Capitulo 6

4.6K 365 3
                                    

JACOB 

—estoy embarazada— habló Mónica de la nada. Todos nos quedamos en silencio, esperando a que dijera que era broma y se soltara riendo. Pero eso no llego, si no que inclinó la cabeza y una lagrima rodó por su mejilla.

—¿y el padre?— preguntó Javier

—no se quiere hacer responsable, no está seguro si es de él o no.—

—¡¿como que no está seguro que sea de él?! ¡Pero que pagan!—

—no es su culpa. Si yo estuviese en su lugar también dudaría. El fue un rollo de una noche.— solo alzó los ojos para mirarnos, y por primera vez mire a Mónica sonrojándose —era un trío, con una mujer. Pero todavía no se iba y llego el novio de ella. El novio de la chica quiso unirse pero Saúl, ósea el padre de mi bebe, no quiso. Saul se fue y pues...— tragó saliva. Miro hacia el suelo y no volvió a levantar la vista —me lo tope algunas otras veces pero... cada vez que el me miraba, me miraba con diferente hombre. Después volvimos a coincidir y volvimos a tener sexo y desde él, no eh vuelto a tener sexo. Por eso se que es de suyo—

—no te preocupes, todo va a estar bien. Cuentas con todos nosotros. Ese bebé no va a necesitar a ningún padre porque va a tener 4 tíos—.

Me cae muy bien Mónica, es buena chica pero bueno, las personas con su forma de ser es como se ganan su fama.

¿Como su prima Mónica e Isabel pueden ser iguales pero al mismo tiempo muy diferentes? Iguales porque las dos tienen muchos tatuajes, el cabello de colores, piercings. Pero diferentes porque Mónica toma alcohol, fuma, se droga, tiene sexo con cuanto objeto con pene se le pase enfrente. Y mi niña Isabel odia todo eso -nunca me lo ah dicho pero yo se que lo odia, la conozco desde los trece años-. Las dos tiene historias similares pero las dos tomaron decisiones diferentes, completamente diferentes. Los padres de Mónica también son drogadictos pero cuando la golpearon la primera vez como a los 9 años, ella se fue de su casa. Si, muy valiente de su parte para ser una pequeña niña.

—gracias— susurro Mónica, antes de caminar hacia la cocina.

Acerque la silla de ruedas hacia dónde estaba Isabel y la tome en mis brazos. Aproveche para enterrar mi cara en su cuello y aspirar su aroma. A pesar de que necesitaba ayuda, nunca la quiso. Me refiero a bañarse, yo estaba dispuesto a ayudarle y bañarla, yo estaba dispuesto a sacrificarme y ayudarla. Pero ella no quiso, y no se cómo le ah hecho porque no me deja ayudarla para nada, ni a desvestirse.

Le encanta que pase mi nariz por su cuello, le da cosquillas pero le gusta. Si no me equivoco, creo que soy su primer novio, o tal vez su segundo -si es que tuvo uno antes de los trece, antes que yo la conociera-. ¿O tal vez sea yo el tercero? No lo sé, no lo creo pero como la mierda que no me importa.

En este tiempo, desde que la tengo viviendo conmigo, eh aprendido más cosas de Isabel que no sabía. Como por ejemplo: ronca. Me encanta tenerla en mi casa, por fin, a mi lado, donde pertenece.

Llevo la silla de Isabel, arrastrándola para llevarla con Mónica. Mónica estaba con su mente en otra parte, con un vaso de leche en la mano, recargada contra la barra de la cocina de la casa de la fraternidad. Deje a Isabel en la puerta y que se impulsara sola hacia Mónica.

—¿eres virgen todavía verdad pequeña?— y esa pregunta me paro al instante. Sé que no debí quedarme escuchando pero... ¿porque le pregunta eso?

—¿Cuál es el fin de esta pregunta?—

—no tengas relaciones sexuales antes del matrimonio, porque una vez que las tienes los hombres ya no te respetan. Eso les da a entender a ellos que eres fácil y tampoco se preocupan por pedirte matrimonio porque lo único que ellos querían, ya se los diste... No cometas los mismos errores que yo. Mírame, a mis 23 años embarazada, sin terminar la universidad, alcohólica, drogadicta, sin el padre que se haga responsable y sin trabajo—

—qué curioso, algo similar me dijo mi madre hace unos tres o cuatro años, en otras palabras pero eso mismo— ¿que su mamá le dijo que? Creo que me estaba volviendo loco, pues estaba escuchando cosas que no podían ser. —gracias, gracias por tu consejo— dijo Isabel.

                                            §~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§~§

—¡nada de strippers eh!—

—eso no me digas a mí, dile a Mónica y Rosaura que ellas son las que me llevan—

—¡¿enserio, Mónica?! De ella puedo esperar lo que sea. No, olvídate de ir, no vas a i—

—sí, bueno, ganas tienes de prohibirle algo. Te recuerdo que todavía no es tu esposa, hasta mañana. Y aunque ya fuera tu esposa, no puedes prohibirle nada. Así que si me permites, yo me llevo a esta muñeca— interrumpió Rosaura 

—no juegues conmigo Rosaura, nunca me has visto enfadados. Y te puedo asegurar que una vez enojado nadie me para... Ya dije, nada de strippers— amenace

—hay no me amenaces. Además, las despedidas de solteros son precisamente eso, una despedida. Entonces no pasa nada si se divierte con algún otro hombre, al fin y al cabo se la va a pasar solo contigo después de eso—

—ya tranquilos, no se pongan a discutir por algo tan insignificante—

—¡insignificante!— bufe —por Dios, quieren que mires desnudos a otros hombres que no son tu marido—

—prometido— aclaro Mónica

—marido, ya solo faltan unas horas—

—sí, pero todavía no lo eres— dijo Rosaura. Ellas estaban divertidas con esta situación. Yo era el único molesto ahí. Como sabia que ellas no iban a entrar en razón me dirigí a mi niña.

—mi niña, por favor, no vallas con ellas. Quedémonos aquí, solos, los dos, juntos, acurrucados en la cama. Si quieres mando traer pizzas y ponemos una película de esas que tanto te gustan, de comedia ¿si mi vida?— ya estaba arrodillado enfrente de ella.

—¡hay pero que barbero eres! Además, el plan que tengo yo en mente es mucho mejor que eso—

—ningún plan puede estar mejor que estar contigo, acurrucados, viendo una película— dijo Isabel, yo sonreí y me levante satisfecho, contento, victoriosos.

—¿ves? ella si es una mujer sensata.— mire arrogante hacia las chicas. Hasta sentí ganas de sacarles la lengua.— Gracias mi amor, vamos a tener la mejor noche de despedida de solteros juntos, solo tú y yo.—

Mis Mejores MilagrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora