⁰⁵× 𝖄𝖔𝖚 𝖙𝖚𝖗𝖓 𝖒𝖊 𝖔𝖓

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•𝕸𝖆𝖗𝖎𝖓𝖊𝖙𝖙𝖊

Una vez que estuve lo suficientemente lejos de él, toque mis mejillas y estás estaban un poquito calientes por el sonrojo que me había provocado, estúpido rubio.

Dejando de un poco de la eso, en serio, pero de verdad que en serio odiaba a los tipos como el rubio de  segundos atrás, personas que se creen superiores a otros.

Hijos de papi y mami que creen merecer todo lo mejor del mundo o tener todo lo que se les plazca y quieran, que todo el jodido mundo esta para servirles y a la espera de cualquier capricho que se les ocurra para ser cumplido y no, no eran para nada así las cosas.

Este rubio solo era otro gilipollas más del montón que ya existían.

Cómo me tocaban los ovarios ese tipo de personas, sin embargo y muy a mi pesar, tenía que ser responsable con el favor que mi tía me había pedido y actuar como una verdadera adulta.

Sobre todo en este tipo de situaciones.

Suspiré un par de veces y trate de eliminar el reciente sonrojo que se había instalado en mis mejillas, para actuar lo más normal que pudiera.

Me dí la media vuelta y caminé de regreso por dónde había venido, visualizando a lo lejos como aquél idiota seguía en sentado en el mismo lugar.

Solo que ahora lo que hacía la diferencia es que estaba hecho un completo desastre, después de todo le había vaciado por completo en la cabeza mi delicioso café que ni siquiera tuve el tiempo de disfrutar como era debido.

Y todo por su pésima actitud y que se las dé de machito, en fin.

Removí mi cabeza para salir de mis pensamientos o por lo menos ahuyentarlos lo necesario.

Cuando llegue frente a él, tome de entre las cosas de mi bolso un pañuelo de tela que siempre cargaba, por cualquier asunto que surgiera y llegará a necesitarlo.

Se lo extendí con una de mis manos y bajo su atenta mirada, se dispuso a tomarlo.

—Para que te limpies un poco el rostro del café que te lancé hace minutos.- No dijo nada, ni siquiera un mísero “gracias”, para el colmo.

Sus verdes ojos no sé despegaban de mi persona y eso comenzaba a ponerme nerviosa de nuevo, me tuve que obligar a apartar la mirada de su rostro, o de él en general.

—Apúrate, todavía tengo que mostrarte todas las área del internado y ya es algo tarde.- Solté con el mejor tono de voz que se me prestaba para el momento.—Además de que quiero llegar cuánto antes a mi dormitorio.

—¿Es así como le dan la bienvenida a todos los nuevos alumnos?.- Preguntó mientras pasaba la tela del pañuelo por su frente hasta bajar a sus ojos que se cerraron por unos segundos.

—No, claro que no.- Respondí firme.—Solo a los idiotas y estúpidos como tú, a ese tipo de personas créeme que sí.- Sonreí con suficiencia—Anda, levántate de ahí y sígueme que me urge acabar con todo este show.

—Sí, como sea.- Se puso de pie y...

¡Joder!

La diferencia de estaturas era más que evidente para todo aquel que nos viera.

En lo personal no me consideraba una persona bajita, puesto que media el metro con sesenta y cinco centímetros, una medida normal si me considero que soy mujer pero este gorila que tenía frente a mis ojos, por lo menos debía medir más del metro con ochenta, fácil podría asegurar que media el metro con noventa o llegaba a eso.

Desde mi posición pude visualizar mejor las facciones de su rostro, cabello rubio con leves ondulaciones en el, ojos tan verdes como un par de esmeraldas, mandíbula definida, su  nariz era un poco grande sin embargo le quedaba muy bien a su rostro, sus orejas parece que habían sido perforadas y pase a sus labios como último destino.

•||+¹⁸ᴀᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ||• 𝕻𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖙𝖎𝖈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora