Denisse

Capitulo V: Ahora o nunca

La gran fortaleza de la Bastilla ha sido asaltada por todo el pueblo y el Gobernante ha sido asesinado.
Todo esto ha llegado a su fin, el pueblo ha comenzado a manifestarse por las calles y algunos de los manifestantes son muy violentos.
La noticia se repetía por el gran salón de mi casa, Marie y yo, asustadas de la noticia, salimos de la pequeña habitación en la que estaba mi madre.
En el salón mucha gente desesperada se iba, algunas mujeres se habían mareado. 
Mi padre se puso en alto y comenzó a gritar:
¡¡Todo el mundo por favor vuelva a su casa lo antes posible!!
Y así pasó, la gente empezó a irse lo más rápido posible; una vez se había ido la gente, mi padre ordenó cerrar todas las puertas y ventanas de la casa.
Mi padre estaba angustiado y se fue a dormir... Todo esto había sido un cambio de emociones muy raro.
Marie y yo nos subimos a la habitación. Ella se echó en un lado de la cama y no dijo nada, yo me quedé pensando en todo lo que estaba pasando cuando me di cuenta que tenía que haber apagado las velas de abajo. Corriendo, bajé hasta el gran salón y a la sala del piano. Apagué cada una de las velas y candelabros y recé por última vez a mi madre, cerré la puerta y volvé a subir a mi habitación. Marie se había quedado dormida y acto seguido, me dormí yo.

Denisse levántate, corre levántate.

Más sueños raros
Olía muy raro y hacía mucho calor, me levanté de la cama y fui hacia la puerta.
MI CASA SE ESTÁ QUEMANDO
La angustia y el nerviosismo me invadió todo el cuerpo; corriendo desperté a Marie que se empezó a poner nerviosa; salimos por el pasillo que daba a las escaleras de mármol, pero estaban bloqueadas, las vigas se habían caído. Corriendo, volvimos al pasillo en busca de otra salida.
Ninguna puerta se abría, la única por la que se podía pasar era una habitación que sujetaba el artesonado del Gran salón.

Marie ahora o nunca.

La cogí del brazo y nos tiramos encima del artesonado, y a su vez el artesonado cayó al suelo   .
Al caer llegó lo peor. Estábamos llenas de herida. Arrancando un trozo del vestido de luto, hice una especies de toallas para que las heridas pararan de sangrar.
Las dos cojeábamos mucho, nos dimos la mano y fuimos hacia los ventanales que daban al jardín. Marie cayó al suelo del dolor y yo comencé a ahogarme por el humo.
Sabía que este iba a ser mi fin.
¿Por qué Dios? ¿Por qué? - dije gritando
Con las únicas fuerzas que me quedaban, tiré una silla contra el ventanal y, una vez roto, cogí a Marie. Cerré los ojos, y con mi último suspiro caí a la hierba junto a ella.
Intentaba llorar, pero apenas podía recuperar la respiración.

He perdido a todo el mundo.