Capitulo 7

4.5K 359 11
                                    

ISABEL

Eh pasado las mejores noches de mi vida. Con mí ahora marido. Nunca pensé que fuera tan bueno estar casada. Pero a pesar de eso, aún así, aunque me parta el corazón, no puedo ser egoísta. Amo a Jacob y deseo lo mejor para él. Deseo que sea feliz y pueda tener una familia, y a mi lado nunca la va a poder tener.

Beatriz vino al apartamento con sus dos niños como llevaba haciéndolo desde que la conocí. Jacob está jugando con Eliazar. Me gusta verlo mucho jugando con niños, aunque al mismo tiempo me siento mal por no poderle dar los hijos que se merece.

—¿puedes tomar un momento a la niña? Necesito ir al baño— me pide Beatriz

—sí, claro... Ven aquí hermosura— nunca eh cargado a ningún bebé pero siempre hay una primera vez. Beatriz la pone sobre mi regazo y se asegura que las dos nos sintamos cómodas.

Está un poco enferma por eso no quiere estar caminando, solo quiere brazos. En cuanto me sentí más segura con ella en brazos empecé a arrullarla y no tardo mucho para cuando quedo dormida.

Estaba observando a Elizabeth, pasando mi dedo por el puente de su nariz cuando sentí que alguien me observaba. Levante la vista y me encontré con los hermosos ojos de Jacob. El solo me sonrió y siguió jugando con Jacob.

Después de eso no tardaron mucho en irse del apartamento, quedándonos solos. Cenamos y él, como ya otras veces, se ofreció a bañarme o entrar conmigo y solamente ayudarme en lo llegase a necesitar. No pude negarme. Uno: lo quería ahí, dos: porque no me importa que me mire desnuda, es mi marido y ya me ah visto desnuda más veces de las que puedo recordar, y tres: porque no quería negarme.

No me llevo a la cama sin antes, el mismo ponerme una bragas y un camisón grande, que ni siquiera me alcanza a cubrir todo el trasero. La ventaja -si se podría decir así- es que todo el tiempo estoy sentada. Él prefirió quedarse en bóxers, dejándome a la vista todos sus tatuajes y poder disfrutarlo.

Él una vez me había dicho que cada uno de sus tatuajes tenía un significado así que a mí no me dejo ponerme cualquier tatuaje. Me pidió que escogiera muy bien, por su significado, porque es una obra de arte que va a estar en tu cuerpo toda la vida y no puedes ponerte cualquier estupidez. Sus palabras, no las mías.

Ya mi camisón iba a media espalda porque él estaba acariciando mi vientre, me tenía recargada a su pecho, espalda contra pecho. Estábamos viendo la TV pero realmente no estaba prestándole mucha atención. Me venían recuerdos de Jacob jugando con su sobrino en diferentes momentos. Deseo tanto poder tener un hijo con él. Podríamos adoptar pero quiero uno que sea completamente mío y suyo. Quiero darle un hijo, quiero saber que se siente tener un ser creciendo dentro de ti. Y saber que eso nunca va a poder ser posible me duele. Pero después que pienso eso, me viene a la mente todo lo que me dijo su hermana ¿seré cierto? No tendría porque mentirme ¿o sí?

Para cuando me doy cuenta ya lágrimas bajan por mis mejillas. Agradezco estar de espaldas con Jacob para que no me vea llorar. A él no le gusta verme así, sufriendo. Ya tantas veces que me ah visto llorar y sufrir, y no me gusta que él se preocupe. Sin embargo, mis lágrimas parecen querer ser observadas por él porque una cae en su brazo que tiene sobre mi vientre. Como hubiera querido que no sintiera la gota de agua en su brazo pero si la sintió. Quito el brazo de mi cuerpo y se lo miro, me tomo del mentón eh izo que lo mirara. Frunció el ceño al verme con lágrimas.

—¿qué pasa, porque lloras?— pregunta desconcertado

—por la película— digo, no quiero que sepa que estoy triste por no poder tener hijos.

—vamos, los dos sabemos que no es eso. Ahora dime que pasa— exige, pero sin soñar molesto sino comprensivo y dulce.

—debes buscar a una mujer que no esté incapacitada y te pueda dar hijos— digo resignada

—volvemos con lo mismo— dijo cansado, poniendo los ojos en blanco. —¿por qué lo haces? ¿No te ah quedado claro que mi única felicidad, que la única mujer con la que quiero estar eres tú? Porque te lo eh dicho de muchas formas, te lo eh demostrado, pero parece que tu no lo entiendes. Ya no se que mas hacer—. Me acomoda bien en la cama, me cubre y sin más, se levanta. Toma una almohada, va al clóset, saca una cobija y sale molesto de la habitación. No sé qué decir así que me quedo en silencio

—sigues enfadado conmigo?— preguntó a la mañana siguiente. Estaba preparando el desayuno pero no me ah dirigido la palabra, tal vez porque no sabía que ya estaba ahí. Voltea y me mira. Sigo con el mismo atuendo de la noche solo que el camisón se me trepo. Más al parecer, se translucen mucho mis pechos porque él clava la mirada ahí y creo que incluso se vuelve un poco obscura. Se acerca a mí, me acaricia la mejilla y se arrodilla en frente mío.

—sí, todavía sigo enfadado contigo—

—¿y qué puedo hacer para que eso cambie?— preguntó un tanto seductora. Parece pensarlo

—número uno: vas a tenerme que dar mucho más que besos, número dos: dejar eso de tu invalidez y esterilización por un lado y concéntrate en mí y en ti, y número tres: dejar de tenerte lastima. Ya me habías prometido que ibas a tratar de no tenerte lastima.—

—sí, lo lamento, pero no puedo evitar sentirme culpable de privarte de tener una familia. Te ves tan lindo jugando con tu sobrino y desearía poder darte una familia. Pero pensar que nunca voy a poder me duele— digo tratando de ser sincera. Me toma en brazos y empieza a caminar conmigo hacia nuestra habitación.

—entiendo que te duela, no lo comprendo pero entiendo. Sé que deseas tener hijos, todas las mujeres lo desean pero no quiero que te deprimas por eso, ni mucho menos que pienses que mi felicidad está solo en tener una esposa que me pueda dar hijos. Tu eres mi felicidad, con hijos o si hijos, yo ya soy feliz- dice. Y yo siento amarlo incluso más, si es posible.

—te amo— me sonríe y enseguida siento su labios sobre mi cuello. Me sienta sobre la cama y me saca sobre la cabeza el camisón dejándome solo en bragas. Pero pronto se encarga de dejarme desnuda mientras juega y excita mi cuerpo.
                                          §~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§

Nos estacionamos enfrente de un gran edificio, nunca había estado en un lugar así antes pero por el diseño del edificio, de las letras y el nombre supe que era una iglesia.

—¿qué hacemos aquí?— pregunte desconcertada.

—Se que no sabes mucho de mi vida porque poco te eh contado, pero... una cosa que se desde pequeño y lo creo porque lo eh visto, es que Dios hace grandes milagros. Mi hermana hace algunos años tuvo cáncer de mamá, tenía pocas esperanzas y ella no quería operarse. Para no hacértelo largo, Dios la sano. El doctor se quedo en shock, no lo podía creer pero así fue, mi hermana quedo sana. Desde que los doctores no te dieron esperanzas yo quise traerte pero por una cosa u otra no había podido- dijo, sin dejar de mirarme directo a los ojos. Y justo en ese momento toda duda de que Beatriz podía haberme mentido o jugado conmigo, se esfumaron.

Mis Mejores MilagrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora