Hoy era el día de las pruebas y hoy se determinaría quién sería el copiloto de Gipsy Danger.
Raleigh ya se encontraba en el lugar, al igual que los candidatos y otro espectadores.
En el centro había una tatami, ahí se realizarian los enfrentamientos.
—Comiencen—. Ordenó al mariscal en cuanto llegó, acompañada de Mako y Keira.
Uno a uno fueron enfrentando a Raleigh pero siempre perdían.
Mako era quien llevaba el registro de las puntuaciones de cada enfrentamiento. Pero Raleigh comenzó a darse cuenta de algo, cada vez que terminaba una pelea ambas chicas hacían ciertos gestos de desaprobación.
—4 puntos a 2—. Anuncio Mako Mori
—¿Qué sucede?—. Preguntó Raleigh ya algo molesto.
—¿Disculpa?
—Cada vez que termino un encuentro, ustedes dos —. Dijo señalando a ambas chicas. —Hacen ciertos gestos. Como si criticaran su desempeño.
—Es que no es su desempeño Becket—. Intervino Keira —Es el tuyo.
—Tu técnica, pudiste derrotarlos a todos dos movimientos antes—. Ahora hablo Mako.
—¿Eso creen?
—Estamos seguras—. Respondió la japonesa.
—Okey, hagamos algo ¿porqué no lo intentan ellas?—. Dijo Raleigh señalandolas.
Mako miro enseguida al mariscal, mientras que Keira solo miro al suelo. Por más que suplicara sabia la respuesta
—No—. Contestó enseguida el mariscal. —Sigamos con la lista de candidatos. Solo el candidato que sea compatible...
—Nosotras lo somos mariscal y lo sabe—. Interrumpió Mako
—¿Qué pasa mariscal?¿Acaso no cree que las mejores puedan luchar conmigo?—. Preguntó Raleigh desafiándolo.
Stacker Pentecost se mantuvo serio, pero sin duda algo que le molestaba era que lo subestimaran. Dudo unos segundos pero finalmente aceptó, el hombre miró a las dos chicas que se encontraban a su lado izquierdo y solo asintió con la cabeza.
La primera sería Mako; fue un combate muy parejo, a lo que terminaron en empate. Después fue el turno de Keira.
—Recuerda que se basa en la compatibilidad, es un diálogo, no una pelea—. Dijo Raleigh frente a ella. —Pero no limitaré mis movimientos.
—Esta bien—. Contestó ella con una sonrisa burlona. —Yo tampoco.
Era su momento, durante mucho tiempo entrenó para poder convertirse en piloto, ser como su madre.
Antes de que la chica pudiera siquiera reaccionar, Becket hizo el primer movimiento, El palo de madera estaba a escasos centímetros de su cara.
—Uno, cero—. Dijo el rubio.
Al igual que el primer movimiento que había realizado el muchacho, Keira de manera ágil logró atacar, obligándolo a retroceder y ahora él tenía el palo de madera a centímetros de su cara y fue cuando la chica sonrió.
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