Discúlpate

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La puerta de tu habitación se abrió bruscamente.

"POR ESO TE DIJE QUE TE ALEJARAS DE LA VENTANA"

La chiquilla se reincorporó colocándose sobre sus rodillas arriba de la cama

"P-pero Dad-dy..."

"NO HAY PEROS ALIDA" Kuroo la interrumpió acercándose hacia ell, cuando la tuvo lo suficientemente cerca, tomó el cabello de su nuca y lo jalo haciendo que esta elevara la mirada "Cuando te doy una orden la tienes que cumplir"

"¡Lo hice!"

Wow, nunca le había hablado de esa forma a Daddy, no había sido necesario, pero ahora le parecía una injusticia que Kuroo se encontrara enojado por algo que no fue su culpa.

"Ah ¿ahora me vas a responder? ¿acaso eres tan malagradecida? ¿Quieres irte con los vecinos? anda, corre, yo no quiero tener a una niña tan mala como tú"

Una niña mala

Esa palabra aturdió su mente como eco, ella no era una niña mala, era buena y tenía buenas intenciones, pero si Daddy decía que era mala...

Entonces tenía que ser cierto.

"¡No quiero ser una niña mala Daddy!"

Kuroo, el cual se encontraba dándole la espalda, sonrió de lado complacido por lo fácil que era manipularla.

Siempre había sido fácil de manipular y eso le encantaba, pero las cosas se pusieron feas aquel día que se dio cuenta de su juego y eso no puede ocurrir nuevamente.

El trato silencioso de Daddy la estaba matando ¿Acaso no la escucha? ¿O la ignora? ¿Eso le pasa a todas las niñas malas?

¡No quiero ser una niña mala!

"¡Daddy por favor! Dime lo que tengo que hacer para dejar de ser una niña mala, te lo suplico"

Sus lagrimas comenzaron a bajar y sus cachetes se inflaban conforme a las fuertes respiradas que daba al sentir que le faltaba el aire.

Estaba triste, muy triste, necesitaba a Daddy.

"Y-yo... te necesito"

Esas palabras bastaron para que Kuroo se preocupara, el no veía las cosas como la pequeña Alida, para él decir que era una niña mala era el grado de una burla, pero se olvidaba de que para ella era lo peor que podían haberle dicho en la vida.

Todo porque así la había educado.

Por un momento se olvidó de lo frágil y dependiente que la había convertido.

Kuroo sabía que dependía de él, no le molestaba en lo absoluto, incluso era todo lo contrario, el día que dejara de depender de él sería el día en que muriera. No hay manera de que Alida se aleje de la vida de Daddy. Se juro a si mismo que incluso la buscaría en la vida siguiente a esta.

"Tienes que ponerte de rodillas y pedir perdón muñeca"

Nunca antes había tenido que hacer eso, siempre fue muy obediente por lo tanto el pelinegro nunca le exigió que pidiera perdón.

Pero hoy sería el primer y último día, no volvería a hacer sentir mal ni a hablarle de esa forma a Daddy

Sin rechistar la pequeña bajo de la cama y rápidamente se coloco de rodillas llevando ambas manos a su pecho.

El pelinegro se giró colocándose frente a ella.

Desde el ángulo en el que se encontraba la chica, Kuroo se veía muy grande e intimidante.

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