podrían ir en esas condiciones al colegio así que tuvo que irse por cuenta propia.
—Estoy tan aburrido.—bostezo por todo el cansancio que llevaba en los hombros.—Debo llegar a casa temprano y llevarle una sorpresa a Channie y Nam.—
Fue un día triste para él debido a que no recibió la típica flor de colores en su casillero, ni los chocolates en su pupitre, ni al alfa que llegaba todos los días temprano para sentarse junto o a lado de él.
Alargándolo de cómo se veían tan bonito con esa carita y la perfecta Gummy Smile que tanto le encantaba. De cómo su ceño se arrugaba en una mueca tan adorable cuando estaba en disgusto.
Que para el alfa era lo más hermoso de ver.
Su lobo aullaba de tristeza por no tener la cercanía de aquel alfa de hermosa sonrisa y torpe andar.
