5. Esa colonia

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"GIA"

En cuanto le vi, mi cuerpo se movió por inercia. En poco segundos ya tenía mi cara contra su pecho; podía oler ese perfume de Calvin Klein, ese que tantas veces había tenido impregnado en mi cuerpo...
-Ya veo que no puedes estar ni 24h sin mí.-Dijo burlándose de mí.
-Lo dice el que se presenta a una fiesta a la que ni si quiera le han invitado.-Alcé las cejas.
-Vale, tú ganas.-Me agarró más fuerte de la cintura.-Pero no me niegues que no querías verme.
-Mmmmm... Supongo que te tendrás que quedar con esa duda.
-¿Algo podré hacer para qué me lo digas, no?-Me susurró. 
De inmediato, mi cuerpo tembló y tuve que reprimir ese deseo fugaz de besarle ahí mismo.
-¡Oye!-Grito Salena.-Que no solo estáis vosotros dos en la fiesta.
Me acerqué a ella y la di un codazo.
-¿Qué pasa, te has puesto envidiosa?-Bromeé.
-Solo un poco...-Puso los ojos en blanco y gritó.- Bueno, ¡qué empiece la fiesta!

Pasaron las horas, y de un momento a otro ya eran las 3 de la mañana, pero la fiesta seguía con la misma energía que al principio.

-Pues eso chicos.-Tragó saliva.-Nunca peleéis conmigo por un bolso que esta en rebajas, o acabaréis como aquella abuela.
Salena llevaba media hora contándoos la historia de su pelea con una señora mayor por un bolso en rebajas.
Salena quería el bolso pero la señora lo había cogido antes, y como Salena es una cabezota, tiró del bolso y la señora tuvo que soltarlo por el golpe de Salena. Salena empezó a correr por los pasillos, y dejó a la pobre señora tirada en el suelo.
De repente se levantó del sofá,  y gritó.
-¡Venga Gia!-Me cogió del brazo y tiró de mí, en dirección a la cocina.-Tengo sed, necesito un poco de vodka.
-Salena, creo que es mejor que te tomes agua.
-¡No!-Sacó un vaso y empezó a echar el Vodka.-Déjame disfrutar un poco, me voy a bailar, y tú debería disfrutar un poco más, que te veo muy parada.... Adióssssssss.
Quise agarrarla pero se perdió entre la gente.
Suspiré, quería desaparecer un poco de la fiesta. Me empezaba a doler la cabeza.
Me dirigí hacia el baño; tenía que lavarme la cara, estaba empezando a subirme la ginebra que me había bebido hace media hora. Mientras recorría el pasillo de la segunda planta, vi una sombra en una habitación; esta abrió la puerta del balcón y se quedó mirando hacia las luces de Nueva York.
Entré sin pensármelo dos veces, y entonces me di cuenta de quien era; esa colonia...
Me puse de puntillas y le tapé los ojos.
-¿Quién soy?-Le susurré.
-Por esa colonia de vainilla, y el hecho de que hayas tenido que ponerte de puntillas para taparme los ojos.-Tomó aire.-Eres mi madre.
Le quité las manos y me aguanté la risa. Dije con voz más grave.
-Exacto, y ahora...-Le di una pequeña colleja en el cuello.-Logan, vete a tu habitación, estás castigado por no haber llegado a las 21pm a casa. Te dije que estuvieras pronto.
-Pero mamá.-Se giró y me hizo pucheros.-Todavía no ha venido Gia, llevo 30 minutos esperándola. Pero sé que vendrá a verme.
-¿Llevas 30 minutos aquí?-Dije sorprendida.
-31 minutos.-Corrigió.-Estaba esperándote.
Me pegó contra su pecho, y me dio un beso suave en la cabeza.
-Gia, quiero volver a ser tuyo.-Dijo muy lentamente.
Las rodillas me temblaban, y el corazón estaba apunto de salírseme.
Por fin, por fin estaba con él.
Sentía mi corazón; sentía en él felicidad. Pero mi cabeza... Mi cabeza se negaba rotundamente.

La última vez hice caso a mi corazón, y acabó roto.
Esta vez merecía darle una oportunidad a mi cabeza.
Necesitaba más tiempo.
Eché un pequeño suspiró, y dejé que mi impulsividad se apoderase de mí.
Tenía ganas de él.

Me despegué de su pecho, y le besé .
Fue un beso excitante, acalorado, lleno de antiguas emociones; entre ellas, el dolor.
Abrí mi boca para que su lengua tuviese una entrada.
Me agarró por los muslos y me llevó hacia la cama. Caímos juntos, y él tuvo cuidado de no aplastarme en la caída.
La ropa era un obstáculo, y esta noche nada iba a impedirme aquello que tanto quería.
Le quite deprisa la camisa, a la vez que él me bajaba la cremallera del vestido.
Hubo un instante de silencio. Nuestras miradas se juntaron. Podía ver dentro de aquellos ojos. Podía ver su arrepentimiento, y él podía ver mi dolor. Me habría gustado mantener más aquella mirada, pero no quería volver a perderme en esos ojos, en esos sentimientos.
Volví a juntar sus labios con los míos.
Acabé sin ropa, y él igual.
Buscó un condón en sus pantalones y paró.
-¿Estás segura?-Asentí.-Después no quiero arrepentimientos.
Abrí el envoltorio y se lo tendí en la mano.
-O me follas, o me voy.
-No te voy a follar.-Dijo seriamente.-Te voy a hacer el amor. Son dos cosas muy distintas.

