20. Necesito verte

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"GIA"
Pasé toda la noche llorando y recordando.

Recordé todas las sonrisas que Nathan me había sacado en tan poco tiempo, recordé esos besos...Besos de verdad.

Me sentía culpable, sabía que le había hecho daño. Pude ver en mi cabeza la última mirada de Nathan, estaba llena de dolor.
Todo era culpa mía. Yo era la culpable.

"NATHAN"
Salí de mi habitación con la mirada fija al suelo, reprimí las ganas de ir a la puerta de Gia y llama r a golpes hasta que me abriera. Quería verla, ver sus ojos.
Me monté en el coche.
-A casa de Adrienne.-Ordené al chófer.
Llegué después de unos 10 minutos. Adrienne me abrió desde el telefonillo y seguidamente la puerta de su apartamento.
Su piso no era muy grande, tenía lo necesario aunque estaba bastante desordenado.
-Lo siento.-Me decía mientras que iba recogiendo cosas a la vez que avanzábamos hacia el salón.-No tengo mucho tiempo para limpiar y...
-Da igual.-La interrumpí y me desplomé en el sofá.
Se sentó a mi lado, y me miró.
-Se ha terminado.-Dije fríamente.
-¿Qué ha pasado?
-Tiene novio.-Miré a mi amiga para ver que cara ponía y vi como abría la boca para decir algo pero no dijo nada.
-Tiene novio y se ha estado restregando con un tío.-Paré y apreté los nudillos.-Me ha dado falsas esperanzas.

En cuanto dije eso noté como algo se me rompía dentro. Sentí dolor pero también rabia.

-¿Pero dejaste qué al menos se explicará?-Preguntó seria.
Y entonces todo el dolor salió por mi boca en forma ira y rabia.
-¡Cómo voy a dejar qué se explicará! Joder.-Seguí.-¡Lo único qué he hecho ha sido ayudarla!
Me levanté de golpe del sofá y me llevé las manos a la cabeza.
-Tranquilízate.-Dijo Adrienne mientras intentaba serenarme.
-¡No!-Grité.-Me abrí a ella, quería gustarle de verdad pero ya veo que yo y el amor no pegamos juntos. A la mierda, que la den.
-Nathan, a veces el amor no es tan fácil, porque la primera vez no haya salido como esperabas no por eso tienes que rendirte. El amor es difícil de entender pero hay algunas personas que te hacen verlo tan fácil...-Suspiró.
-Gia.-Musité.-Ella me hacia verlo todo desde otro punto de vista.
Vi como al oír eso, la boca de Adrienne formaba una sonrisa.
-Nathan, siéntate.-Me ordenó.-Tengo que contarte algo.
La miré un poco confuso y me senté.
Me contó todo lo qué Maya le había contado sobre Logan, su supuesto novio. Al oír cómo le había tratado Logan a Gia, sentí rabia.
-"Cómo había sido capaz de dejar a Gia tirada, menudo cabrón."-Pensé.
Después me contó que Gia había actuado de esa forma porque pensó que Adrienne y yo teníamos algo al vernos entrar por el hotel.

La rabia se me disipó y solo pensé en aquellos gritos que le solté. Mierda.

-Todo ha sido un malentendido.-Dijo Adrienne.
-Mierda, tengo que ir a verla. Ya.-Dije mientras me ponía de pie e iba hacia la puerta.
Abrí la puerta pero antes me giré para darle un abrazo a Adrienne.
-Gracias.-La susurré.
-Es ella.-Afirmó.

Enseguida entendí el significado. Yo también sabía que era ella, lo supe desde el principio.

En cuanto llegué al hotel subí lo más deprisa posible. Aporreé la puerta de su habitación y paré cuando sentí como se abría.
Instantáneamente puse una sonrisa nerviosa pero esta desapareció al ver la cara de enfado de Salena.
-Déjame entrar, por favor.-Dije con prisas.
-¡Pero tú eres imbécil!-Exaltó.-¡Cómo voy a dejarte entrar!
-Salena no estoy para broncas, déjame verla.-Dije serio.
Ni siquiera se inmutó al oír mis palabras. Me empujó y cerró por detrás suya la puerta de la habitación.
-Eres un cabrón. ¡Cómo te atreves hacerle eso a Gia!-Me espetó.
-Todo ha sido un malentendido, déjame explicárselo.-Supliqué.
-Malentendido, dice.-Dijo a modo de burla.-Ya la has dejado muy claro que no quieres verla, pues ella tampoco. Déjala en paz.
-Salena, en serio, dejáme...-Me callé de inmediato al ver como la puerta se volvía abrir y con ella mis esperanzas por ver a Gia cruzar esa puerta.
No era ella.
-Salena deja de gritar.-Ordenó Maya.-Venga, entra.
-No, se va a enterar este gilipollas.-Gritó furiosa.
-Maya, déjame verla.-Supliqué desesperado.
Esta hizo una mueca de desaprobación al oírme, a la vez, empujó a su amiga hacia la habitación. Vi como la susurraba algo, a lo que esta asentía y se iba. Aunque antes de cerrar la puerta, me echó una mirada con bastante odio en ella.
Ni si quiera me inmuté.
-Nathan, deberías irte.-Dijo con un tono calmado.
-Maya, todo ha sido un malentendido, tú lo sabes.-Rogué.-Déjame explicárselo.
-Es tarde y por fin se ha dormido.-Comentó.
-Necesito verla.-Solté.
-Lo sé, y te prometo que la verás. Pero déjame explicárselo a mí y que ella decida que es lo que quiere hacer. ¿Vale?

No me convencía mucho su idea y tampoco no quería agobiar a Gia. Pero solo de imaginarme verla llorar me dolía, y más cuando todo esto era un gran malentendido.

-Vale.-Acabé cediendo.
-Buenas noches, Nathan.-Dijo Maya mientras se daba la vuelta para abrir la puerta.
-Buenas noches.-Dije.

Me fui hacia la habitación. Me tiré en la cama y saqué el móvil. Tenía 2 llamadas perdidas y dos mensajes. Una de las llamadas era de mi madre y la otra de Amelie, los otros dos mensajes también eran suyos.
Apagué el móvil, no tenía ganas de hablar con ella ni con nadie. Miré la hora, eran las cinco y media de la mañana.
Cerré los ojos. Al principio me costó dormirme, solo veía la cara de Gia al gritarla qué se fuese y qué no volviera nunca. Vi cómo la rompía por dentro con esas palabras.
Finalmente pude conciliar algo de sueño y me quedé dormido.

"MAYA"
En cuanto entré a la habitación pude ver la cara de enfado de Salena, enfrente mía.
-Tendrías que haberme dejado a mí.-Me reprochó.
No hice caso.
-Vete a la cama y duérmete, son las cinco y algo de la mañana.
-Se ha despertado, me ha oído.-Dijo con culpabilidad.
-No pasa nada.-Respondí.-Me quedaré con ella hasta que se duerma.
-Vale, si necesitas ayuda despiértame.
Asentí y me dirigí hacia la habitación de Gia. Al entrar, noté como los ojos de Gia estaban clavados en mí, ansiosos de saber qué había ocurrido.
-¿Ha venido, verdad?
-Sí.-Dije mientras me sentaba a los pies de la cama.
-No quiero verle, todavía no.-Soltó.
-Lo sé, se lo he dicho. Será mejor que te duermas.
-Sí.-Murmuró.-Una última cosa. ¿Sigue enfadado?
-No. Al contrario.-Respondí, mirándola a los ojos.
Sabía que quería que la contase qué era lo que Nathan había dicho pero ahora necesitaba dormir un poco. Mañana se lo contaría todo.
-Buenas noches.-Dijo cabizbaja.
-Descansa.

"GIA"
Los rayos de luz qué atravesaban la cortina, me despertaron. Cogí mi teléfono de la mesilla y miré la hora, eran las 12 de la mañana. Me estiré y me fui hacia el baño. Después de cepillarme el pelo y lavarme la cara, me dirigí hacia la puerta de mi habitación. Antes de abrirla, me detuve y cogí aire. En cuanto la abrí, Salena y Maya estaban sentadas en el sofá. Las dos me siguieron con la mirada hasta que me senté.
-¿Qué tal has dormido?-Preguntó Salena.
-Bien.
Hubo un silencio incómodo.
-Salena, baja a por el desayuno y mientras tanto, habló con Gia.-Dijo Maya.
-Vale.-Contestó Salena.
Al pasar por mi lado, me apretujó el hombro y me guiñó el ojo. Seguidamente pude oír el sonido de la puerta cerrándose.
-Gia, todo esto ha sido un grave malentendido.-Empezó a decir Maya.
-Nathan y Adrienne están juntos, ya está.-Dije cortante.-No es ningún malentendido.
-Te equivocas.-Dijo negando con la cabeza.
-Les vi, les vi abrazados. Estaban muy juntos, y los besos en la mejilla y...-No pude terminar la frase.
-Son mejores amigos, Gia.-Soltó.
Al oírlo, casi me atraganto.
-"Mierda. Bailé con el tío ese delante de Nathan, solo para devolvérsela."-Pensé.
-Llevan siéndolo desde el instituto pero se distanciaron por el accidente.-Dijo Maya.
-¿Q-Qué accidente?
-La novia de Nathan, Corinna. Murió en el accidente. La atropellaron delante de él.-Respondió.

El sentimiento de culpa empezó a agrandarse. Nathan había intentado conocerme y yo, en cambio, se lo he devuelto así.

-Y-Yo no lo sabía.-Tartamudeé.-He actuado como una niña, soy horrible.
-Gia, no es tu culpa.-Dijo mientras se acercaba a mí.
-Sí, claro que lo es.-Dije, cerrando los puños.-Le he hecho daño, lo supe en cuanto le miré a los ojos. Y ahora...Ahora ya no querrá ni verme, después de lo que le he hecho.
-Claro que sí.-Dijo Maya.-Ayer vino porque quería verte.
-¿Enserio?-La mire incrédula.
Maya asintió y mi boca formó una enorme sonrisa.

Él quiere verme. No todo está perdido. Tengo que pedirle perdón. Tengo que verle.

-Tengo que ira verle y...-Mi boca se paralizó al recordar que Logan me llamó.
-¿Qué pasa? Te has quedado muda.-Dijo preocupada, Maya.
-Logan.-Dije.- Él me llamó, sabe lo de Nathan. Tengo que hablar con él primero.
-Él no se merece una mierda.-Espetó Maya.
-Lo sé, pero no quiero más malentendidos. No quiero más secretos.
-Entiendo.-Masculló Maya.
-Voy a llamarle.
Me levanté del sofá, y empecé a marcar su teléfono.

Espérame en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora