Los días pasaron volando, la convivencia entre los nuevos compañeros de pisito en la playa fué más fácil de lo que habían imaginado. Horacio agradecía lo ordenado y limpio que era Volkov en el apartamento y Volkov agradecía que Horacio cocinara muy bien, la comida casera solo era la cúspide de los beneficios, era muy detallista en realidad, aveces dejaba barras de cereal o de yogurt sin terminar a propósito en el refrigerador para que el otro se las comiese, ya que sabía que le encantaban.
Eso sí, las rojadas de limón en todas partes no desaparecieron, al igual que las velas aromáticas de Horacio, quien obviamente le había contado todo de todos los días con el ruso a su grupo de amigas y a Claudio, quien parecía no sorprenderle, quien estaba satisfecho con los resultados de la "amenaza" que le dió a Volkov.
Los días en comisaría se habían vuelto ligeros por la poca tasa de criminalidad en la ciudad y en vez de volverse aburridos, se aprovechaban para entrenar a los alumnos o salir de vez en cuando a hacer ejercicio los inspectores y oficiales.
A pesar de que el comisario Collins se había unido ya hace una semana, se le veía poco por comisaría por lo que no se había topado aún con muchos de los puestos altos en la malla. Claramente Volkov y Horacio sabían el por qué: la investigación.
𓆉︎
- ¿Mañana ya? ¡Pero ni tiempo da a organizarlo!
- Pero que ahora es el momento, ¿Has visto lo calmada que está la ciudad? Luego ya no tendremos oportunidad.
Nikolai y Athenea se encontraban en los vestuarios charlando avivadamente, con unos cuantos agentes alrededor comentando la situación y emocionándose.
Horacio y Volkov llegaban exitosos de un arresto por pesca ilegal, se la habían pasado bien exagerando más de la cuenta la gravedad de pescar 6 mantarrayas, así que venían de bastante buen humor de los calabozos y como era un día especialmente frío, Horacio decidió ir a los vestuarios a ponerse su chaqueta roja.
- ¿Qué pasa, perlas? - Dijo alargando la S, al ver a bastantes compañeros ahí reunidos supuso que estaban de chisme.
- Horacio tenés que elegir oufit de volada papá. - Comentaba Raúl acercándose y apoyándole un codo en el hombro.
- ¿Cómo?
- Mañana vamos a celebrar la boda - Decía Nikolai tendiéndole la tarjeta de invitación, que era de color beige con una cinta azul y otra café enlazadas en un moño - ¿No sabrás... si Gustabo y el señor Conway querrán venir? No los veo hace siglos.
Horacio tragó saliva tomando la tarjeta, se rascó la nuca y vió al hombre.
- No lo sé, tengo entendido que están como en una academia y el viejo lo entrena y así. - Odiaba mentir, primero porque se le daba fatal y segundo porque no veía el por qué de no decirles sobre la investigación, eran todos de confianza.
- Osria, pues bueno, igual no es que fuesen muy fiesteros. - Comentó Moussa mientras se ataba los cordones de una bota sobre el banquito.
- Tío, la de alcohol caro que hubiese traído, que pena. - Dijo Greco mientras se acercaba a Horacio y le sacaba la tarjeta con cuidado para ver la decoración.
- La invitación es para Volkov y tú, eh. Ahí dice Horacio Pérez y familia.
Horacio miró a Athenea y sonrió de labios con el ceño fruncido - No tardaste nada en decirle a toda la comisaría que me mudé con el, ¿eh?
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[ ⚢︎ ]🦋𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒐. [pausada🥶]
Fiksi Penggemar𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒́𝑠 𝑑𝑒 𝑡𝑎𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑎𝑛̃𝑜𝑠, 𝑉𝑜𝑙𝑘𝑜𝑣 𝑒𝑚𝑝𝑖𝑒𝑧𝑎 𝑎 𝑑𝑎𝑟𝑠𝑒 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝐻𝑜𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜 𝑒𝑠 𝑢́𝑛𝑖𝑐𝑜, 𝑦 𝑚𝑒𝑟𝑒𝑐𝑒 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑎 𝑡𝑎𝑙𝑎𝑑𝑟𝑎𝑟 𝑙𝑎 𝑑𝑢𝑟𝑎 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑎 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑐𝑜𝑟�...