𝐌𝐈 𝐒𝐎𝐋 ┊ Chifuyu Matsuno. ☑

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𝐌𝐈 𝐒𝐎𝐋

Pasaron los días, días maravillosos en los que tuve citas con Chifuyu, aprovechando la ausencia de mi padre, a veces solíamos dar paseos nocturnos, nuestras salidas eran bastantes frecuentes, por otro lado, en la escuela, solo Suki y Baji sabían de nuestra relación, los cuales, celebraron felices por ello, tener su apoyo era más que suficiente para mi, para Chifuyu.

Ya era bastante tarde, regresaba después de hacer algunas compras, esta vez Chifuyu y Baji tuvieron reunión de pandilla, por ello había ido sola. Al llegar a casa, noté algo extraño, un ambiente diferente, encendí la luz de la entrada y me asusté al ver zapatos de hombres, el temor corrió por todo mi cuerpo, dejándome como piedra, incluso las cosas se cayeron al suelo.

— Tomoe, ven. 

Escuchar esa voz me causó el mayor miedo de todos, toda mi felicidad, mi momento de alegría se esfumaron con rapidez, torpemente me asomé por la sala, quedando frente a él, no se veía nada contento.

— Una cosa te pedí y ni siquiera lo hiciste. ¿Qué mierda tienes en la cabeza? ¡¿Dime qué mierda tienes?! ¡Confié en que serías buena hija y que harías todo como te pedí! ¡Pero solo eres una inútil! — Alzó la voz más de la cuenta.

— Y-yo s-seguí tus ordenes... — Recibí una fuerte bofetada, callándome.

— ¡No mientas mierda! — Me tomó del cabello.

— D-Duele... — Me quejé.

— Al parecer amas ser castigada, te haré el favor. — Una sonrisa sádica apareció en su rostro.

Las lágrimas comenzaron a caer, me moví como pude, logrando zafarme del agarre, corrí rápidamente hasta mi cuarto, cerrando la puerta con seguro, tomé mi móvil y marqué el número de él.

— Hola preciosa, ¿todo bien? — Baji contestó la llamada.

— K-Kei... C-Chifuyu... — Sollocé.

— ¿Tomoe? ¿Qué pasa? Chifuyu está conmigo. — Su voz sonaba preocupada.

— M-mi padre... A-Ayuda... — Dije entre lágrimas, los golpes en la puerta comenzaron a sonar. 

Ya no pude seguir hablando, pues, solo bastaron dos golpes más, los cuales, tiraron la puerta de mi cuarto, la llamada se corto, al momento en que mi móvil tocó el suelo, volvió a tomarme fuerte del cabello.

— ¡Aquí no me vas a venir a hacer lo que te plazca, ven conmigo! 

Me arrastró nuevamente hasta la sala, ya tenía listo el cinturón, cerré los ojos esperando el golpe.

— Después de esto espero entiendas quién manda aquí, más te vale no volver a desobedecer. — Elevó la mano, con la cual, sostenía el cinturón.

Las lagrimas no dejaban de salir, ¿Cuánto más podría resistir?, apreté los dientes para aguantar pero entonces un fuerte golpe en la entrada hizo que abriera los ojos, tanto yo como mi padre miramos hacía atrás, encontrándonos con Baji y Chifuyu, con la respiración agitada.

— ¿Y ustedes que mierda hacen en casa? — Preguntó enarcando una ceja. — Largo.

Baji sonrió, mostrando su colmillo. — Así que tu eres el maldito hijo de puta que la lastima, ¿Te gusta pelear?, siendo así, me voy a encargar de que ya no te guste. Chifuyu, llévate a Tomoe a tu casa.

El mencionado se me acercó y le dio un fuerte golpe en el estomago a mi padre, haciendo que me suelte, seguido me tomó al estilo princesa y me sacó de allí, sollocé mientras lo abrazaba fuerte, este se pasó a su casa, adentrándose a la sala y dejándome sobre el sofá, se sentó a mi lado, ubicando una mano en mi mejilla.

— ¿Estás bien? ¿No te tocó? — Preguntó, secando mis lágrimas con cuidado.

— L-Llegaron a tiempo... — Murmuré.

Sin resistir, me lancé a los brazos de él, ocultando mi rostro en su pecho mientras que él se dedicó a corresponder, acariciando mi cabello.