21. Ya te veo

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"GIA"
-H-Hola.-Murmuré.
-Gia.-Oí desde la otra línea.
-Logan.
Después de nombrar su nombre hubo un silencio incómodo. No sabía cómo expresarme. Ninguno de mis pensamientos eran claros.
-¿Vas a decir algo?-Preguntó con tono frío.
-L-Logan, y-yo...-Suspiré.-No es fácil de explicar, pero te mereces una explicación. Nathan, es, bueno... Realmente no sé lo que me pasa con él. Ni si quiera sé lo qué somos nosotros.
-Yo tampoco, ya no sé quién eres.-Dijo áspero.
-Logan, yo, no sé que hacer.-Admití.
-No voy a echarte nada en cara porque sé perfectamente que lo que tienes con Nathan no es nada. Solo quieres llamar mi atención, como siempre. Bien, lo admito, me has puesto celoso, ya puedes dejar de restregarte con él.
-Nathan no es nada-Intenté decir.-Él y yo...
-En serio crees que ese chico siente algo por ti.-Me interrumpió.-Solo quiere un polvo contigo.

Sus palabras me confundieron todavía más. Y sí era verdad, y sí estaba actuando involuntariamente de esa manera. Mis inseguridades se dispararon por completo. Y sí solo quería llevarme a su cama.

-Te quedas callada.-Soltó.-Eso es porque tengo razón y tú lo sabes. Haz lo que quieras en París, pero atente a las consecuencias.

Colgó.

Las dudas me empezaron a venir. Las ganas de ir a la gala empezaron a disminuir. Y sí era mejor no volver a verle y ponerle un final.
-¡Gia!-Era Salena entrando por la puerta de mi habitación.
-Ey.-Dije sorprendida.
-¿Qué te pasa?-Dijo mirándome, seguidamente vio mi teléfono en la mano y entonces dedujo por sí sola lo que me pasaba.-Puto Logan. ¿Qué es lo que te ha dicho ahora?
-Él...-Susurré.-Y sí tiene razón, y si Nathan solo me quiere para un polvo. En realidad no le conozco de nada. Es un extraño y ...
-Cállate.-Me ordenó.-Bórrate ahora mismo todos esos "y sí...". No es tan difícil ver lo que ambos sentís por el otro. Es mutuo, Gia. Deja de pensar en sí algo sale mal. Vive el momento, arriésgate. Ambas sabemos que en este caso si que merece la pena arriesgarse.
Asentí tímidamente, y ella me guiñó un ojo.

Las palabras de mi amiga calmaron un poco mi cabeza pero para mí era imposible no imaginarme todas las cosas que pueden salir mal. Es como un don, aunque no sé si a eso se le puede llamar "don".

*Domingo, 18:00 de la tarde*

"NATHAN"
-¿Tú crees qué vendrá?-Pregunté.
-Claro que sí.-Aseguró Adrienne.
-Tengo muchas ganas de verla.-Admití.-Pero y sí no viene...
-Anda, cállate ya y vete al hotel a ponerte guapo.
Se giró y me hizo una mueca de burla, solté una risa nerviosa. La hice caso y llamé a mi chófer para que me viniera a buscar.
-Ya me contarás, y deja de estar nervioso que se te nota con solo mirarte.-Dijo entre risas.
Puse los ojos en blanco y seguidamente, la abracé.
-Adiós Romeo.

"GIA"
-¿Tú crees qué me estará esperando?-Dije con voz temblorosa.
-Tú eres tonta.-Soltó Salena.
-Es obvio que sí.-Respondió Maya.
Salena se encargaba de peinarme, estaba haciéndome unas ondas en el resto del pelo ya que me había hecho un recogido para dar un toque más elegante; este acababa en un trenza de espiga. Mientras, Maya elegía los accesorios que iba a ponerme.
-Estos. Decidido.-Dijo Maya a la vez que me los enseñaba.
Los pendientes eran dos círculos que caían y terminaban con otros tres pequeños círculos colgando de el segundo, eran color rose gold. Después me escogió una pulsera muy fina, también a juego con los pendientes. No iba a llevar nada en el cuello ya que sino quedaría demasiado sobrecargado. Escogí unas sandalias blancas altas, con el tacón de aguja y su correa, en vez de ser una sola tira, eran dos; una más suelta que la otra. Todo estaba saliendo bien. Hice un maquillaje natural y poco cargado. Para los ojos escogí sombras color nude y en el párpado puse una sombra blanca con purpurina para resaltar mi ojo. También me apliqué highlighter, colorete, rímel, y los labios a juego con los ojos.
Salena terminó con mi pelo así que solo faltaba ponerme el vestido. Aquel vestido lo había diseñado yo, me hacía muchísima ilusión. Era el momento perfecto para estrenarlo.
-Estás guapísima.-Dijeron mis dos amigas.
-Gracias, a las dos.-Dije agradecida.
-Calla y posa.-Dijo Salena ala vez que cogía mi móvil para hacerme fotos.
Salieron algunas bastante bonitas.
-Toca selfie.-Dije.
Nos hicimos unas cuantas fotos, algunas de ellas salíamos haciendo el tonto, por no decir en todas.
-Os quiero.-Solté.
Las dos me dieron un abrazo sin pegarse mucho a mí para no macharme o estropearme nada.
-Coge el bolso.-Dijo Salena.
Cogí mi bolso de Saint Laurent blanco y lo abrí para meter mi pintalabios, cartera, etc.
-¿Llevas todo?-Preguntó Maya.
-Lo llevo todo.-Afirmé.
-Pues vete ya, quedan 5 minutos para que sean las siete y media, y ya sabes que no le gusta la gente impuntual.-Dijo Salena.
Respiré hondo y asentí.
Me acompañaron hasta el ascensor y se despidieron de mí. Intentaron tranquilizarme pero era imposible.
En mi vida había estado así de nerviosa, las piernas me temblaban y los latidos de mi corazón retumbaban en mi cabeza.
Mi mirada se alzó al ver cómo las puertas del ascensor se abrían.

Espérame en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora