Capítulo 8

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Ariana

No entiendo por qué este chico se empeña en joderme la vida.

Tiempo después de hablar por llamada con Max, Camila me llamó feliz diciendo que gracias por no enojarme con su hermano, que era un idiota. No discutí eso.

Y ahí entendí que volvió a mentirle, dijo a Camila cosas que no eran. Luego de que colgué la llamada, quedé varios segundos imaginando que le golpeaba el bello rostro a Max, es que es un pendejo.

Tenía que enfrentarlo; no me gusta que me haga parte de sus mentiras.

Le escribí mientras me soltaba el cabello para atarlo mejor.

Max: "¿Por qué le mentiste a Camila?"

"Te voy a llamar, ¿vale?"

No me dejó responder cuando la llamada entró.

"¿Por qué le mentiste a Camila?" —pregunté directamente.

"No le mentí como tal. Realmente me iba a disculpar, solo que tú eres muy grosera e irritante," su tono era burlón.

"Perdóname la vida, todo fue mi culpa, ¿qué puedo hacer para que me disculpes, querido?" —comenté sarcástica.

No lo podía ver, pero estaba casi segura de que se estaba riendo.

"Te disculpo. Somos humanos y nos equivocamos."

"Te juro que eres muy insoportable. Hablamos."

"¿Podemos vernos?"

Me sorprendí y solo me quedé callada. No había ni un solo motivo para vernos, pero tengo curiosidad de saber la razón.

"¿Para qué quieres verme?" —contesté de mala gana.

"Es que eres muy irresistible, y estoy tan fascinado contigo," noté el sarcasmo.

"Te comprendo totalmente," seguí.

"Hablando en serio, necesito hablar contigo, ¿te parece mañana? Salgo de la cafetería a las 6:00, pero iré a las 7, necesito bañarme."

Mientras lo escuchaba, podía notar que estaba bastante serio. Mi curiosidad estaba en descenso de saber qué quería hablar conmigo, y por otro lado, tenía muchas dudas; podía solo estar mintiendo. Tenía dos opciones:

Quedarme con las dudas.Salir de ellas.

Y como buena chismosa, desde luego, saldría de dudas.

"Te espero mañana en mi casa, si deseas," propuse.

"Eres muy coqueta," pude notar cómo se reía.

"Y tú muy imbécil. A las 7 puntual. Tengo cosas que hacer."

Iba a decir algo, pero colgué y lo dejé con la palabra en la boca. No tenía nada que hacer realmente, pero él es muy molesto y tengo que jugarle igual.

Aunque debo admitir que me ha dejado con la gran incógnita.

Tiempo después de matarme la cabeza intentando pensar qué me podría decir, tomé unas galletas y me fui a mi habitación a ver Garfield, mientras el sueño se apoderaba totalmente de mí.

Aquí íbamos nuevamente, otro día. Levantarse, ducharse y desayunar. Casi nunca me da hambre muy temprano, pero mi mamá me tenía advertida. "Si algún día te pasa algo, no tengas dudas de que no te voy a ir a ver."

Hoy necesito llegar más temprano; tengo que devolver algunos libros y tomar otros.

Disfruto muchísimo leer; me saca de mi realidad y me involucra en otra distinta que siempre me deja algo nuevo. Me gustan mucho los libros de dolor; acaban con mi estabilidad emocional.

Mi vuelta al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora