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Iba a morir si no hacía algo rápido.
Salió del auto, y fue directamente al maletero para abrirlo y sacar una gran chaqueta negra, junto a una gorra. Las gotas de lluvia empezaban a caer por el pavimento del estacionamiento, la brida fresca le mando escalofríos por unos segundos. No dejaría que su omega tuviera frío.
—Con esto no tendrás frío.—se acercó al omega semi desnudó para taparlo con dicha anteriormente, no dejaría que en el transcurso al departamento, alguien viera al chico de esa manera. Su lado protector salió a flote. —Vamos cariño, tengo que cargarte.
—H-Hose...
—Shhh..estas débil corazoncito. Refuérzate de mi cuello para cargarte.—lo tomó de la cintura para cargarlo y ponerle la gorra para que nadie lo viera.—Vamos. Te llevare adentro para que tomes un baño.
—¡No, baño, no!
Una vez lo tuvo asegurado en sus brazos, lo calmó con un beso en su frente. Su lobo ronroneó a gusto con los tratos a su omega y dejó que el estupido humano lo llevara a su lugar seguro y calmarlo como se debía.
(Hay que ponerlo a salvo) —Lo hago...—respondió Hoseok.
(Y mimarlo como es debido.) —Lo haré...
(Hacer un nido y no dejar que nadie entre.) —Lo haremos mang.
(Y follarlo por supuesto que tenga nuestra marca y sea solo de nosotros, para tener muchos cachorros) —¡Que! El alfa se atragantó, nervioso presionó en el ascensor el botón para el piso correspondiente, es que su lobo no podía ser un desvergonzado. Con el chico en brazos, lo apego mucho más a su pecho para apresarlo en sus cálidos y reconfortantes brazos. Una vez contra la pared se deslizó con todo y chico hasta tocar el piso del ascensor.
Aún tardarían en llegar,su piso era el último.
El chico cayó dormido en sus brazos gracias al reconfortante olor de su alfa, de cuclillas lo observó por algunos minutos,su rostro rojo, nariz pequeña y de botón junto a sus mejillas carmín era lo más precioso que pudiera observar, sus labios delgados y suaves era la gloria.
No se resistió. Por que cada minuto que pasaba su cuerpo estaban empezando a sentir calor y poco a poco era mucho más sofocante. El ambiente era cambiante, de tantas feromonas de celo que él chico sin descuido soltaba.
Beso castamente sus labios acariciando con ahínco sus mejillas, un beso atrás de otro, y el último fue el más largo de todos, se dedicó a conocer sus labios, recordarlos, memorizarlos.
Por que sabe que una vez que todo esto acabe, será el fin de esto. El comportamiento del chico era a causa de su celo, su lobo tomaba el control. Y lo amaba, él se enamoro silenciosamente. Atrapó su labio inferior para succionarlo y pasar su sin hueso por estos, realizando el mismo procedimiento por el superior, la textura y sabor le fascinaba. Se separó con voluntad, para seguir observarlo dormir, tan delicado, tan lindo.