Yo solo quería un polvo, con algún sentimiento de por medio; pero nada más.
No quería charlas. Solo quería volver sentirle dentro de mí. Echaba de menos aquello. Me daba igual si él quería hacerme el amor o solo quería follarme.
El alcohol empezaba a hacerme efecto. Y no estaba en situación de empezar una conversación sentimental.

Le cerré la boca con un beso; con eso le despisté un poco, y así aproveché para cogerle su erección y meterla.
Oí su gemido, y él oyó el mío.
Esa noche, él era mío, y yo, toda suya.

Me desperté de golpe, intenté moverme pero me di cuenta de que tenía el brazo de Logan encima mía. Le aparté suavemente y cogí el móvil. Eran las 8am y me acordaba de absolutamente todo. Solo tenía un pequeño dolor de cabeza, pero me acordaba de la fiesta, de la gente que había, de los besos de Logan, de sus embestidas... De todo.
Agarré la camiseta de Logan y me la puse por encima. No oía nada de ruido en la planta de bajo así que supuse que la gente se había ido. Miré un momento hacia la cama y vi a Logan. "Le quiero, mucho"; sonó en mi cabeza, pero entonces pensé, "Todavía no estoy preparada para volver a lo de antes". Sacudí mi cabeza para dejar de pensar y cerré la puerta.

Bajé por las escaleras, y me preparé un café. Conocía bien la casa de Marc, así que sabía donde guardaba las cosas. 
-¡Eh, tú!-Gritó alguien.-Eres una intrusa. Deja de robarme mi café.
Me giré hacia la persona; la cuál era Marc, conocería su voz centre mil personas.
-La intrusa te ha hecho café.-Puse una mueca de burla.
-Entonces cambio el plan.-Dijo mientras cogía la taza de café.- Me tomó mi café, me cuentas tu noche con tu amiguito Logan, y después, llamo a la policía.
-Sube tú, y que te lo cuente él.
-Si subo le partiré la cara.-Bebió un trago de su café y dijo.-Todavía le debo un puñetazo por todo lo que te hizo, ayer no se lo di porque era tu día pero hoy no lo es.
-Vale vale, te lo cuento.-Me acerqué a él y le supliqué, vacilando.-Pero no le rompas la cara que es la mejor parte.
-Lo tendré que pensar.
-Supongo que ya sabes más o menos qué pasó.  Nos acostamos.
-Dame más detalles.
-Pues me dio besos por el cuello, me la metió va....
No pude terminar la frase porque me tapó la boca.
-Eso detalles no Gia.-Me quitó la mano de la boca.-Por ejemplo, quiero saber porqué te acostaste con él.
-Porque quería.-Me miró con cara rara, así que acabe diciéndole la verdad.- Pues porque le necesitaba, necesitaba tenerle en ese momento. Le echaba de menos, además estaba borracha, pero sabía lo que hacía. Pensé que era el mejor momento, ya que mañana me voy a París.
-Pero volverás, y tendrás que hablar con él, antes o después.
-Lo sé, pero quería divertirme un poco.
-Quiero lo mejor para ti, y tienes que saber que puede que ese "mejor", no sea con él.
No dije nada, solo le abracé. Tenía razón, pero nunca me había replanteado estar con otro chico; no después de todo lo que me hizo sentir Logan.
-Por cierto, sabes algo de Salena.
Me aparté de inmediato, y millones de preguntas me cubrieron la mente. ¿Le había pasado algo?, ¿qué fue lo que hizo después de que yo me subiera con Logan?, ¿hizo alguna tontería de las suyas? Joder, tendría que haberme quedado con ella. Estaba muy borracha, y yo la dejé sola.
Paré de pensar cuando Marc me cogió la cara con las dos manos.
-Eh, ¡para! Sé que te estás echando la culpa a ti por haberte ido con Logan. Pero no, lo que pasó fue que su novio entró hecho una furia. Salena intentó hablar con él, pero estaba demasiado borracha para decir más de una frase, y eso hizo que Harry se cabrease más. Así que se la llevó de la fiesta. Fue sobre las 3.30am. Maya le mandó mensajes una media hora después, pero los mensajes parecían no llegarle y yo le he mandado uno hace unos minutos, pero siguen sin llegarle.

Rápidamente cogí mi móvil y me metí en la aplicación que tenemos Maya, Salena y yo para saber la ubicación de cada una. Prometimos usarlo en caso excepcionales, y este lo era.
Y si Salena estaba en algún sitio, tirada, sola. " No, por favor, que esté en su casa", me repetía a mi misma.
-Uff.-Suspiré.-Esta en su casa.
-Menos mal.-Dijo aliviado.
-Creo que iré a verla hoy, para ver si está bien. 
-Hazlo, y me dices.-Me miró e arriba a abajo.-Y vete a darte una ducha, que aunque siempre estés guapa, después de un sexo salvaje, hay que ducharse.
Nos reímos juntos, y le hice caso.

Espérame en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora