Capitulo 9

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ISABEL

Creo que Jacob se puso un poco celoso, mis terapias iban a empezar a ser en agua y el terapistas era hombre. No se despego ningún momento de mi lado, no tenía ropa para agua así que no se metió, pero me prometió que la próxima vez triaría ropa apropiada y él personalmente me ayudaría con las terapias. Pero para nuestra desgracia -y digo nuestra porque a mí también me hubiera gustado que él fuera quien me daba mis terapias- se fue de viaje porque Ramiro lo solicitó para iniciar su carrera como corredor de autos. No quería dejarme sola, que porque si no quien me iba a bañar, a cambiar, a llevar a las terapias y vigilar que el hombre no se pasara de largo, y tantas cosas. Así que me dejó al cargo de Marcos y Ricardo. Ellos me llevaron a las terapias y al trabajo en esos días que Jacob iba a estar fuera.

Claro que mi suegra y Beatriz iban seguido a visitarme. Siempre estaban al pendiente de lo que necesitará, me llevaban de compras, o ellas mismas me traían obsequios. Mi suegra había estado muy al pendiente de invitarme a la iglesia, y se aseguraba de venir por mí.

Hoy había una fiesta en la iglesia para todas las damas y mi suegra no dudó en invitarme en cuanto supo que se organizaría. Claro que ella era de las primeras en enterarse porque siempre estaba en la iglesia, ayudando en lo que podía.

Era en viernes y ese día no había trabajado así que con mucho tiempo, busque mi mejor ropa, me maquille y mi suegra paso por mí para que fuésemos juntas, como siempre.

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—pero ¿porque pasan tantas cosas malas?—

—pues por nuestra culpa.— me sonríe y yo le miro con el ceño fruncido. Lucia como si bromeara— Porque nosotros decidimos lo que hacemos con nuestra propia vida. Dios no nos obliga a hacer nada ni a tomar decisiones, nosotros solos tomamos nuestras propias decisiones.—

—pero yo no eh tomado ninguna decisión en mi vida como para todo lo que me sucedió— le miro desesperada —¿por qué me pasa todo esto a mi? Yo no eh hecho nada. Lo único que eh hecho en la vida es soportar los golpes de mis padres y sus insultos.— una alerta en mi cabeza me dice que no es cierto —Bueno... lo único malo que hice fue robar cervezas pero era necesario porque si no les llevaba las cervezas ellos me golpeaban.—

—bueno, tal vez no son las consecuencias de tus actos, pero... Tu estas sufriendo las consecuencias de los actos de tus padres. Y dirás: pero son sus errores no los míos, yo no tengo por qué pagar eso. Y es cierto pero, como por ejemplo, cuando un matrimonio se separa los hijos sufren y no tiene que sufrir, pero sufren por los errores de sus padres, aunque ellos no tengan la culpa y ellos son los que pagan las consecuencias. Por el error de ellos, eso sigue pasando por generaciones, como una maldición. Los hijos de ese matrimonio destruido, que no tenían la culpa, cuando crecen y se casan -no siempre pero la mayoría de los casos- sus matrimonio terminan en divorcio ¿por qué? Porque tanto sea hombre o mujer, como viene de un matrimonio separado ellos tienden a hacer lo mismo.— para pero yo le miro con más insistencia para que se explique. —La única forma que no pase eso, es que ese hijo que no tuvo la culpa, decida acercarse a Dios. Dios cambiara su vida y va a romper esa maldición y, no te puedo asegurar que nunca más tendrán problemas pero sus te puedo asegurar que el hijo va a tener un matrimonio estable, que no termine en un divorcio— dice la pastora, con voz muy amable y yo ya tengo muchas lagrimas rodando sobre mejillas.

Ya la fiesta casi terminaba cuando la pastora de la iglesia fue a saludarme.

—eso mismo me dijo Beatriz, de la maldición que persigue a los hijos por los errores de los padres— dije en un susurro, recordándolo. La señora me sonrió. —una última pregunta—

Mis Mejores MilagrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora