DOS.

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—¿A qué se refiere con hombre de compañía? ¿Y de qué privilegios habla? Además yo no sé bailar—Jisoo cuestionó confundido, pues aunque la oferta sonaba altamente tentadora, no podía simplemente aceptar si no sabía en realidad en qué consistía su trabajo.

El hombre rió ante la inocencia del chico, pero aún así, procedió a explicar con amabilidad—Escucha, hijo, es cierto que a este lugar vienen hombres cansados luego de una jornada intensa de trabajo y lo único que quieren es distraerse tomando una bebida, pero esa no es la principal razón del por qué tengo tantos clientes aquí. Más bien, se debe a que ellos quieren relajarse con otra cosa, con alguien. Pasar el rato con chicos lindos y complacientes dispuestos a cumplir sus fantasías. Ya sabes, desde un espectáculo con bailes sensuales, hasta una noche de sexo intenso. ¿Sí sabes a lo que me refiero?

Nuevamente, aquella expresión sorprendida invadió los ojos del chico. Por supuesto que sospechaba de qué se trataba ese empleo, pero escucharlo tan directamente era extraño, incómodo.

No lo pensó dos veces antes de negar con la cabeza. Podía ser que necesitase el empleo, pero no a ese extremo.

—Agrdezco la oferta, señor, pero no estoy interesado. En realidad yo vine por el puesto de barista y aunque no tengo experiencia en esto, estoy dispuesto a esforzarme por aprender lo más rápido posible.

—Es que te digo que te conviene más mi segunda oferta. Lo digo en serio, como barista te iría bien, pero como hombre de compañía podrías ser superior a muchos.

—Entonces me temo que no puedo trabajar aquí. Aún así, agradezco su tiempo, señor. Con permiso.

Dicho aquello, dió media vuelta dispuesto a alejarse con otra decepción más; no obstante, el hombre se encargó de impedirlo una vez más al pronunciar su nombre.

—Escucha, Jisoo. Te diré una cosa, tú lo tienes todo: juventud, energía, belleza. Son tres cualidades que muchos desean pero que no pueden tener. Tú fácilmente podrías obtener lo que quieras con ellas pero hay algo que te impide hacerlo, y es que vienes de los barrios bajos de Seul.—Dijo sin el más mínimo rastro de compasión, y antes de que Jisoo pudiese preguntar cómo era que sabía eso, el hombre se encargó de aclararlo.—Ni siquiera tengo que preguntártelo, lo sé por la forma en la que vistes, por tu intento desesperado de conseguir un trabajo en lo que sea, por cómo te conformas con recibir un sueldo miserable a cambio de pesadas horas de trabajo. Nadie en su sano juicio aceptaría algo como eso, excepto un chico como tú que está desesperado por llevar algo de dinero a la casa. ¿Vives con tu abuela enferma? ¿Tienes hermanos pequeños que dependen de ti? Eso no importa, yo sé que estás en una situación difícil y que algo de dinero no te caería nada mal.
Y te lo voy a poner de una manera más sencilla para que consideres el por qué esto te conviene: trabajarías de diez de la noche a cuatro de la mañana ganando 117300 wones a la semana. Lo doble de lo que ganarías como barista. Eso sin tomar en cuenta las propinas que los clientes te den por tus servicios. ¿Y recuerdas los privilegios que mencioné?
Bueno, uno de ellos es que tú puedes elegir los cinco días que deseas trabajar a la semana, tienes derecho a salir con los clientes y además, muchos de ellos, si no es que la mayoría, son gente de negocios, con dinero, que no solo están dispuestos a pasar una noche contigo, sino que también pagarían por tenerte para ellos en un lugar más privado. Salidas, cenas de lujo, regalos costosos. Chicos como tú consiguen a los mejores empresarios.

—¿Trata de convencerme explicándome el por qué prostituirme es lo mejor que me podría pasar?

—Tomando en cuenta las precarias condiciones en las que probablemente vives, pues sí, creo que sí. Y tú sabes que no es ninguna mentira, esto te conviene a ti mejor que a nadie y yo sé que me conviene tenerte. Vi todas esas miradas sobre ti cuando apenas cruzaste las puertas de mi establecimiento. Si tú no me hubieras pedido empleo, yo mismo te lo hubiera ofrecido.

Luego de oír el discurso de aquel hombre de quien por cierto aún no conocía su nombre, Jisoo se puso a pensar en que de hecho, no se equivocaba. El dinero que iba a ganar era demasiado tentador, casi lo haría ver como un verdadero estúpido si no aceptaba.
Pero por otro lado pensaba en lo que dirían las personas de él si se enteraban. Jisoo no era muy famoso en el distrito, pero lo que lo conocían, sabían que era un chico noble, tranquilo, inteligente y tímido que jamás se vería metido en algún problema o en rumores polémicos. Pensó también en lo que diría su primo si se enteraba que su trabajo consistiría en acostarse con hombres aún cuando ni siquiera se conocía a sí mismo.
Pensó en lo que sentiría él mismo si dejaba que completos desconocidos tomaran su cuerpo como si de un objeto se tratase. Pensó en los peligros, en las enfermedades, en todo lo malo que conllevaba un trabajo como ese.

El hombre frente a él pareció casi leer su mente, aunque no era difícil saber lo que pensaba debido a su mirada llena de angustia y sus manos sudorosas que no podían mantenerse quietas.

—Sé lo que piensas, probablemente creas que aquí vas a ser maltratado porque los clientes pagan por un servicio, pero mi negocio no funciona así. Yo también tengo poder, el suficiente como para imponer respeto y cuidar a mis empleados. Aquí nadie hace nada sin que yo lo diga, así que tú dime hasta dónde estás dispuesto a llegar y yo les los haré saber a ellos cada que quieran verte. Que te quede claro que yo no obligo a nadie, si te quieres quedar, hazlo y si no te convence entonces puedes aceptar ser barista o irte por dónde llegaste. Pero estarías dejando ir mucho. Sabes que te conviene.

Una vez más, Jisoo miró al suelo mientras pensaba. Ahora, con lo que acababa de escuchar, la oferta se volvía más tentadora. No tendría que ser tocado por tipos desconocidos sin su consentimiento y además le pagarían por aprender a bailar o lo que sea que hicieran en ese trabajo. Pensó que, si obtenía ese sueldo, podía fácilmente comprar comida al menos un poco decente para toda la semana e incluso ayudar a Wonwoo a comprar un nuevo televisor o ropa más presentable. Todo sonaba tentador, desde cualquier lado que lo mirase.

—Si no dejo que nadie me toque, no creo que le convenga tenerme trabajando aquí.—Expresó en un último intento por zafarse de esa situación.

—¿Con alguien con tu cara y cuerpo? Claro que me conviene. Muchos empiezan como tú, tímidos y renuentes a dejar que los demás aprovechen lo que tienen, pero con el tiempo se fan cuenta de que no es tan malo y lo reafirman cuando cuentan el dinero de su bolsillo. Claramente, al aceptar este trabajo, aceptas también que vas a complacer a mis clientes así sea con un simple baile privado, un beso o unos cuantos roces, obviamente el pago es mayor si decides acostarte con ellos, pero eso ya es cosa tuya. Por ahora me interesa tenerte trabajando para mí, para que veas por qué esto nos conviene a los dos. En el momento en el que tú decidas irte, así sea el primer día, semana, mes o año, podrás hacerlo. A mí no me gusta tener a nadie aquí a la fuerza. ¿Entonces aceptas?

Jisoo lo pensó una vez más, aunque sabía que no tenía caso seguir dándole vueltas al asunto. Claro que quería el trabajo, pero el miedo aún no desaparecía y dudaba que sucediera pronto.
Aún así, pese a todas esas dudas y temores, asintió con lentitud sin ser capaz de mirar al hombre a los ojos, pero supo que éste sonrió cuando una ligera risa escapó de sus labios.

—Es la mejor decisión que pudiste haber tomado, Jisoo. Verás que pronto te acostumbrarás y esto será fácil para ti. Ahora puedes ir afuera y beber algo, yo invito. Mañana te quiero aquí a la hora establecida para explicarte todo con más detalle. Y Jisoo…

—¿Sí?

—Te vas a convertir en el chico más solicitado de este lugar. Eso te lo aseguro.

Jisoo dedicó una reverencia al hombre sin saber qué decir ante eso, y antes de que las cosas se tornaran aún más incómodas, abandonó la oficina de su ahora jefe y caminó a casa sin aceptar esa bebida. No sabía si lo que acababa de hacer estaba bien o si se arrepentiría al llegar a casa, pero no quería pensar en eso por el momento, lo único que sabía era que tenía un trabajo y eso significaba no seguir viviendo a costa del sueldo de su primo. Trataría de recordarse eso cada vez que quisiera desistir.









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DOUBLE LIFE 🖤 YoonHongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora