❝Gol D. Roger esperaba encontrarse en la otra vida después de su ejecución. En cambio, encontró a un niño de siete años con su sombrero de paja más preciado.❞
✧ Actualizaciones los Domingos.
✧ Está historia no es mía, le pertenece a "staryty" en ao3...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Garp siempre ha odiado a los piratas.
Hubo un tiempo en el que luchaba contra los piratas todo el tiempo, ya que el Nuevo Mundo estaba plagado de ellos. Los piratas de allí eran despiadados y malvados, dispuestos a matar a una persona cuando quisieran. Utilizaban malos métodos cuando asaltaban las islas, haciendo que la gente sintiera miedo. Desde que empezaron su vida de piratería, ignoraron la moral y se dejaron llevar por la codicia y la vanidad. Disfrutaban aterrorizando. Para ellos, todo era un juego. El fuerte gana la mano mientras los débiles perecen.
Los piratas eran personas enfermas que debían ser castigadas por sus crímenes. A Garp no le gustaba ver a la gente sufrir por su codicia. Así que se propuso convertirse en un marine que luchara contra la gente mala y se convirtiera en el pilar de la paz en este mundo.
Odiaba a los piratas, pero sólo había una excepción. Garp deseaba que todos los piratas fueran como él. Un hombre alegre que nunca quisiera conquistar el mundo, sino vivir libremente en el mar. Sin embargo, ese tipo de hombre era difícil de encontrar y poco común. Y eso era lo que hacía que Garp lo respetara.
La razón por la que Garp estaba pensando en piratas ahora, era porque estaba aburrido. Quería un oponente digno. Alguien que mereciera su tiempo. La mayoría de los piratas ahora eran en su mayoría novatos y fáciles de atrapar. Garp echaba de menos la acción que había sentido años atrás.
Suspiró y se dejó caer en su cómodo asiento. Su despacho era el normal que puede recibir cualquier vicealmirante de la marina. Tenía en sus manos unas galletas que seguía masticando. Mientras tanto, su forma de pasar el tiempo era comer. Después de todo, era bueno para su estómago.
Purupurupuru
Purupurupuru
Garp se metió rápidamente en la boca las cinco galletas que le quedaban. De un rápido mordisco, se las tragó enteras. Lamió las migas que quedaban en sus manos antes de responder al timbre de Den Den Mushi.
"¡Garp!" saludó Sengoku con un grito.
"Oh, sólo eres tú. ¿Cómo está tu cabra mascota? Le llevaré más hierba la próxima vez que me encuentre con ella". Garp se rió.
"Esto es serio". replicó Sengoku, con un tono cargado de impaciencia.
Garp sabía que cuando Sengoku usaba ese tipo de voz con él. Significaba malas noticias. A Garp no le gustaba eso, pero aun así, siguió escuchando mientras trataba de interesarse.
"¿Qué pasa ahora?" Preguntó Garp mientras golpeaba la mesa.
"Tienes que volver a la Isla Dawn". Dijo Sengoku, directo al grano. "¿Qué? Estuve allí hace un mes de vacaciones. Puedes enviar a otros oficiales cerca de..."
"Un impostor de Roger fue visto allí". Terminó Sengoku. "En tu casa, Garp".
Fue entonces cuando la sonrisa de Garp se desvaneció por completo.
