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—¿En serio tengo que ir? —inquirió con voz tensa y desanimada. Sus ojos se conectaron con los de su madre a través del espejo del tocador. Kate frunció el ceño sin responderle a la estúpida pregunta que acababa de hacer. Sabía que no se libraría por nada del mundo.

Después de visitar a Isabella y volver a su casa, se encontró con un vestido preparado para asistir a un baile esa misma noche. Era lo que menos quería, pero su madre la obligó a entrar en la bañera y arreglarse lo más rápido que pudo.

En esa ocasión no tendría que ir con lady Breastford, puesto que sus padres acudirían con ella a la velada. Sin embargo, no era muy alentador. Con su madre allí, tendría que esforzarse por parecer interesada en encontrar un pretendiente idóneo. Tampoco podía salir al jardín a tomar aire fresco si lo necesitaba o simplemente rechazar a los asistentes masculinos que pudieran cortejarla.

Ya se imaginaba siendo arrastrada por todo el salón, siendo presentada ante todo caballero soltero y en busca de esposa. Su padre no era tan insistente con el tema, pero tampoco se evadía. Él estaba de acuerdo con lo que planeaba Kate, siempre que a Carrie le gustara el pretendiente en cuestión.

Eso era una ventaja si lo consideraba bien. Podía rechazar a varios hombres con la excusa de no estar enamorada. No obstante, debía andarse con cuidado. Los barones tenían a alguien en mente para ella, sabía que era un burgués, al igual que Darien Barwick, pero no le habían revelado la identidad. Carrie asumía que aún no había una propuesta formal. Quizás un par de conversaciones insinuando una unión, pero nada serio.

¿Sabían ellos que estaba enamorada del duque de Kent? Tal vez pensaban lo mismo que el resto de la sociedad. Que no era suficiente para Su Excelencia. Que debía bajar sus expectativas y conformarse con otra persona.

Se mordió la mejilla para evitar gemir cuando su madre le jalo un mechón y lo puso con fuerza hacia atrás en el peinado. Estaba molesta por la hora a la que había llegado. Una dama soltera no tenía que pasar tanto tiempo fuera de casa. Debía hacer todo lo posible para no enfurecerla, si llegaban a enemistarse, no le daría la misma libertad con la que gozaba ahora. Posiblemente le sería difícil escabullirse para ir a la cabaña y no podía permitir eso. Si ella no cuidaba del duque, él tendría que irse y si estos franceses seguían rondando su entorno, le harían daño.

—Ponte las perlas. —le ordenó con sequedad.

La joven hizo lo que se le dijo. Kate estaba estresada. La entendía. No podían cometer errores. Era muy fácil tener uno y la sociedad no perdonaba. Cualquier cosa podía ser criticable, pero su madre se esforzaba para que ella triunfará esta temporada. Puede que no naciera en una cuna más cara, sin embargo, no pasaría desapercibida. Desde que había debutado, la tenían en gran estima. Las matronas la tenían como ejemplo a seguir para sus pupilas.

—Tu padre nos está esperando en la entrada. —la baronesa se dio un último vistazo y salió de la habitación con rapidez.

Carrie se puso en pie y la siguió con pasos lentos. ¿Qué estaría haciendo Thomas? ¿Necesitaría algo? Ella había hecho lo posible para que estuviera cómodo. No podía esperar a verlo al día siguiente. Para eso tenía que brillar esa noche y hacer sentir orgullosa a su madre.

Mientras bajaba las escaleras, miró cómo se comportaban sus padres. Ellos se amaban. La gente lo notaba al ver la cercanía que tenían. Debían darle la misma oportunidad que ellos habían tenido. Si quería algo parecido era crucial ser paciente. Estaba segura de que lo iba a conseguir.

El viaje en carruaje fue silencioso. Normalmente no era así, pero Kate estaba tensa y la impuntualidad de Carrie no había mejorado la situación. Anthony se abstuvo de mencionar nada. Conocía a su esposa muy bien y necesitaba estar tranquila antes de presentarse en la fiesta. Su hija, por otro lado, no quería ir allí. No podían excusarla, le había prometido a su nuevo socio que estaría esa misma noche y podrían charlar un rato. El hombre había demostrado cierto interés en lograr un matrimonio ventajoso y él estaba de acuerdo.

Seduciendo al Duque de Kent - Misterios de Londres IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora