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𝐌𝐈 𝐒𝐎𝐋

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𝐌𝐈 𝐒𝐎𝐋

Domingo, 15:00 PM

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Domingo, 15:00 PM.

— Mierda... — Maldije en bajo al fijarme que no había azúcar. 

El poco dinero que daba mi padre no servía para nada, eran pocas las cosas que podía comprar aún así tenía que hacer rendir el dinero para no recibir la regañada, tomé el vaso donde siempre se ubicaba el azúcar y salí del apartamento, por suerte, mi padre había salido de urgencia, eso me relajaba. Tomando el ascensor, subí hasta el quinto piso, acercándome a la puerta indicada, toqué dos veces, pronto se abrió la puerta dejando ver a la señora Baji, la que solía salvarme de las golpizas.

— Hola cariño, ¿Cómo estás? — Preguntó, haciéndose a un lado. — Pasa por favor.

— Hola, estoy muy bien, disculpe, no tengo mucho tiempo. — Hablé tímidamente, aún así ingresé.

— Pues dime, pequeña, ¿Qué te trae por aquí? — Preguntó con una pequeña sonrisa.

— Azúcar, se me ha acabo y... — Bajé la mirada.

— No te ha dado dinero ¿no? — Enarcó una ceja, ella sabía de mi situación, por lo que no se negaba a ayudarme. — Te daré, no te preocupes.

— G-Gracias...

— No seas tímida, puedes pedirme lo que quieras. — Amplió la sonrisa.

Le entregué el vaso, ella lo tomó y se fue a la cocina para echarle el azúcar correspondiente.

— Por cierto cariño, mientras hago esto, podrías pasar a saludar a mi niño, está en su habitación estudiando. — Alzó un poco la voz desde la cocina.

— Esta bien. — Respondí.

Me dirigí al cuarto del chico, pasando por la sala, toqué despacio recibiendo un "Pase" como respuesta, entré poco a poco, Keisuke me miró y sonrió, mostrando su colmillo.

— Preciosa no sabía que vendrías. — Me hizo una seña para que pasara.

— Ha sido de imprevisto, Kei Kei. — Le sonreí, acercándome a él.

— Verte alegra mis días. — Confesó.

— No exageres, Kei Kei. — Me ruboricé levemente.

Él solo río. Esta sentando en la silla junto al escritorio así que me acerqué por atrás, colocando mis manos en sus hombros, me asomé para ver que hacía.

— Nena ¿Esto esta bien escrito? — Señaló la hoja.

— Hmm. — Leí de manera rápida, por suerte todo estaba bien escrito. — Esta todo perfecto, has mejorado Kei Kei. 

— ¡Que bien! A veces las palabras se me complican. — Se quejó, yo reí ante su expresión.

— ¡Cariño! ¡Esta listo! — Escuché la voz de la madre de él.

— Debo irme, Kei, nos vemos en la escuela. — Le di un beso en la mejilla. 

— Nos vemos preciosa, cuídate. — Me sonrió.

Salí de su cuarto y me acerqué a ella, quién me ofrecía el vaso, lo tomé con cuidado y me despedí rápido para llegar antes de que él, tomé el ascensor, bajando hasta el tercer piso, corrí hasta mi puerta e ingresé, lo que vi me asustó, mi padre estaba ahí esperándome.

— ¿A dónde fuiste? — Preguntó enarcando una ceja.

— F-Fui a... 

No alcancé a terminar, tomó mi muñeca de manera brusca, provocando que soltara el vaso, escuchándose como se quebraba.

— ¡En ningún momento te di permiso de salir! ¡Yo no estoy criando a una cualquiera! 

Bruscamente me adentró más, sacándose el cinturón, sabía lo que venía así que me preparé , golpe tras golpe fui recibiendo, no aguanté más y solté las lágrimas que retenía, cuando acabó la hora de castigo, me levanté como pude y me fui al cuarto, encerrándome, aún sollozando con lo ocurrido.

Esta era mi vida, una vida llena de sufrimiento, cada día odio más el vivir, mil veces hubiera preferido morir en vez de ella.

𝐌𝐈 𝐒𝐎𝐋 ┊ Chifuyu Matsuno. ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora